"Un pueblo sin fiestas no tiene autoestima"
Federico Estol y Antonio Di Candia, además de preparar su libro, en que descubrirán, en testimonios e imágenes, los secretos de las 50 fiestas más representativas del Uruguay, están confeccionando un inventario de patrimonio inmaterial, a pedido de la Comisión de Patrimonio. También trabajan para otras instituciones del Estado (OPP, Dirección de Cultura, centros MEC, área de turismo cultural).
Su proyecto surgió hace dos años, cuando, recién egresado Estol de la Universidad de Cataluña, decidió, junto con Di Candia, investigar todos los pueblos del Interior de una manera «integral», como él mismo define.
Así trabajaron durante un año y medio. Viajaron a lo largo y ancho de todo el país, relevando cada fiesta, también en imágenes. Lograron que la empresa Fuji colaborara con rollos de fotografías, y que la Comisión de Patrimonio, presidida entonces por Manuel Esmoris, los apoyara con los pasajes. Todo el resto corría por su cuenta.
Di Candia y Estol se especializan en lo que Unesco denomina patrimonio inmaterial, pero se centraron en la fiesta, su primer ítem. Dejaron fuera competencias deportivas y conmemoraciones puntuales.
Luego de un proceso de investigación, lograron confeccionar una lista de 250 fiestas. Y comenzaron el ininterrumpido recorrido.
-¿Cómo a dos jóvenes se les ocurrió hacer esto? ¿De dónde nació la idea?
F: -Yo estuve en España, y ahí toda la gente proviene de un pueblo y está muy arraigada. Acá casi la mitad de la población es de la capital. No se mezclan demasiado las localidades entre sí, incluso por cómo está armado el transporte. Si querés ir a otra localidad pasás por Montevideo; es todo muy centralizado.
Cuando volvimos pensamos en toda la vida que tenían que tener los pueblos del Uruguay, que no conocíamos. Lo primero que hicimos fue hacer una lista de pueblos. Pudimos ir a algunos en los que parecía que estábamos en México; pueblos a los que no tenés acceso por ruta y que tienen sus historias, además de su festividad.
Al final decidimos arrancar por ese momento que concentra la vida, y que es el esfuerzo de todo un año. Empezamos a relevar. Tuvimos facilidad en el transporte. Al principio, lo queríamos hacer a dedo.
A: -De hecho, muchas veces lo hicimos a dedo.
F: -La estructura se dio formal, planeada, con una logística aceptable para el esfuerzo que significa viajar todos los fines de semana, a veces a tres fiestas. Nos ha tocado ir a Tacuarembó, pasar por Soriano y volver por San José. Es mucho esfuerzo. Son horas de traslados.
A: -Los dos hemos viajado al Interior desde muy chicos. En mi área, la antropología social, hay mucho por hacer. El interior del país no está trabajado, prácticamente. Algún docente ha relevado algún aspecto, como la Patria Gaucha o los productores. Renzo Pi Ugarte es un referente en temas religiosos. Pero todo está por hacer, no sólo a nivel antropológico.
Cuando empezamos a armar el listado de fiestas se empezó a generar una inquietud en las propias intendencias. Ellos mismos no sabían qué fiestas tenía su departamento. Empezaron a recabar información, aunque una o dos ya tenían un calendario impecable.
-¿Cuál es su trabajo cuando llegan a una fiesta?
F: -Lo primero que hacemos es investigar. Cuando llegamos ya tenemos contactados a los organizadores. Una vez ahí hacemos un trabajo etnográfico. Nos metemos en el ambiente, empezamos a hablar con la gente. Cuando decimos que somos de la Comisión de Patrimonio, a veces nos exigen hasta hablar en un estrado. Por eso llegamos bien temprano, cuando la gente está arrancando. Nos arrimamos, para hacer entrevistas o tomar imágenes. Es el mejor momento, porque te vas relacionando y te lográs integrar. Yo tomo imágenes y Antonio entrevista. Vamos sacando el contenido de la fiesta, su historia y su realismo mágico: los personajes, las leyendas.
Nuestro plan siempre fue hacer una cosa tangible: un libro de fiestas, para que ese material se transforme en algo que exista realmente. Si uno piensa en lo que hace la Comisión de Patrimonio tiende a mencionar el Día del Patrimonio y nada más. Pero en realidad hay arquitectos que relevan todos los monumentos, a lo largo de todo el país, y arqueólogos que buscan yacimientos indígenas o cañones del mar. Pero todos esos inventarios no han tenido buena difusión.
