MINISTERIO DE CULTURA

Crear un Ministerio de Cultura y Derechos Culturales no generará mayores gastos al país

El director nacional de Cultura, Sergio Mautone, expresó que consolidar un Ministerio de Cultura y Derechos Culturales significa “ordenar la institucionalidad ya existente, pero dispersa”, y no es un planteo que al país le signifique una inversión para la cual no está pronto, porque ya realiza la distribución de recursos.

Director nacional de Cultura, Sergio Mautone. Foto: Carlos Loria.
Director nacional de Cultura, Sergio Mautone. Foto: Carlos Loria.

En entrevista con LARED21, Mautone defendió la creación del Ministerio del Cultura y Derechos Culturales y dijo que el proyecto de Ley que dispone su instauración, y que se encuentra en el Parlamento, es una gran oportunidad que el país tiene de poder discutir a fondo el rol que la cultura debe ocupar desde el punto de vista institucional.

Por otro lado, resaltó el desafío que representa para Uruguay ser sede, en 2020, del Mercado de Industrias Creativas del Sur (MICSUR).

-El Poder Ejecutivo remitió al Parlamento el proyecto de Ley por el cual plantea la creación del Ministerio de Cultura y Derechos Culturales. ¿Por qué la necesidad de separar la cultura del actual Ministerio de Educación y Cultura?

-Porque la cultura, afortunadamente, se ha afianzado en nuestro país convirtiéndose en una dimensión fundamental.

La cultura debe consolidar su institucionalidad y fortalecer su voz dentro del funcionamiento dentro del Consejo de Ministros.

De igual modo que otras carteras ministeriales marcan rumbo, hoy la cultura también lo hace y es un factor sin el cual no podemos pensarnos y tenemos que avanzar en términos de institucionalidad.

Consolidar un Ministerio de Cultura y Derechos Culturales significa ordenar la institucionalidad ya existente, pero dispersa.

No es un planteo que al país le signifique una inversión para la cual no esté pronto, porque ya se realiza la inversión y la ha consolidado durante los últimos años.

Apuntamos a la consolidación de la organización de la institucionalidad, que en algún caso implica una redistribución del gasto y se convierta en una inversión redituable.

También se propone que sea un Ministerio de Derechos Culturales, porque defendemos la cultura como derecho fundamental.

Hemos venido trabajando para garantizar las condiciones de forma tal que ese derecho pueda ser ejercido. Hay que re consagrar el derecho y, además, actualizarlo de acuerdo a las nuevas tendencias.

Un elemento original es que entre los derechos que reconocemos (el derecho a la creación y disfrute de bienes y servicios culturales y a reconocerse dentro de su grupo cultural), se consagra el derecho al acceso a Internet como un derecho cultural. Sería una de las primeras leyes en contemplarlo y es una fuerte recomendación de organismos internacionales que Uruguay está en condiciones de consagrar, porque el ejercicio a ese derecho ya está en práctica en la medida que nuestro país ha tenido un gran desarrollo en materia de conectividad y accesibilidad a Internet, como oferta cultural.

-Usted hacía mención a que con la creación del Ministerio de Cultura y Derechos Culturales no se generará un mayor gasto. Desde el punto de vista edilicio, Cultura está separado de Educación. ¿Pero desde los recursos humanos, tampoco  implicaría mayor gasto?

-Cuando en su momento se expresó que crear un nuevo Ministerio no implicaba un mayor gasto, una ciudadana se manifestó muy molesta por considerar que el director de Cultura estaba hablando de inhibir gastos para cultura. No se trata de inhibir gastos para cultura, pero tampoco de generar mayores gastos al país.

Para asegurar esto, me apoyo en que hoy cultura ya está funcionando. Tenemos una unidad que es la Dirección Nacional de Cultura, un Ministerio en embrión, que tiene su presupuesto, su personal, quizás insuficiente, pero mal o bien está pudiendo llevar adelante una gestión.

De todos modos, dentro de la órbita del Ministerio de Educación y Cultura se encuentra el SODRE con sus auditorios, salas, elencos estables y escuelas. Eso ya está en funcionamiento y tiene su estructura y recursos humanos.

Existen otros ejemplos, tales como: la Unidad de Patrimonio, la Biblioteca Nacional, y el Archivo General de la Nación, que son unidades ejecutoras que están funcionando, tienen sus recursos. No habría que inventarlas, sino darles un orden institucional.

