Riqueza

Plantean estructura tributaria para que el 1% de la población mundial no siga concentrando el 45% de la riqueza

El director Ejecutivo del Consejo de Comercio e Inversiones CARICOM - MERCOSUR embajador Prof. Lic. Nelson Simatovich, informó que una nueva y justa arquitectura tributaria internacional debería generar un equilibrio racional para que el 1% de la población mundial no siga concentrando el 45% de la riqueza mundial.

100mil

El Consejo de Comercio e Inversiones CARICOM – MERCOSUR (CCICAME), informó mediante su director Ejecutivo y embajador Prof. Lic. Nelson Simatovich, presentó un informe sobre el panorama de la economía y las finanzas globales, luego de la cumbre del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del grupo Banco Mundial (WBG), desarrolladas en Washington D.C.

La cumbre mundial de los líderes económicos tenía por consigna la recuperación post pandemia, bajo el eslogan: “Necesitamos una cooperación internacional vigorosa para acelerar la vacunación, respaldar la recuperación económica y la transformación”.

Luego de dicho encuentro anual “parece quedar por fuera el tema más importante en la actual agenda internacional, que es la nueva ingeniería tributaria internacional que se está negociando en un ámbito paralelo más reducido que es la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y es el Impuesto Mínimo Global a las Empresas Transnacionales (ETN’s)”.

“El acuerdo sobre la denominada ‘Tasa Mínima Global’ del 15 % a las empresas multinacionales, al que se acaba de llegar a iniciativa del Grupo de los 7 (G7), con el respaldo del Grupo de los 20 (G20) y negociado en el ámbito de la OCDE,  logró el respaldo de 136 países de los 140 participantes en la discusión que forman parte del llamado ‘marco inclusivo’, que abarca más del 90% del PIB mundial, que permitiría recaudar alrededor de 150.000 millones de dólares por año, según estimaciones primarias de la OCDE. Los cuatro que se abstuvieron fueron Kenia, Nigeria, Pakistán y Sri Lanka.

Se alega que dada la crisis económica producto de la pandemia “debe replantearse la persecución de los esquemas de evasión tributaria, en virtud del uso y abuso de los paraísos fiscales y de las fisuras de los regímenes nacionales de impuestos corporativos, hasta la fecha ha sido común que las principales empresas multinacionales puedan eludir el pago de impuestos por sus ganancias a nivel global, redireccionando sus beneficios hacia jurisdicciones de baja o nula fiscalidad”.

Por ejemplo, en Irlanda, sede fiscal de Google y Facebook, el impuesto corporativo “es apenas del 12,5%”.

El acuerdo “es producto de las grietas socio-económicas que ha dejado la pandemia en cada país pobre y no es el resultado de una sincera política internacional para hacer efectiva una tributación justa a cargo de las empresas más grandes del planeta, en favor de todas las naciones”. Por ello, la iniciativa acordada hasta el momento “no es ni cerca la más beneficiosa para los países de menor desarrollo, aunque la mayoría de estos lo apoyaron en las negociaciones en la OCDE”.

100 multinacionales

En principio, el acuerdo se limita a las 100 multinacionales más grandes del mundo, con ingresos superiores a 750 millones de euros anuales, a pesar de que la Unión Europea propuso abarcar unas 8.000 corporaciones globales, con ingresos de más de 750 millones de dólares. “Parece igual, pero no lo es y como consecuencia genera una decantación gigante de entidades potencialmente gravadas, casi una reducción del 90% del horizonte de transnacionales que deberían tributar, por tomar como referencia EE.UU. la cifra en euros y no en dólares, algo peculiar sin dudas”.

“Además de ser muy baja la tasa de tributación acordada del 15% de los beneficios de cada multinacional, porcentaje que contrasta con la tasa del 28%, a la que llegará EE.UU. este año 2021 y con la tasa media actual que rige en la U.E. del 23 %, la misma que alcanzaría el Reino Unido en el 2023”, indicó.

La Comisión Independiente para la Reforma de la Fiscalidad Internacional de las Corporaciones propuso una tasa mínima corporativa del 25%. “Esto deja en evidencia que la denominada tasa global se parece mucho más a las tasas de tributación blandas de los calificados como paraísos fiscales, con lo cual el acuerdo de la OCDE puede terminar validando el modelo de tributación del que se benefician en la actualidad las mayores corporaciones globales del planeta”.

Esta objeción se fortalece frente a la condición impuesta por EE.UU. para acordar la tasa mínima global, que impone que se derogue la denominada “Tasa Google”, aplicable por servicios digitales a los gigantes estadounidenses como Google, Apple, Facebook y Amazon, hoy aprobadas en países como España, Italia, Francia, Reino Unido y Australia.