Ahora estamos en la etapa final del libro, pero después queremos darle una lista terminada al Ministerio de Turismo, para fomentar un turismo interno en el que la gente se sienta parte. Siempre decimos que nos invade la cultura argentina o brasileña. Por eso hay que ir a esas fiestas.
La Fiesta del Salchichón
-¿Recorren fiestas que se reiteran, tradicionales de cada zona?
A: -Nos planteamos ir al rescate de fiestas tradicionales. Después, conceptualmente, nos dimos cuenta de que no existen. Empezamos a manejar el concepto de «fiesta» en general. Hay fiestas que sí son tradicionales, como las religiosas, que son las más antiguas. Pero descubrimos que las fiestas tienen una vida propia.
Pueden existir por cinco, diez, veinte años y desaparecer en esa localidad, y puede aparecer una nueva fiesta que dure uno, dos o cien años. Sobre todo pasa con las fiestas que tienen que ver con la producción, o con las folclóricas. Un ejemplo es Tranqueras.
Originalmente, Tranqueras era la capital de la sandía. Por eso se celebraba la Fiesta de la Sandía en febrero. Pero el devenir histórico hizo que se convirtiera en una zona forestal, aunque siguen produciendo sandías. Entonces, la fiesta mutó en algo que se llama la Fiesta de la Sandía y la Forestación.
De estos casos hay muchísimos, por eso abrimos un poco el abanico. No son sólo fiestas tradicionales, ni tampoco son fiestas populares, porque nos encontramos con algunas, como la del Salchichón, en Cerrillos, que es cerrada y sólo para hombres. Están prohibidas las mujeres. Debe de haber 300 personas. Se accede por invitación, y básicamente la idea es comer y chupar sin parar durante tres días.
-¿Por qué tiene esas características?
A: -Tiene mucho que ver con que hubo subgrupos sociales cerrados. Son reuniones de confraternización. Antes era más común que hubiera grupos donde se prohibía hablar de política o de religión.
F: -Es para que no haya problemas, dijeran ellos. Como es una fiesta casi pagana, de chupar y comer…
A: -Con fogón en el medio. Hay chistes entre hombres, baile y joda.
-¿Por qué se le llama «del Salchichón»?
A: -Hace 40 años había un grupo que se reunía a pescar en el Santa Lucía, y cada uno llevaba algo casero: algún licor, y salchichón. Empezaron a competir para ver quién llevaba el salchichón más rico. Obviamente, se los hacían sus mujeres. Formaron el club social y deportivo Los Chupetes.
Pagás un tique que te da derecho para llegar el viernes a las ocho de la mañana e irte el domingo. Podés comer y chupar sin parar. La cantidad de comida y de alcohol que hay es impresionante.
Se hace en el parador Tajes, un camping cuidado por los militares pero municipal. Entrevisté a un señor que había ido desde el principio -tenía 93 años-, y esa vez estaba con los bisnietos. También nos comentaron que fue una pareja y la señora se había tenido que ir. Las mujeres de los organizadores realizan, quince días o tres semanas después, la Fiesta de la Mortadela, en el mismo lugar y sólo para mujeres. Es más nueva.
F: -Es más chica y llevan algún stripper (risas).
-Desde el punto de vista antropológico o psicoanalítico debe de haber mucho para descubrir.
A: -En cada fiesta es así.
Ese algo que las une
-¿Qué encontraron en común entre todas las fiestas?
A: -Muchas cosas. En principio, que so
n la culminación de un proceso. Hay que pensar que en las fiestas, en general, la entrada es gratuita o casi, y todo es en beneficio de instituciones sociales.
F: -En el noventa por ciento de los casos.
A: -El esfuerzo anterior es, en promedio, de ocho meses. Los gurises empiezan a idear sus carrozas para desfilar; se mueve la economía local. Venden el ferretero, y el almacenero que vende la harina para las tortas que los gurises van a hacer para vender puerta a puerta y juntar dinero para pagar el amplificador y la música. Se moviliza todo el pueblo en un proceso que culmina ese día. La fiesta es un momento en que se aglutinan factores no sólo económicos y sociales; también es una manera de verse, pensarse a sí mismos y mostrarse hacia afuera.
En todas ellas se manifiesta un sentido de lo nuestro, a nivel consciente e inconsciente. El orgullo local. Somos así, y lo mostramos bailando, cantando o haciendo el asado con cuero más grande del Uruguay, o haciendo dos kilómetros de chorizos, como les gusta decir en Lascano.
F: -También vimos localidades sin fiestas. Y cuando no hay fiestas no hay autoestima. Se pierde algo. Las fiestas son los momentos en que se arman las parejas, se cruzan los pueblos, se arman nuevas historias. Hay crecimiento cultural y afectivo.
