“El modelo de mayor castigo y de mayor represión aumenta la violencia”

“Cuanto más se endurecen las medidas sin resolver las causas estructurales de la violencia, más violencia vamos a tener”, subrayó Nilia Viscardi en entrevista con LARED21.

 

Nilia Viscardi es docente e investigadora en la Universidad de la República (UDELAR). Doctora en Sociología, especialista en temas de violencia, juventud y educación.

El mes de mayo fue particularmente violento, no solo por la cantidad de muertes sino también por la forma en que se produjeron esos asesinatos, cuerpos desmembrados, ajustes de cuentas ¿Tu lectura de la situación? 

 

Muchas gracias por este espacio. Siempre tratando de comprender estas dinámicas tan tristes y difíciles, desde la perspectiva de la investigación y desde la perspectiva de las Ciencias Sociales, es difícil razonar de forma puntual. El aporte que hacemos tiene que ver con las dinámicas de largo plazo, que son a veces difíciles de mirar en el contexto, pero tenemos muchos elementos para comprender lo que determina una cierta situación. Esta imagen interpela a nuestro país, que miraba a América Latina con extrañeza, y lo que nos horrorizaba hoy está presente en Uruguay y forma parte de las prácticas de violencia y queremos explicarlo y queremos comprenderlo. Ahí creo que hay desafíos que son claves, la atención a la inclusión y a la exclusión de las economías actuales capitalistas globalizadas, que generan dinámicas de acumulación de dinero ilegal que se alimentan de todos los ámbitos de la sociedad y de alguna forma encuentran modos de reproducción en los cuales evidentemente la cuestión de la ilegalidad es clave. La cuestión de la ilegalidad de la mercancía, genera prácticas de violencia. El mercado en el cual se involucran como mano de obra más vulnerable, los sectores más pobres de la sociedad, pero en los cuales también quedan afectados directamente todos los sectores de la sociedad, clases medias y altas. El mercado ilegal de drogas no es exitoso porque se desarrolle entre los pobres, sino precisamente porque compran drogas todos y drogas caras particularmente los sectores sociales que tienen dinero y lo invierten en ella. Pero inclusión y exclusión son dos dinámicas de largo plazo, así como la expansión de prácticas de violencia crueles y desalmadas.

En la investigación de Relatos de Muerte (1) que publicamos recientemente, mostrábamos también la dificultad de seguir razonando con categorías como la de ajuste de cuentas, categorías que han sido criticadas en la literatura científica, porque son categorías que estigmatizan y justifican. Lo que tenemos son homicidios, pero la noción de ajuste de cuentas, que a nivel del Código Penal y la legislación no existe, es una categoría policial que se utiliza para tipificar una situación y que no permite  esclarecer o comprender la situación en que se encuentra la víctima, en tanto la cuenta que se ajusta no tiene que ver con un intercambio de dinero estrictamente sino con un conjunto muy complejo de factores en los cuales la vida se pone en riesgo y es un activo a transar. 

En la medida que no logramos entender el fenómeno de la violencia como un fenómeno social, seguiremos pensando que la explicación del fenómeno tiene que ver con personas que no se adaptan a la sociedad, personas que eligen el camino del mal y no que están determinadas por circunstancias sociales más complejas.

¿El concepto ajuste de cuentas deja afuera al conjunto de la sociedad, es un ajuste de cuentas entre particulares, que a mí en sí no me involucra por lo cual no tendría por qué preocuparme? 

