terremoto en twitter

Elon Musk inicia el despido del 50% de los empleados de Twitter y recibe de vuelta los discurso de odio

El multimillonario sudafricano compró la red social luego de un tortuoso proceso en el que caso fue demandado por retractarse tras haber pre acordado la adquisición. Ahora, obliga a trabajadores a dormir en la oficina y va a despedir a la mitad del personal.

Foto: Twitter / Elon Musk
Foto: Twitter / Elon Musk

Dormir en el piso de la oficina no suena como un gran plan, pero es a lo que están siendo obligados diversos empleados de Twitter que han tenido que trabajar largas jornadas desde que el multimillonario, Elon Musk, adquirió la empresa luego de un complicado proceso de compra-venta que casi termina en los tribunales.

Una empleada identificada como Esther Crawford fue vista durmiendo en el piso de la sede de Twitter, en San Francisco, California, en una fotografía que difundió Evan Jones, otro de los colaboradores de la compañía. Crawford, quien se desempeña como directora de administración de productos de la compañía, se ve detrás de unas sillas con un saco de dormir y una máscara para los ojos.

Curiosamente, Crawford retuiteó la imagen y dijo: “Cuando tu equipo se esfuerza las 24 horas del día para cumplir con los plazos, a veces tú #DuermesDondeTrabajas”. Ahora, los internautas están divididos sobre si ella estaba de acuerdo o no con esta situación.

El portal insider.com accedió a un mensaje interno a los trabajadores que decía que la expectativa es trabajar literalmente las 24 horas del día, los 7 días de la semana para cumplir con la fecha límite de Musk para una revisión del proceso de verificación de usuarios de Twitter. El informe dice que los trabajadores temen perder sus trabajos si no pueden completar el proyecto para el final de la semana.

El mismo Musk es apologista de este tipo de explotaciones laborales: él mismo llegó a dormir en el piso de una fábrica de Tesla en 2016 en una especie de “campamento”, detrás de su escritorio, cerca del final de la línea de ensamblaje de la fábrica de Tesla en Fremont, California, como publicaba el diario estadounidense New York Post por entonces.

La mitad a la calle

Elon Musk ya tiene su lista negra de despidos, y va a echar a la calle a, por lo menos, unos 3.700 empleados de los distintos departamentos que no sean advertidos por su visión empresarial como “valiosos”. 

Bloomberg e Insider accedieron a informaciones desde adentro de la empresa que dan cuenta que serán echadas de la red social todas esas personas que representan casi 50% de los 7.500 colaboradores y colaboradoras que tiene Twitter al día de hoy.

Adicionalmente, Musk va a eliminar la política de teletrabajo generalizado que permite que la fuerza laboral de la compañía pueda trabajar a distancia, sin verse obligados a completar sus tareas desde cualquier parte del mundo. Siguiendo su estilo controlador y anticuado, instaurará la presencialidad total y obligatoria, debiendo pasar al menos 40 horas por semana en sus escritorios de la oficina. Eso promedia 8 horas diarias en cinco días, pero el infame empresario dice no ser tan inflexible como se le percibe: después de esas 40 horas pueden hacer tanto teletrabajo como quieran, aseveró.

“Si no apareces en la oficina esas 40 horas, asumiremos que has renunciado”, se lee en una comunicación del flamante patrón.

Llegan los discursos de odio y se van las ganancias

Al llegar a Twitter, Musk trae de vuelta a miles de cuentas de personas que habían sido desterradas poco a poco en los últimos años, gracias a las políticas de la red social de cero tolerancia a los discurso de odio y las fake news.

El más sonado de los casos fue el del expresidente de los Estados Unidos, Donald Trump, que repitió hasta el hartazgo falsedades sobre supuestos fraudes electorales perpetrados en su contra que nunca existieron. Debido a su insistencia, el magnate neoyorquino fue suprimido permanentemente.

En la última semana, se ha visto un afloramiento de discursos de odio con mensajes antisemitas, racistas, xenófobos, homófobos y más, que hacen apología a la violencia contra estos y otros grupos poblacionales. Musk les prometió que, quienes hubiesen sido suspendidos por emitir estos mensajes, podrían volver sin más, porque se les había violado su derecho a la libertad de expresión.

Pero, mientras vuelven los tuits fascistas y discriminatorios por la puerta delantera, por la trasera se va el dinero: la empresa automotriz General Motors anunció esta semana que dejará de pautar en Twitter, causando pérdidas de millones de dólares, mientras que la marca de productos de cuidado personal L’Oréal anunció que tomará la misma decisión en el corto plazo.

El diario Financial Times dijo saber que una gran cantidad de empresas están listas para abandonar Twitter y re enfocar sus esfuerzos de marketing en otros lugares un poco más limpios de discursos de odio.

 

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