A: -Que exista una fiesta en una localidad es un buen síntoma: hay movimiento, respira. Muchas dejaron de tenerlas porque en su momento se murió el caudillo local o cerró una fábrica importante, como pasó en Montes con Rausa.
F: -Se necesita que las redes comunitarias estén activas.
A: -No son tan lejanas como creemos. En la fiesta de San Juan, el 24 de junio, se hace una fiesta en la plaza Varela, acá en Montevideo. Todavía la gente no puede creerlo, cuando pasa por bulevar Artigas y ve la fogata, y la gente vestida como catalanes.
-¿Por qué dicen que las localidades también se muestran a través de las fiestas, si muchas, como dijeron, no trascienden?
A: -No trascienden a nivel de Montevideo. Ese es todo un tema. Acá no tenemos ni idea de lo que pasa en el Interior. Pero hay un turismo interno y regional muy importante. En cualquier fiesta que vas tenés un radio de turistas del departamento y de departamentos vecinos, que ya la conocen. Y también a nivel internacional. Un ejemplo es la fiesta de Lascano, que se autodenomina la capital del asado con cuero.
Otro tema importante es que participan todas las fuerzas vivas: la directora de la escuela, el hospital, el caudillito local, las maestras y los padres. O pueden ser organizadas por ONG, como pasa en la fiesta del Asado con Cuero, en Lascano, que encabezan los Leones. Los Leones y los Rotarios son protagonistas de muchas fiestas del país. En Lascano llega gente de todo el departamento de Rocha, de Treinta y Tres, de Brasil.
F: -Otras cosas que tienen las fiestas es que son grandes niveladores sociales, en todo sentido. El caudillo que maneja la estancia, y está con los peones, o vive en Montevideo y va y vuelve, en las fiestas es igual a todos. Aunque haya diferencias de clases. Es como el día perfecto de la sociedad, una cosa así.
-Muchos hablan, en algunas de las fiestas locales, de los dueños de estancias que aparecen vestidos de gauchos y en las camionetas 4 por 4.
F: -Es igual. Por las pilchas te das cuenta. Hay gauchetos, o gente que vive en la capital departamental y va a la fiesta. Pero también ves a personajes típicos, como el borracho que baila. Por eso son grandes niveladores sociales. Eso está bueno.
A: -Es una cosa antigua. En el carnaval, la fiesta por excelencia, la máscara era lo que nos igualaba. En las fiestas que tienen desfiles, que son muchas, se elige la reina niña, o la reina del desfile, o la de un producto, como la vendimia. Y ahí compiten todas las gurisas del pueblo. A la par están los padres más y menos pudientes, dando una mano y aplaudiendo. En ese sentido no hay diferencias. Existen pero no se manifiestan.
En busca de una clasificación
-¿Han elaborado una clasificación de fiestas? ¿Qué ejemplos distintivos podrían dar?
-A: La hicimos. Tratamos de ser rigurosos con los parámetros internacionales. Unesco maneja una clasificación que, por medio de Unesco Buenos Aires, bajamos por Internet, y la adaptamos a la realidad uruguaya.
Nuestra clasificación se divide en fiestas folclóricas, de la producción, étnicas, artiguistas, estacionales, religiosas y el carnaval. Las artiguistas son una adaptación nuestra de la categoría de Unesco «fiestas patrióticas». Por lo que hemos visto, en Uruguay no existen fiestas patrióticas -fuera de las oficiales, que nosotros dejamos afuera- que no tengan que ver con Artigas y el artiguismo, como filosofía e ideología.
F: -Se dan en los lugares en que la gesta artiguista tuvo importancia. Está la Redota, que es en el Ayuí; el Encuentro con el Patriarca, en la Meseta de Artigas; la fiesta de Sauce, donde estaba la casa de los Artigas; la de Casupá, donde había cascos de estancia de la familia; los Potros y Fogones, que es en Mercedes. Todas tienen una particularidad. Por ejemplo, en Potros y Fogones recrean, con estatuas vivientes, diferentes escenas, como Artigas en el exilio.
A: -La organiza una aparcería. Es un concurso donde se hacen recreaciones de fogones que tienen que ver con el artiguismo. Durante meses investigan, y en la fiesta se visten de época. Hay historiadores que juzgan que, por ejemplo, el fogón en el exilio no tenga ningún elemento que no tenga que ver con esa época.
-¿Dónde radica el gancho de estas tradiciones, más allá del respeto que le tengamos a Artigas?