Exactamente, el concepto de ajuste de cuentas, es un concepto que en una situación de violencia, en la cual hay evidentemente vínculos criminales, tienden a dejar el delito y sus explicaciones únicamente en mano de los participantes, la víctima, la que muere, pierde su condición de víctima porque esté de un lado o del otro de la bala formaba parte de una red delictiva. En este sentido, se reitera cada vez más, la imposibilidad de comprender las raíces sociales de la violencia. Por lo tanto, en la medida que no logramos entender el fenómeno de la violencia como un fenómeno social, seguiremos pensando que la explicación del fenómeno tiene que ver con personas que no se adaptan a la sociedad, personas que eligen el camino del mal y no que están determinadas por circunstancias sociales más complejas.  Este discurso es muy interpelado por aquellos que defienden la responsabilidad de la participación de los hechos, que defienden la crisis de los valores morales, que creen que el involucramiento de los jóvenes está vinculado con una etapa de la vida en la que la familia no logró transmitir valores. Ese punto de vista es el que prima, porque nosotros hablamos con personas que expresan estos valores, me consta que muy difícil digamos de superar a la luz del análisis de las situaciones concretas. La única forma de superarlo es tener una mirada científica y estadística y en esa mirada científica – estadística lo que vemos es que los países que tienen más integración social o sea mejor política de salud, emple, en los cuales el empleo informal se reduce, observarán que el delito de drogas, no hay un problema de falta de dinero sobra dinero, lo que hay es un problema de explotación de la fuerza de trabajo o sea los que venden su cuerpo los que hacen la cadena del tráfico de drogas,  los más pobres y que se arriesga más a la violencia. Están los que tienen más plata en la cadena y no aparecen nunca ni en los ajustes de cuentas. Los encontramos cuando nos metemos con la policía, con el Poder Judicial o con las clases altas, esa división del trabajo entre ricos y pobres es bien característica de las redes delictivas, división del trabajo que no es nacional son redes que operan a nivel internacional. En Uruguay por ejemplo, hay lavado de activos y esa es la situación, el colega Gabriel Tenenbaum (sociólogo) lo ha mostrado con sus investigaciones, es algo que se sabe. La globalización del crimen es algo que es sustantivo, pero vuelvo a mi argumento, nosotros vemos que la violencia disminuye -en primer lugar evidentemente si hay trabajo informal, trabajo ilegal, hay mucho dinero, lo que no hay es regulación de ese dinero y por lo tanto eso favorece las condiciones- las violencias disminuyen en los países en los cuales hay menos trabajo informal y hay una policía que trabaja de un modo más racional. La violencia se destierra de las instituciones, hay salud, hay vivienda, el problema del acceso a la vivienda está íntimamente relacionado con la informalidad. El hecho de involucrarse en redes delictivas, la falta de actividad, esta dimensión estadística, esta dimensión social tan difícil de visualizar. Hay argumentos que dicen “pero miren en tal lugar hay trabajo hay vivienda y hay salud y sin embargo hay violencia”. Sí, nunca podemos pensar que vamos a llevar la violencia a un nivel cero, lo que hablamos es de reducir los niveles de violencia, bajar la cantidad. En el paraíso más ideal, siempre vamos a tener el caso excepcional psiquiátrico del que comete un delito espantoso y como si esa persona tenía todo no se puede pensar desde el caso a caso. Pensar lo que se necesita, es una política nacional y transnacional. 

El diagnóstico lo tenemos, sabemos que la cárcel solo reproduce más violencia, que produce más corrupción policial, sabemos que nadie se recupera y que hay un pulmón de violencia que se expande a la sociedad. Sin embargo, no logramos asumir que esa no es la solución, no logramos comprender que estamos retroalimentando la máquina que nos va a destruir.

Es comprobable científicamente que la violencia disminuye con un modelo social más igualitario, en el Uruguay desde el año ´95 cuando se aprueba la ley de Seguridad Ciudadana, aumenta la represión al delito, sin embargo, la violencia ha ido en aumento ¿Es así? 

 

