“A los niños y niñas hay que decirles la verdad pero, por favor, sin detalles morbosos”
En entrevista con LARED21, Magdalena García reflexionó acerca del asesinato de dos niños de 8 y 9 años a mano de su padre y del impacto que este hecho tuvo en la sociedad y en particular en la comunidad educativa donde asistían los niños.
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Magdalena García es médica psiquiatra de niños y adolescentes. Especialista en Violencia intrafamiliar y Psicotraumatología. Actualmente es integrante por ASSE del Comité Nacional de Gestión del Sistema Integral de Protección a la Infancia y Adolescencia contra la Violencia (SIPIAV). También integra el equipo de Claves, trabajando en prevención de violencia y en promoción de buen trato. Autora y coautora de artículos y protocolos de actuación en la temática de violencia hacia la infancia.
Nos pega muy fuerte esta noticia del asesinato de dos niños.
Ya han pasado algunas semanas, ¿una reflexión acerca del hecho que ha conmocionado al conjunto de la sociedad debido a que un padre asesinó a sus hijos de 8 y 9 años?
Más allá de los adjetivos calificativos que podemos aplicar a esta situación desgarradora, impactante, nos confronta con nuestra condición humana y con este fenómeno de la violencia interpersonal que ocurre a menos de 24 horas de haber presentado los datos del SIPIAV, en su informe de gestión sobre la detección de situaciones de violencia hacia niños, niñas y adolescentes. Nos pega muy fuerte esta noticia del asesinato de dos niños, de una forma tan cruenta, nos impacta, nos cuestiona y nos sacude por lo que hemos hecho y por lo que falta por hacer. Que caminos hay que recorrer para poder detectar, prevenir y abordar las situaciones para poder evitar estos sucesos.
Si siempre fue un fenómeno complejo (la violencia), lo estamos viendo más complejizado aún.
¿La violencia se ha vuelto más compleja?
Nos lo preguntamos también nosotros, quienes trabajamos con niños, niñas y adolescentes que estamos agrupados en SIPIAV como dispositivo interinstitucional e intersectorial, reflexionando sobre tu pregunta ¿se ha vuelto más compleja? Desde siempre decimos que la violencia es un fenómeno complejo, por eso nos referimos a la violencia como un fenómeno estructural, una sumatoria de pequeñas violencias que terminan en hechos que nos impactan como este, que tenemos que pensar como parte de todos los sistemas, el familiar, el comunitario, el de las ideas, los fenómenos históricos que acontecen en este momento, y vemos que se ha complejizado, por lo menos en nuestro medio en los últimos años, con todos los hechos vinculados a la violencia de género y generaciones. Niños y niñas que quedan atrapados en situaciones de otras violencias, de las que son “blancos”, sin tener ningún tipo de responsabilidad, jamás la tienen. Si siempre fue un fenómeno complejo (la violencia), lo estamos viendo más complejizado aún.
Es el consumo de drogas, es el alcohol, es el patriarcado, pero en realidad, es la sumatoria de todo, lo que hace al fenómeno de la violencia.
¿Estas violencias tienen que ver con un modelo de sociedad patriarcal?
Es uno de los componentes, en esta multifactoriedad del fenómeno de la violencia. Ese modelo patriarcal que hace que las personas sean un objeto a merced de los más fuertes, especialmente los más vulnerables: niños, niñas, mujeres y ancianos. Es uno de los elementos de este fenómeno multisistémico, el sistema familiar, comunitario, cultural, ojalá pudiéramos explicarlo por un solo factor. Diríamos es el consumo de drogas, es el alcohol, es el patriarcado, pero en realidad, es la sumatoria de todo, lo que hace al fenómeno de la violencia.
Para un niño, para una niña, que su figura de apego sea agredida, es como si fueran agredidos ellos mismos.
Cuando una mujer es agredida, sus hijos ¿son víctimas y no testigos de esa violencia?
Así lo consideramos desde distintas claves. Te hablaré de la biológica que es la que tiene que ver con mi formación y con la disciplina que ejerzo. Los niños, las niñas, nacemos condicionados biológicamente para entregarnos a nuestros cuidadores primarios. En ese vínculo que debería ser siempre protector, que es el vínculo de apego que está determinado biológicamente para asegurar la sobrevivencia de la especie, en todas las especies, el apego fue descripto en primera instancia por el comportamiento de los mamíferos, nosotros somos los mamíferos superiores. Para un niño, para una niña, que su figura de apego y de cuidado, sea agredida, es como si fueran agredidos ellos mismos, porque para su sobreviviencia necesitan de la figura de referencia de protección, ojalá fueran su madre o su padre. Si ponemos en riesgo la vida del cuidador primario, los dejamos en desamparo, que es uno de los traumas más duros para la integridad física y mental de los seres humanos en desarrollo.