Asimismo, el proyecto de Ley establece que el nuevo Ministerio se nutrirá de todas estas unidades ejecutoras, sus presupuestos, recursos humanos e infraestructuras.

Sólo de la Dirección Nacional de Cultura dependen los museos de Educación y Cultura, que son 20 edificios.

En tal sentido, no hay mayores gastos y si bien hay que crear los cargos de ministro, subsecretario y director general, por otro lado dejará de existir el cargo de director nacional de Cultura. En este caso, el cargo que ocupo no tendría razón de ser dentro de una estructura ministerial.

Esto invita a reformular otras unidades dentro del Ministerio, con una adecuación de líneas de mando. El proyecto de Ley deja la puerta abierta para que el Poder Ejecutivo implemente el proceso de organización y transición de la nueva secretaría de Estado.

-El proyecto de Ley establece también la creación de un Consejo Nacional de Cultura honorario. ¿Cuál será su objetivo?

-Es uno de los puntos importantes. Esta gestión no arranca de cero porque ya viene a partir de insumos de la gestión anterior, y si queremos remontarnos en el tiempo este proceso comenzó en 1793, antes de la Declaratoria de la Independencia, cuando se creó la primera institucionalidad cultural del país: la “Casa de Comedias”, de ahí en más en 300 años han pasado muchas cosas. Pero en estos últimos 15 años se ha trabajado mucho en la reafirmación de la institucionalidad de la cultura y de una serie de acciones y programas que ayudan al fomento, desarrollo e internacionalización.

Gracias a esta acumulación que forjó las bases para un Plan de Cultura, que recibimos de parte del gobierno anterior, nos propusimos recorrer todo el país y lo hicimos a través de la realización de asambleas, en las que participaron más de 1.700 actores vinculados a la cultura, en los 19 departamentos.

Dichas asambleas, entre otras cosas, dejaron algunos hilos comunes, como por ejemplo la necesidad de coincidir en ámbitos participativos al momento de elaborar las líneas de acción o plantear objetivos dentro de la cultura. De allí la necesidad de conformar un Consejo.

Este Consejo Honorario que propone la futura Ley, y para el cual ya hay antecedentes en el país, como el Instituto de Cine y Audiovisual, tendrá el rol de complementar la discusión en cultura con el Poder Ejecutivo.

Lo presidirá el Ministerio de Cultura, pero estará integrado, a su vez, con representantes de la red de directores de Cultura a través del Congreso de Intendentes, y deja la puerta abierta para que se puedan integrar actores de las universidades públicas y privadas y de todos los sectores artísticos.

También lo integrará un representante de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto, que es un actor muy importante en el diagrama de cómo debemos funcionar como Estado, y el Ministerio de Economía.

-Desde el punto de vista político reviste una importancia relevante, porque tendrá participación en el Consejo de Ministros, pero además estará sujeto al control parlamentario.

-Exacto. Es una gran oportunidad que el país tiene de poder discutir más a fondo el rol que la cultura debe ocupar desde el punto de vista institucional.

Más allá del resultado, porque esto lo definirá el Parlamento como corresponde, la sola discusión también da cuenta de un nivel de maduración de la cultura, lo que era impensable hace diez años.

Uruguay fue el primer país del continente que tuvo un Ministerio de Cultura, porque este Ministerio de Educación y Cultura en su primer impulso fue un Ministerio de Cultura al que luego se sumó Educación.

La cultura es tan incidente, como lo es la educación, en la formación de cada uno de nosotros. La cultura nos da la oportunidad de sentirnos parte, de desarrollarnos como individuos y estar en interacción con el otro. Por tanto, desde el punto de vista del crecimiento personal, es absolutamente imprescindible  desarrollar estrategias para consolidar el acceso al disfrute y a la creación de bienes culturales.

Desde el punto de vista económico, la cultura genera cada vez más un impacto y derrame en la sociedad, y también las industrias creativas se convierten en una oportunidad para pensar el país en términos de desarrollo.

En un momento en el que el mundo está tan globalizado, nuestra capacidad de creatividad aparece como diferencial. No se destaca tanto la producción de la materia prima en sí, si no tiene un valor agregado el cual surge a instancias de la creatividad y la innovación, dos aspectos que son esenciales a la cultura.