Exacto, mientras sigamos convencidos a nivel cultural de que el castigo y la represión son la respuesta, vamos a seguir en la misma línea, vamos a seguir teniendo cada vez una policía que reprime más y una población que pide más policía y más seguridad pública y privada, a través de recursos humanos y a través de infraestructura, cámaras, tecnología de control. Vamos a tener cada vez penas más duras y cada vez más población carcelaria ¿Por qué? Porque no hemos desistido del modelo, seguimos convencidos de que hay que seguir dando las mismas respuestas a pesar, como lo indica tu pregunta y tu pregunta está guiada por los hechos, a pesar de que ese modelo solo reproduce más violencia. Cuanto más se endurecen las medidas que se aplican, sin resolver además las causas estructurales de la violencia, más violencia vamos a tener. Por ejemplo, hoy en día entre las causas del homicidio letal de jóvenes en América Latina están los conflictos jóvenes – policía, y las muertes de jóvenes a manos de policía ya son una fuente de homicidio, forman parte de las causas estructurales, el vínculo de odio y de enemistad que existen en muchos barrios entre jóvenes pobres y la policía, que existen a esta altura en toda América Latina. Cómo hacer entonces para comprender, ya no pensemos cuál sería el otro modelo, porque nunca vamos a tener otro modelo eficaz, si no nos convencemos de que el castigo y la represión no resuelven el problema, resuelven el dolor, resuelven digamos lo que se siente cuando hay una agresión, dan una sensación de protección que es inmediata, rápida, pero no van a la raíz del problema, solo lo aumenta. Si hablamos de medios de comunicación sigo hablando de “El Marginal”, una novela en la cual se ve la realidad carcelaria, el protagonista principal es policía que por su condición  de debilidad en la institución queda enredado y preso, que no puede resolver las situaciones que vive sin utilizar la violencia, a pesar de que  comprende los márgenes legales. El diagnóstico lo tenemos, sabemos que la cárcel solo reproduce más violencia,  que produce más corrupción policial, sabemos que nadie se recupera y que hay un pulmón de violencia que se expande a la sociedad. Sin embargo, no logramos asumir que esa no es la solución, no logramos comprender que estamos retroalimentando la máquina que nos va a destruir. Creemos que con la cárcel se resuelve el problema, no, con la cárcel se reproduce el problema, tal vez no a la persona, pero sí en la reproducción de la población que vive en esa situación. 

Estamos hoy en día en un juego cultural, que nos condena si nos salimos de él a seguir reproduciendo más y más violencia, más castigo desde el Estado, más castigo desde los operadores privados a los sectores vulnerables, retroalimentando así cada vez más las dinámicas de explotación, y las dinámicas de tráfico de droga.

Te he escuchado decir que en la medida que los temas de violencia y de inseguridad se convierten en un botín electoral se aleja la posibilidad de encontrar soluciones 

La sociedad moderna es la sociedad de la comunicación, no podemos pensar la violencia sin pensar lo que ocurre a nivel de comunicación. Ha ocurrido un proceso en el cual la violencia está en el centro del espectáculo, cine, series de lo que se visualiza a nivel cotidiano y a su vez la noción de que divertirse es ver violencia, transforma a la violencia en el eje de la sociedad del espectáculo, tenemos además una sociedad de la comunicación, la representación depende de la formación de opinión pública. Si miramos históricamente, no solo la aceleración de la acción, es decir, las películas de hace diez, quince años, resultan lentas, hoy en día todo pasa cada vez más por la imagen y por la inmediatez y quién habla tiene su sensibilidad sometida a esta, ya que todos somos espectadores y nuestra sensibilidad visual cambia. Este elemento, que lo vemos claramente en el cine, también lo vemos en los informativos, cada vez más hay noticias vinculadas a la violencia, informan, pero podemos preguntarnos si no es una forma más de retroalimentar esta sociedad del espectáculo. Esto se ha discutido también en muchos países, porque estos fenómenos tienen la característica de ser globales, no anulan características locales, pero son fenómenos globales. El hecho que la cuestión de la seguridad cada vez más haya ido ocupando el lugar en la agenda de temas que se imponen y en la agenda electoral, implica un desplazamiento de otros temas, la vivienda, educación y seguridad en general tienen bastante peso, las primeras dos, pero vivienda disminuye, políticas sociales disminuye, integración social disminuye, no se habla de eso y entonces toda la contienda electoral se juega sobre un tema de seguridad en el cual culturalmente por derecha y por izquierda tenemos muchas dificultades en sostener un nuevo modelo. En tanto seguimos presos de una dinámica social que sigue reclamando castigo como respuesta a los fenómenos de violencia. Por lo tanto, estamos hoy en día en un juego cultural, que nos condena si nos salimos de él a seguir reproduciendo más y más violencia, más castigo desde el Estado, más castigo desde los operadores privados a los sectores vulnerables, retroalimentando así cada vez más las dinámicas de explotación, y las dinámicas de tráfico de droga. Hay una sensibilidad diferente en relación a la cuestión del género, ahí digamos tenemos una brecha desde la cual podemos tener una apertura para pensar derechos. Desde la cuestión juventud criminalidad, a nivel cultural, hoy están siendo vedadas las salidas para llegar hacia otro modelo. Esto lo dije y lo vuelvo a repetir, cuesta mucho a nuestra sociedad, a la mayoría de las sociedades, romper esta dinámica por la cual la violencia está en el centro de la contienda electoral y desplaza la discusión y el debate de otros temas que podrían resolver la violencia estructural, y además, la forma en que se instala el tema, únicamente reproduce respuestas más violentas. 