Una de las hipótesis es que el asesinato de sus hijos está vinculado a su separación de la madre de los niños ¿puede haber vinculación?
Desde mi perspectiva, como médica siquiatra hay fenómenos que determinan comportamientos que nos impactan profundamente y que hay que evaluar si están detrás de un fenómeno como este. En este caso, al hacerse la pericia correspondiente y determinarse que está persona es imputable, descartamos que haya estado bajo los efectos de una alienación o de la imposibilidad de tener conciencia de sus actos. Dada la frecuencia con la que suceden estas situaciones en los últimos años, hay más de 10 casos de niños muertos bajo estas mismas condiciones, lo llamamos muerte vicaria o en sustitución, niños y niñas que se transforman en “blanco” de la violencia que iba hacia otra persona. El móvil es dañar al otro, los móviles son variados, pero se podría pensar que se trató de algo así, no estamos al tanto de la última evaluación, lo que tenemos es que la persona fue declarada imputable, es decir, responsable de los hechos. Podría ser una de las explicaciones de lo que ocurrió.
En lo personal, lo que he planteado es “por favor informar sin detalles morbosos”, porque niños y niñas pueden resultar dañados por esos elementos.
Desde tu perspectiva de médica siquiatra, de lo ocurrido ¿que es importante que se conozca y que información no debe hacerse pública?
Es una de nuestras grandes preocupaciones, la mía y la de otros profesionales que estamos en contacto con la infancia y con la familia. Desde la perspectiva biológica, el concepto de trauma puede ser personal, pero también comunitario. En base a eso, un evento vital, estresante, vinculado a una catástrofe, que puede ser un terremoto, un tornado u otro evento humano, el concepto de trauma es estar expuesto a ese evento, como persona o como comunidad, pero también genera trauma, que es el congelamiento del siquismo, que es no poder digerir, porque rompe la lógica del cerebro, es también estar expuesto a detalles mórbidos, dicen los manuales de siquiatría. Tratamos de proteger, no de ocultar porque es inocultable y es la forma de poder reflexionar y ver que pasó y de proteger mejor, pero sí evitar los detalles que nos generan un impacto emocional muy fuerte y que queda trabajando en la mente y es difícil después de superar esa situación, que son los recuerdos traumáticos. En lo personal, lo que he planteado es “por favor informar sin detalles morbosos”, porque niños y niñas pueden resultar dañados por esos elementos. Justamente para ser coherente con lo que se trasmite, para un niño, una niña, sus padres son su base segura y de la mano de ellos tiene que transitar por la vida, si se llega a cruzar en su mente ¿esto también me puede pasar a mí en cualquier momento? Un papá puede matar a sus hijos entonces ¿me puede pasar a mi? Es lógico que cualquier niño, de la edad de estos niños, 8 y 9 años la edad, en que adquieren el concepto de vida y de muerte. Es un momento del desarrollo muy sensible. Uno de los momentos más alentadores, en días tan tristes, es que pude acompañar a la comunidad educativa de estos niños, la Escuela solicitó ayuda para acompañar mejor a la familia y a los niños y conversamos con estas familias, no ocultemos la verdad, que es inocultable y porque además los secretos comunitarios hacen tanto daño, como lo hacen los secretos familiares, pero abordémosla desde una perspectiva esperanzadora. Lo que sí pueden los cuidados de los padres y las madres, es pararnos desde la visión protectora de la familia. Si bien estas cosas excepcionalmente pasan, asegurar que están cuidados y protegidos por la familia y por la Escuela, en definitiva por la comunidad.
¿Cómo fue esa experiencia de concurrir a la Escuela a la que asistían los chicos, sus compañeros saben, conocen que murieron asesinados y no que murieron de forma accidental?
Desde el primer día, y salió con naturalidad. Muchas veces apelamos sin mala intención y apelando a protegerlos, se les dice por ejemplo: “el abuelo o la abuela se fue de viaje”. Para el niño es mucho peor ¿Cómo que se fue de viaje y no me avisó? Y cuando le explicamos que en realidad falleció el niño dice: “no es que me dejó, se fue”. A veces de la misma manera que queremos proteger de una muerte. Como familia y como comunidad educativa, poder decir la verdad sin morbo, decir que murieron, y decir también que su padre los mató, reconocer que hay circunstancias difíciles de explicar y de entender, pero tengan la certeza que “estamos con ustedes y los estamos acompañando”. Los niños preguntan sobre la muerte y debe ser respondido y también dar herramientas a los padres para poder trabajar en la intimidad de la familia.
¿Por ejemplo?