Los acuerdos transitorios para eliminar la “Tasa Google” se están discutiendo con rapidez y EE.UU. espera que las conversaciones sobre los detalles de estos acuerdos, eviten el recurso de imponer “aranceles de represalia” en respuesta a los impuestos digitales de otros países.

“Algunas preguntas que aún no tienen respuestas, ya que el problema siempre surge en los detalles, aún no se sabe si esta Tasa Mínima Global se logrará implementar por diversos motivos, en principio porque como todo acuerdo internacional debe ser ratificado en cada Parlamento nacional y es difícil que el propio impulsor EE.UU. tenga las mayorías internas para aprobarlo en el Congreso, con lo cual sumado a todas las excepción y periodos transitorios que puedan existir para el cobro en el mundo, quizás ni siquiera llegue su aprobación en los países más importantes”, se indica en el informe.

Sin embargo, “ya estarán desmontados por algunos años los impuestos a los servicios digitales, que afectan a las grandes tecnológicas de origen estadounidense, lo que les permitirá mantener su status quo tributario como hasta el momento”.

Plantea la interrogante de por qué no se discutió este tema en la Asamblea de la ONU 2021, ni en la reunión FMI / WBG 2021.

“Al mismo tiempo cabe preguntarse ¿si esto en realidad busca combatir la competencia desleal que le atribuyen a ciertos países o territorio o jurisdicciones que se les etiqueta como paraíso fiscal?”

“Ya que la pregunta que deberíamos hacernos, ante la preocupación que genera la opacidad financiera internacional, es qué entendemos por paraíso fiscal? ¿Una jurisdicción que cobra poco o nulos impuestos a multinacionales?, ¿un territorio en el cual se pueden crear empresas, fideicomisos o fundaciones de papel, que esconden con testaferros o presta nombres, los grandes capitales ocultos de las personas más ricas y poderosas del planeta, en estos países que permiten tener inmunidad jurisdiccional, para resguardar los dividendos de actividades delictivas, poco licitas o actos de corrupción manifiesta?, se interroga en el informe.

“Ahora, ¿esto en realidad es un paraíso fiscal de multinacionales o son reductos donde los grandes saqueadores públicos y privados del planeta, encuentran toda la protección legal para poder esconder sus activos y grandes capitales, no solo de la tributación, sino también de la transparencia que implicaría tener que explicar cómo lo poseen y peor aún de donde y como lo obtuvieron?”

Nueva y justa arquitectura tributaria internacional

Por ello, “una justa nueva arquitectura tributaria internacional debería generar un equilibrio racional para que el 1% de la población mundial no siga concentrando el 45% de la riqueza mundial según cifras difundidas por la banca internacional en 2019. Sin dudas este número es mucho más alto e indignante”.

Quizás el verdadero objetivo internacional debería ser crear una tasa global administrada por una nueva agencia de la ONU en acuerdo con la INTERPOL,  el GAFI y la OCDE, la que deberían pagar los llamados paraísos fiscales, “ya que los mecanismos de ocultamiento seguirán existiendo y no parece razonable pensar en procurar desmantelarlos, ya que las grandes potencias que denuncian estos pequeños Estados y territorios van creando jurisdicciones en sus propias naciones que ofrecen estos mismo servicios de opacidad legal y financiera”

La propuesta debe sustentarse en dos pilares: sobre el total de sus depósitos de extranjeros, sin importar a quién pertenecen, que estos paraísos fiscales le trasladen este impuesto a sus depositantes como un impuesto bancario; y sobre un impuesto al patrimonio del valor real de todos los bienes registrados en empresas y/o fundaciones constituidas en esos paraísos fiscales, sin importar quién son esas personas jurídicas y sus bienes, estén donde estén en realidad”.

La cifra a recaudar “sería 100 veces mayor a la que proyecta la tasa global mínima de la OCDE y, además, se aplicaría a los verdaderos tenedores del capital mundial que no son empresas multinacionales, son personas físicas escondidas detrás de supuestas sociedades de papel que nunca tienen capital propio, pero sí son titulares de bienes inmuebles, muebles y depósitos bancarios en todo el mundo”.

“Ya que la empresas multinacionales desde hace años son las que registran el pasivo y el activo real se lo llevan sus propietarios, accionistas o gerenciadores, así cuando suceden las crisis económicas mundiales cíclicas muchas multinacionales se desploman y resulta insólito enterarse que sólo tenían deudas y nadie sabe dónde fueron a parar las ganancias”, se indica.

“En un mundo digital donde reina lo hibrido, es casi imposible pretender lograr atrapar lo intangible, ya que es cómo pretender retener una brisa de viento cerrando el puño de una mano”, expresó Simatovich en su informe.

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