Cuando pensamos en arte, pensamos en creatividad e innovación, por ello cada vez más tales áreas no solo están llamadas a crecer, porque tiene que generar productos para atender el ocio creciente al que se perfila la humanidad, sino que también son una oportunidad objetiva para ensayar nuevos escenarios y posibilidades en un mundo en el que el trabajo convencional está cambiando.

La inclusión de las nuevas tecnologías hace que el mundo laboral tal cual lo conocemos será reformulado en los próximos años y desaparecerá buena parte de los empleos que hoy tenemos. En cambio, las actividades o profesiones que tienen que ver con el quehacer artístico y cultural, no solamente existen desde el inicio de los tiempos, sino que no están en riesgo y son cada vez más requeridas y revalorizadas.

-Este año la Legislatura culmina antes, debido a las elecciones nacionales. ¿Considera que el proyecto podrá ser tratado en actual período?

-Entró tarde al Parlamento, eso es objetivo. Pero es un proyecto que ha requerido de grandes consultas.

Más allá del tiempo, el proyecto afortunadamente se concluyó, es perfectible y generará debate y bienvenido sea. Por tanto, es una buena síntesis de esta gestión y si los tiempos no dan, al menos partimos de la base que hay un documento sintetizado, producto de un trabajo extenso, serio y con una amplia consulta tanto de actores en general, como de grupos especializados.

Por el trabajo acumulado y las posibilidades de discusión a futuro, aún en la no consideración legislativa en el tiempo que nos queda, igual es un muy buen aporte que hacemos a la sociedad toda, y un punto de partida para continuar construyendo.

Mercado de Industrias Creativas del Sur

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-En cuanto  las industrias culturales y creativas. El año que viene Uruguay será sede del Mercado de Industrias Creativas del Sur (MICSUR).

-Es un enorme desafío.

Siempre nos preocupó crear nuevas condiciones para el desarrollo de las industrias creativas.

Cuando nos referimos a industrias creativas hacemos mención a aquellos emprendimientos que tienen como características y materia prima la creatividad, generando valor intelectual. Hablamos de las industrias creativas tradicionales: artes escénicas, literatura, música, artes visuales, cines y museos; pero también nos referimos a las nuevas industrias creativas como los videojuegos, nuevas tecnologías y todos los productos que surgen del desarrollo de la virtualidad, tecnología y el diseño.

Nos preocupaba generar un ámbito para que todas ellas tuvieran mayor posibilidad de desarrollo, profesionalización e internacionalización.  El año pasado nos propusimos una primera edición del Mercado de Industrias creativas del Uruguay que se repetirá en 2020, ya que lo planteamos como bienal. Entre medio realizamos instancias regionales (Paysandú y Rocha).

Asimismo fuimos invitados de honor al Mercado de Industrias Creativas de Argentina, donde participaron más de 180 emprendedores y allí anunciamos el Mercado de Tango, una iniciativa que se realizará en Montevideo y por primera vez para el mundo.

En este contexto, en la reunión del MERCOSUR cultural y de la Cumbre de las Culturas de América que se realizaron también en Buenos Aires, se nos ofreció ser sede de Mercado de Industrias Creativas del Sur, con la participación de todos los países del MERCOSUR más México y, a través de estos países, la presencia de compradores europeos y asiáticos.

-¿Cuáles son las expectativas?

-Se tratará de un enorme desafío, pero también una gran oportunidad de reafirmar la consolidación de las industrias creativas en el país y de ampliar horizontes para nuestros creadores.

Las ediciones anteriores fueron en: Mar del Plata, Bogotá y San Pablo.

A comienzos de septiembre recibiremos una delegación de representantes de todo el continente para conversar sobre los lineamientos para el mercado.

Se trata de un tema país y no sólo del Ministerio, por ello apostamos a una amplia asociación con actores que garanticen una muy buena capacidad del Estado uruguayo.

En tal sentido, la mesa coordinadora está integrada por los ministerios de: Educación y Cultura, Industria, Economía y Turismo; así como también por la Agencia Nacional de Desarrollo, Uruguay XXI, Trasforma Uruguay como representante del sector del desarrollo productivo del país, y la Intendencia de Montevideo.

Será una oportunidad de crecimiento, visibilidad, asociación  y profesionalización, además del aspecto económico, porque en el caso de Brasil y Colombia se manejaron negocios del entorno de los 10 millones de dólares.

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