Compartí una experiencia de la Dra. Elizabeth Kluber-Ross médica siquiatra suiza (1926 – 2004), que nos enseñó muchísimo sobre las etapas del duelo, primero el enojo, luego la rebeldía y finalmente la aceptación. Conocer esas etapas para conocer bien a los niños y a partir de las experiencias que nos enseño esta médica, muy reconocida, saber que el momento mismo de la muerte no es un momento de dolor, aunque nadie ha venido a contarnos como le decimos a los niños, esta doctora que ha estudiado mucho la vida y la muerte, nos dice que el momento mismo de morir, no es un momento de dolor y eso alivia. Una de las preguntas más frecuentes de los niños es ¿les dolió? Porque el dolor y donde están, es lo que más preocupa a los niños de 8 y 9 años. Tranquilizarlos es un alivio para ellos y su familia. Acompañar a niños y niñas y a sus familias en enfermedades terminales, aplica también en esta situación, poder trabajar con ellos en esa pregunta que es ¿qué les pasó? ¿les dolió? Es muy triste pero sabemos que no, eso alivia.
Ante este nivel de violencia de género y generaciones ¿las políticas públicas están a la altura de la situación que vive Uruguay?
Estamos intentando, pero no llegamos aún. Una política pública que es, la inclusión de la formación del SIPIAV en la ley 19.747 del año 2019, que es la modificación del Código de la Niñez y la Adolescencia, es un paso importante. Se venía desde 2007, bregando por su reconocimiento como dispositivo interinstitucional. Desde la interinstitucional y la intersectorialidad llamar a que se generen los recursos. Avanzamos en la detección. Quizás nos quede la prevención, que está previsto que se trabaje más en este sentido, principalmente en el medio educativo, en la capacitación de docentes, no solo para detectar de forma temprana indicadores, escuchar, como es la palabra de los niños que es el principal indicador de las situaciones de violencia. Hay que estar atentos y ser sensibles sobre lo que ellos muestran. Trabajar con niños y niñas, y trabajar también con la sensibilidad comunitaria. Comunidades sensibles ante la posibilidad de violencia. En la otra punta que hacemos “agua”, es en la reparación del daño. La ley 19.747 prevé no solo que se detecte y se intervenga, tomando las medidas de protección, sino que se trabaje en la reparación del daño. Hay dispositivos de reparación del daño pero no dan abasto. Desde SIPIAV, el dispositivo que tenemos en Artigas, que en lo personal es el que trabajo “cuerpo a cuerpo”, está desbordado de situaciones y el equipo humano es escaso y tienen asignadas muy pocas horas. Los dispositivos de reparación del daño, están integrados por representantes de las instituciones que integran SIPIAV, hablamos de gente de Primaria, INAU, ASSE, y tienen dos y tres horas semanales para formar parte de ese dispositivo. No dan abasto. Tenemos que ajustarlo, que exista el dispositivo no quiere decir que tenga todo lo que se necesita para dar respuesta.
La prioridad es proteger al niño, si hay una sospecha de que ese niño está siendo vulnerado por alguno de los progenitores.
Desde el gobierno se está impulsando una Ley de Tenencia Compartida y Coresponsabilidad en la crianza, busca amparar a los padres que sostienen que se sienten perjudicados por la ley vigente ¿Cómo ves este proyecto que se impulsa desde el Ejecutivo?
Hemos tenido oportunidad de reunirnos con quienes lo impulsan, todos aspiramos a la corresponsabilidad en la crianza, la tenencia compartida ya existe, el asunto es cuando se quiere imponer en todas las situaciones, que marca una diferencia. Cuando vamos a juez para pelear por la Tenencia Compartida, es que hay una situación entre la pareja parental, de tensión y hostilidad, donde el niño queda en el medio y queda “tironeado” de un lado y del otro. Discrepamos con esa situación. Lo que nos preocupa profundamente, es que se dé marcha atrás en la protección del niño que ha sido vulnerado. La prioridad es proteger al niño, si hay una sospecha de que ese niño está siendo vulnerado por alguno de los progenitores. Hasta que se dilucide la sospecha, no podemos someter al niño a vivir con la persona que lo está violentando. Ese es el altísimo riesgo que se corre cuando se impone la tenencia compartida. Cuando se acuerda es maravilloso, cuando (la tenencia compartida) se impone, pone en altísimo riesgo a la infancia. Este hecho nos tiene que conmover muchísimo, para pensar que hacemos cuando obligamos a los niños. Sin ser este hecho de sangre, cuantas veces por querer dañar al otro, forzamos la convivencia, y el niño queda en el medio, expuesto a abuso y a maltrato, y a otras situaciones que buscan dañar a un tercero y se somete al niño a situaciones de riesgo, no lo sabemos. Sea cual sea la parte, hay que priorizar la protección, no podemos dar marcha atrás, mientras tanto, hay procesos que hay que revisar a nivel judicial, sabemos que hay reclamos que superan la velocidad de resolución pero no se solucionan, cambiando la protección del niño por la solicitud de los adultos.
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