¿Por qué crees que esta concepción y este relato que vos tenés y que tienen muchos en América Latina no logra calar en la sociedad y sí el otro relato de más represión?  

Hay una pugna, estamos ante la novena conferencia de CLACSO, América Latina es un continente dividido por dos interpretaciones de cómo resolver la cuestión social.  Uruguay es un país dividido al medio. Trabajamos estos temas con colegas de Argentina, de Brasil y de México, particularmente en mi caso a través del proyecto CLACSO, que analiza estos debates y estamos trabajando justamente a este nivel, por un lado de pensar otras políticas de seguridad, con otro concepto de seguridad, que incluye el de seguridad ciudadana pero que abarca también el de seguridad humana. Y el eje de nuestro análisis para América Latina, muestra que han existido casos puntuales de políticas de seguridad humana que se han implementado, que incluso han tenido buenos resultados. Otras cuestiones estructurales son de largo plazo, pero impactan positivamente. La educación policial, es clave tener una formación para esa fuerza trabajadora, que reduzca el uso de la violencia y que colabore para proteger al propio policía que se cansa de estar en esta línea de fuego, que para el trabajador policial es espantoso, pero ellos también están poniendo el cuerpo y poniendo en riesgo la vida permanentemente. Por lo tanto, hay que salir de esta ecuación social. Pero lo que sí notamos, es que a pesar de que existen estos casos (políticas de seguridad humana), hay un triunfo de las políticas de seguridad de corte represivo, y esto lo vinculamos en gran parte a la instalación de un relato y en esta investigación lo mostramos, es un relato que se reproduce en los medios de comunicación, no estoy responsabilizando a los medios de comunicación, porque lo que ocurre con los medios es también el resultado de las fuerzas sociales. La necesidad de luchar contra la comunicación para instalar otro relato, otra comprensión y por eso este espacio lo agradezco y es fundamental, y espero también hacer uso de él, logrando otra explicación que se comprenda. Tenemos pocos minutos para desandar mucho sentido común. Pero es importante que el relato exista, porque hay otra conciencia, una conciencia que quiere otra cosa, que a veces no lo ve claramente en otro modelo y que cuando podría expandirse se encuentra frente a un triunfo electoral como la reforma “Vivir sin Miedo”, que fue derrotada en el referéndum, pero en esa contienda electoral el partido que la impulsaba, gano las elecciones. A través de la LUC se instalaron nuevas medidas. En el Seminario de Justicia juvenil que tuvimos en estas semanas en la Facultad de Ciencias Sociales, a nivel de Justicia adolescente había solamente cuatro juzgados en el país y se suprimieron dos, los cuatro estaban en Montevideo. No obedeció a la LUC, lo hizo el gobierno, la reducción de los juzgados vuelve al sistema de justicia juvenil más frágil. Tenemos muchos desafíos y tenemos muchos temas complicados, justicia juvenil, reproducción de la violencia y la criminalidad, violencia de género, violencia en las instituciones, violencia del espacio, entonces sería muy importante poder tener ciclos de comprensión de cada problema, pero ciclos también de análisis de otras políticas de seguridad, hasta que culturalmente podamos derrotar esa inclinación que tenemos a pedir castigo y creer que esa es la respuesta. El castigo satisface de forma inmediata ante el enojo, pero no da una respuesta estructural al problema 

 

  1. Relatos de Muerte. Homicidios de jóvenes montevideanos en ajuste de cuentas y conflictos entre grupos delictivos. La publicación es producto de una investigación realizada por docentes de UDELAR. Gabriel Tenembaum, Mauricio Fuentes, Nilia Viscardi, Ignacio Salamano y Fabiana Espíndola 

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