F: -Yo lo veo como una cuestión de entorno. Están a flor de piel el tema de la cultura gaucha y el artiguismo. Si tu viejo sale con el caballo a la Meseta de Artigas y sos chico, la tradición te prende. Las destrezas del campo tienen mucho que ver. La solemnidad que ves en esos actos realmente emociona. Te engancha, por más que te bombardee la tele: en el Interior hay mucho cable, generalmente de afuera.
A: -No es lo mismo Artigas en el Interior que acá. En el Interior está asociado no sólo al patriotismo, a su gesta. Aunque fue derrotado, se lo asocia al gaucho, a las destrezas del campo. En Montevideo eso es impensable. Es una opinión personal: Artigas fue apropiado por los jóvenes, por la militancia, más bien de izquierda. En el Interior, no tiene que ver con aprenderse de memoria el reglamento de tierras, como ocurre en Montevideo, donde a veces la cosa no pasa de ahí. Allá Artigas es sinónimo de la flor del pago, que es elegida en muchas fiestas y no es sólo el estereotipo de la china linda vestida de época. Tiene que ser una joven que sepa alambrar, cómo se hace un rancho de terrón y paja o los tipos de ganado que existen. Artigas engloba otras cosas. Y algo clave es el fenómeno de las aparcerías.
Surgieron a principio de este siglo, pero más que nada desde los años 30 y 40. Hoy son más de 150. También son llamadas sociedades tradicionalistas o nativistas. Jurídicamente, son agrupaciones con personería jurídica que fomentan las tradiciones gauchescas, cada región del país a través de diferentes maneras. No es lo mismo una aparcería en Rivera que una en Cerro Largo. Hay cuestiones políticas atrás, también.
El «top ten»
-¿Tienen un «top ten» con sus fiestas preferidas?
F: -La Virgen de Itatí, en Villa Ansina, Tacuarembó. Es una fiesta bastante nueva, con nueve o diez años. Esta Virgen tiene mucha relación con las misiones guaraníticas en Corrientes, en Paraguay y acá también. Arranca el sábado a la tarde. Se pone a la virgen en un estrado, se hacen danzas típicas y se inicia el ritual del cambio de su traje, para renovar las esperanzas.
A: -El traje lo hace un grupo de señoras. Están meses cosiéndolo, con puntillas. Es un traje impresionant
e.
F: -Al otro día hay una misa criolla. El cura tiene un atril rústico, y una capilla. También hay un desfile por Villa Ansina. La gente tiene rasgos casi indígenas. Después empiezan a traer ofrendas para la Virgen: una cruz vieja de cementerio, una vasija con la tierra donde enterraron a Ansina…
A: -Trajeron parte de la sotana de un cura que había fallecido en un accidente de tránsito en ese año y lo llevan al estrado. Todo es simbólico…
F: -…Una herradura de un caballo, un poema. También hay danzas típicas. Y empieza la procesión por el pueblo. Van tirando pétalos de flores por todo el camino.
A: -Son un par de kilómetros.
F: -Terminan en un predio donde hay criollas y espectáculos.
A: -Y en la misa criolla dicen el Padre Nuestro en guaraní.
F: -Es una fiesta fuerte de ver, muy emotiva y exótica.
A: -Tiene elementos de todo tipo. Es religiosa, pero hay rasgos gauchescos y una identificación con Ansina muy particular, como todo el pueblo. No por casualidad, en la avenida principal tienen plantado timbós, «orejas de negro».
-¿Qué otras incluirían en el «top ten»?
A: -Cada uno tiene las suyas. La del Salchichón fue una. Otra que nos encantó a los dos fue la del Entierro del Carnaval, que no se conoce acá. Es una celebración que se hace el fin de semana siguiente del Carnaval, lo que antiguamente en España era la Cuaresma.
-De origen medieval…
A: -Exacto. En realidad es anterior. Se hace en Cardona y Florencio Sánchez.
-En Paysandú también se hace un desfile por el fin del Carnaval.
A: -También lo hacen en Dolores, en Treinta y Tres, en Mercedes. Este Entierro es de las pocas tradiciones que trajeron los españoles que se mantiene con una pureza que asombra. Siempre hay un ritual de que cierra el Carnaval, esa cosa de la retirada de los murguistas…
F: -Se ha mantenido tan bien porque Florencio Sánchez y Cardona son ciudades de departamentos diferentes. Capaz que en otros departamentos las intendencias aportan plata. En esta el premio es un lechón y 20 litros de vino.
