Embajador cesante cobra; consulado cerrado renueva contrato

Los intocables embajadores "políticos"

El martes 11 de junio último, tres resoluciones emergieron del acuerdo presidencial con el ministro de Relaciones Exteriores, Didier Opertti, marcando el comienzo de anunciadas economías en el servicio exterior del país.

Los decretos establecían el cierre de las embajadas en Bulgaria y Hungría, así como también del Consulado General en Hong Kong.

Las embajadas cesaban en funciones, en tanto se consideraba que en absoluto representaban aporte alguno al país, máxime en tiempos de ahorro imprescindible.

Adoptada la decisión presidencial, el diplomático a cargo debe abandonar el puesto, dejando de percibir los honorarios «especiales» que cobra, por encontrarse prestando servicios en el extranjero. En estos casos. en que los cierres eran conocidos con meses de antelación, era de esperar que los embajadores abandonaran en tiempo y forma sus cargos.

Tal vez por no ser de carrera diplomática, el embajador en Hungría, ha respondido a otros cánones… que le permitirán embolsarse unos 70.000 dólares. Por supuesto, a cargo del Estado.

En efecto, nuestro embajador en Budapest, el señor Homero Martínez Lawlor, funcionario político, hijo de quien fuera canciller de Luis Alberto de Herrera, goza por estos días de un beneficio curioso.

El gobierno prorrogó, «el plazo de desempeño de funciones del señor embajador extraordinario y plenipotenciario de la República, en la República de Hungría, Homero Diego Martínez Lawlor, por el término de 90 días, a partir del 23 de junio de 2002″, dice la resolución.

Así, la fecha de conclusión de sus beneficios por actuar en el extranjero, aunque ya no lo esté, se extenderán hasta entrada la primavera.

Dos platos de sopa… china

Ante la eventualidad de que el asunto quiera ser catalogado como un «accidente» menor en el manejo de los fondos en la Cancillería, o que el lector no quiera más sopa, hay un segundo plato.

De sopa china. Y como en toda cocina que se precie, «el segundo» es más fuerte que la entrada.

El «paquete» de medidas adoptadas por el doctor Batlle el 11 de junio, con respecto al servicio exterior, dispone clausurar «el Consulado General de la República en Hong Kong, República Popular China, a partir del 17 de junio de 2002″.

Tres días después de firmado el decreto, y tres días antes del cierre –el 14 de junio– el ministro Didier Opertti firmó la renovación del contrato de las dependencias que ocupaba el Consulado General uruguayo en Hong Kong. La renovación es hasta el 31 de enero del año 2005.

La resolución ministerial 137/2002 confirma que el ministro de Relaciones Exteriores resolvió fijar en «HK$ 24.720 (Hong Kong dólares veinticuatro mil setecientos veinte) mensuales, a partir del 1º./02/02 hasta el 31/01/05 previéndose su renovación, la Partida de Arrendamiento del Consulado General de la República en Hong Kong».

A la cotización actual los 24.720 dólares de Hong Kong, equivalen a unos 3.177 dólares estadounidenses. Este pago mensual, implica de aquí a enero de 2005, la cifra de 114. 372 dólares estadounidenses que deberemos pagar con nuestros impuestos.

Ahora bien, el cierre del Consulado en Hong Kong había sido anunciado ya el año pasado. Las razones que tuvo el cónsul (también político, no de carrera) Fernando Gómez Fins, para firmar un contrato hasta el año 2.005, con el aval de Opertti, por el arrendamiento de oficinas que el Presidente Batlle había cerrado tres días antes, es demasiado complejo de entender.

Aunque cualquier «comisionista» de inmobiliaria afirmaría que es bien sencillo. *

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