Palestina e Israel: ¿Dos Naciones, una esperanza?

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La nueva ofensiva contra Gaza del Gobierno de Netanyahu (Operación Guardianes de las Murallas) estuvo amparada por la “espiral del silencio” de los principales medios de comunicación de masas mundiales controlados por el lobby judío trasnacional, teoría formulada por la politóloga alemana Elisabeth Noelle-Neumann en su libro “La espiral del silencio. Opinión pública: nuestra piel social” (1977). Dicha tesis simbolizaría “la fórmula de solapamiento cognitivo que instaura la censura a través de una deliberada y sofocante acumulación de mensajes de un solo signo”, (derecho de Israel a defenderse), con lo que se produciría un proceso en espiral o bucle de retroalimentación positiva y la consecuente manipulación de la opinión pública mundial por el lobby judío trasnacional.

 

Caso de no lograrse la formación de un nuevo Gobierno en Israel, la propaganda de Netanyahu para las próximas elecciones será dirigida no al sujeto individual sino al Grupo en el que la personalidad del individuo unidimensional se diluye y queda envuelta en retazos de falsas expectativas creadas y anhelos comunes que lo sustentan siguiendo las teorías de Edward L. Bernays, sobrino de Sigmund Freud y uno de pioneros en el estudio de la psicología de masas quien en su libro “Cristalizando la opinión pública”, desentraña los mecanismos cerebrales del grupo y la influencia de la propaganda como método para unificar su pensamiento. Así,según sus palabras “la mente del grupo no piensa, en el sentido estricto de la palabra. En lugar de pensamientos tiene impulsos, hábitos y emociones. A la hora de decidir su primer impulso es normalmente seguir el ejemplo de un líder en quien confía”, por lo que Netanyahu utilizará una vez más la dictadura invisible del temor al Tercer Holocausto, proceda de Hamás, de Hezbolá o de Irán para lograr réditos electorales que le permitan conformar un nuevo Gobierno y perpetuarse en el Poder.

Palestina e Israel: “Dos naciones, una esperanza”

El ex-Presidente Jimmy Carter que pasó a la Historia al lograr el histórico acuerdo de Camp David entre Israel y Egipto en 1979 en su libro ‘Palestina, Paz no Apartheid’, Carter denuncia el “sistema de apartheid que Israel aplica sobre los palestinos”. Asimismo, en el citado libro denuncia “el incumplimiento por parte de Israel de los compromisos adquiridos en el 2003 bajo los auspicios de George W. Bush”, que incluían las exigencias de la congelación total y permanente de los asentamientos de colonos judíos en Cisjordania así como el Derecho al retorno de los cerca de 800.00 palestinos que se vieron forzados a abandonar Israel tras su constitución como Estado en 1948 (nakba). Dicha hoja de ruta fue aceptada inicialmente por Israel y ratificada posteriormente por Olmert y Abbas en la Cumbre de Annapolis (2007) con la exigencia de “finiquitar la política de construcción de asentamientos en Cisjordania y flexibilizar los controles militares que constriñen hasta el paroxismo la vida diaria de los palestinos”, situación distópica que llevó al activista judío de los Derechos Civiles y superviviente del Holocausto, Israel Shakak a afirmar “ Los nazis me hicieron temer ser judío y los israelíes me avergüenzan de ser ser judío”.

Ya en 1938, el visionario Einstein avisó de los peligros de un sionismo excluyente al afirmar “Desearía que se llegase a un acuerdo razonable con los árabes sobre la base de una vida pacífica en común pues me parece que esto sería preferible a la creación de un Estado judío”, tesis imposible de germinar en pleno siglo XXI dada la inexistencia en ambos bandos de interlocutores válidos para negociar una paz duradera que lleve implícito el mutuo reconocimiento de los Estados de Israel y el de Palestina. Sin embargo,la teórica política judío-alemana Hannah Arendt en su libro “Eichmann en Jerusalén”, subtitulado “Un informe sobre la banalidad del mal”, nos ayudó a comprender las razones de la renuncia del individuo a su capacidad crítica (libertad) al tiempo que nos alerta de la necesidad de estar siempre vigilante ante la previsible repetición de la “banalización de la maldad” por parte de los gobernantes de cualquier sistema político, incluida la sui-genéris democracia judía. Así, según Maximiliano Korstanje “el miedo y no la banalidad del mal, hace que el hombre renuncie a su voluntad crítica pero es importante no perder de vista que en ese acto el sujeto sigue siendo éticamente responsable de su renuncia”, con lo que la única esperanza reside en la concienciación de la sociedad israelí de la necesidad de hacer realidad el lema “Dos naciones, una esperanza”, tesis defendida por la organización judía Jewish Voice for Peace (JVP).

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