A: -Según el mito, el Carnaval se murió, por eso el pueblo lo llora y hace una especie de velorio con un cortejo fúnebre. Es una sátira. Van todos disfrazados. Los hombres se travisten mucho, y están todos mamados. El mito cuenta que, al morirse, el Carnaval dejó una viuda que estaba embarazada, y en el cortejo fúnebre nace el bebé. Generalmente, en Cardona era el enano del pueblo. Ahora no tienen enano hace años, así que a un hombre bajito y musculoso le ponen un pañal gigante. Este año prohibieron tomar alcohol en el desfile, pero lo toman antes (risas).
La música es batucada, que compartimos con el litoral argentino. Hay mascaritos. Así se llama a las máscaras. En muchos lugares del interior se les sigue diciendo así. Los niños van disfrazados. De hecho, en un momento vi que había un niño atrás de mí, que me gritaba. El pueblo actúa así todo el día: alborotado. Este niño tenía un palo con unas cabezas de ganso colgando, que habían cortado recién. La fiesta es completamente alegre.
F: -Bizarra. Todas las carrozas tienen techos de palmera con una cabeza colgada, o un esqueleto de vaca.
A: -O un water.
F: -Unos hacen de cuenta que están muertos, o ponen muñecos, y atrás va la viuda, llorando.
A: -La viuda es un hombre que se les tira encima fingiendo que llora.
F: -Y los mascaritos no son máscaras de Halloween. Están hechas con medias. Todas las carrozas tienen nombres graciosos, como «A este lo mató el olor a chancho». O «Lo mataron los Piqueteros del O.G.T». Es como una olla a presión; liberan cosas. Por ejemplo, lo del olor a chancho se debe a que hay una chacinería que no cumple con las reglamentaciones.
Este es un buen ejemplo de una fiesta que culmina un proceso, aunque el premio sea un lechón y 20 litros de vino. Por eso están meses trabajando. Después de las religiosas, es de las más antiguas del país, junto con los carnavales. En España se le llama el Entierro de la Sardina. En Colombia y Argentina se hace.
País de fiestas
-¿Es alto es el porcentaje de fiestas uruguayas en relación a la población? Además de las formales, están las otras…
F: -Es difícil de decir. Porque, por ejemplo, cuando termina cada raid hay festivales folclóricos, que se podría decir que son fiestas.
En Buenos Aires consideran patrimonio inmaterial la Marcha por los Desaparecidos.
Lo que sí hicimos fue cruzar datos geográficos sobre las fiestas. Las religiosas se dan en el litoral y en el centro. Las étnicas se organizan en la ciudades con puertos, donde llegaban las colectividades. Las folclóricas y las artiguistas son bastante jóvenes: no tienen más de 50 años. Están en expansión.
-¿Qué departamentos concentran más fiestas?
A: -Soriano.
F: -Y Colonia. En el litoral son muy organizados. Nada que ver con los departamentos de frontera. La inmigración los hizo agruparse, y tienen una red social tejida desde hace mucho tiempo. Se ayudan mucho.
A: -Colonia Suiza debe de ser la localidad que tiene más fiestas, cuatro o cinco. También Dolores.
-¿Cómo es la Fiesta de la Primavera de Dolores?
A: -Es una fiesta estacional y está buena. Es un buen ejemplo de una fiesta que se gestiona bien y que tiene elementos que la hacen funcionar. Hay algo básico: los jóvenes tienen que participar. Ellos hacen las carrozas. El premio se da a las primeras tres carrozas y lo utilizan en los viajes de fin de curso. Claro, los gurises están todo el año haciendo tortas, vendiendo rifas. Van alrededor de 20.000 personas. Nos dieron el dato de que venden más bebidas que en las Fiestas de fin de año.
El desfile se extiende por 15 cuadras. Arrancan de la iglesia de la Virgen de Dolores. Los carros llegan hasta otra plaza y duermen ahí. Los gurises se van todos a un festival de rock. Al otro día, desfilan de vuelta. Simbólicamente, prenden fuego los carros.
-¿Qué se experimenta en estas fiestas?
A: -Yo no dejo de asombrarme en cada fiesta que voy. Cada una tiene esa cosa que te llama la atención. Las hacemos con mucho esfuerzo. Estamos a las cuatro de la mañana en Tres Cruces, y muchas veces tenemos que caminar para llegar a la localidad. Allá estamos desde las siete de la mañana hasta las doce de la noche o más. Estamos muertos, pero cada fiesta tiene lo suyo. En la fiesta de la Primavera hay una gran adrenalina. Hay cientos de chiquilines disfrazados. No importa el calor. Ahí van las profesores con botellitas de agua para que no se deshidraten los chiquilines. Es un buen ejemplo educativo. Hacen carrozas impresionantes. Antes de la crisis, tenían brazos mecanizados, al estilo del Carnaval de Rio, aunque no tan grandes. *
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