Filipinas se encamina a elegir como presidente al hijo de su más sangriento dictador

En Filipinas, el favorito en las encuestas para ser presidente de la República evoca tiempos oscuros y terrorismo de Estado, pero aún así la mayoría está dispuesta a elegirlo.

Se trata de Ferdinand “Bongbong” Marcos, hijo de Ferdinand e Imelda Marcos, la pareja que durante dos décadas gobernaron el país con puño de hierro y que perpetraron crímenes de lesa humanidad.

Para Bongbong, de 64 años de edad, la historia de sus padres en la historia reciente del país es un arma de doble filo: muchos filipinos todavía se refieren a su padre como un dictador. Su gobierno se vio empañado de una corrupción galopante y de incontables abusos contra los derechos humanos. Pero hay quienes creen que el hijo del expresidente autoritario proporcionaría estabilidad y seguridad, con el mismo estilo que el saliente ultraderechista Rodrigo Duterte.

A pocos días de la campaña antes de las elecciones presidenciales del 9 de mayo, los críticos de Bongbong dicen que su candidatura es un intento deliberado de los Marcos de recuperar el poder que alguna vez les perteneció.

“Algunos de nosotros creemos que no debería haber una situación en la que el hijo del dictador a quien expulsamos en 1986 pueda regresar a Malacañang”, dijo María Cristina Rodríguez, una víctima de los Marcos y su Estado de terror.

El Palacio de Malacañang, ubicado en la capital Manilas, es la residencia oficial y oficina del presidente de turno. Solía albergar al difunto presidente Marcos y a su familia hasta que llegó la Revolución del Poder Popular y puso fin a su oscuro gobierno de 20 años.

Los Marcos huyeron a Hawái con unas 300 cajas de pertenencias a bordo de un avión de carga C-141 de la Fuerza Aérea: se les acusa de haberse llevado ilegalmente miles de millones de dólares que hicieron durante aquellos años.

Cuando murió Marcos, en 1989, a Imelda y sus hijos se les permitió regresar para enfrentar cargos por evasión de impuestos y corrupción. Aunque el tribunal anticorrupción condenó a la ex primera dama por siete cargos de corrupción en 2018, ella evitó la pena de cárcel pagando una fianza y apelando el fallo ante la Corte Suprema. El proceso de apelación de su condena penal aún está en curso.

 

El hijo del dictador a la cabeza

A pesar de todo, las encuestas demuestran que Bongbong lidera la carrera hacia las próximas elecciones, seguido por la actual vicepresidenta, María Leonor Robredo. Aunque ciertamente no es el mismo hombre que su padre, sus detractores lo consideran como su sucesor natural porque nunca ha rechazado la fortuna señalada como mal habida de su familia, ni se ha despegado de los hechos de que se les acusan.

Según una encuesta de Pulse Asia Research, 56% estarían inclinados a votarlo, mientras que el 23% elegiría a su contendiente. Bongbong registra una mayoría en todas las clases socioeconómicas y la mayoría de las áreas geográficas. Un dato interesante es que su compañera de fórmula es Sara Duterte, hija del actual presidente cuya vicepresidenta es la otra candidata presidencial.

Los Marcos en el poder

La presidencia de Ferdinand Marcos comenzó de forma democrática en 1965, antes de decidir someter al país entero a una ley marcial en 1972 para “salvar a la República y reformar a la sociedad”. La orden, dijo en su momento, fue una respuesta a la “amenaza de un derrocamiento violento” agitando los fantasmas del comunismo que nunca llegó a demostrar.

“He ordenado el arresto de los directamente involucrados en la conspiración para derrocar por la violencia y la subversión a nuestro gobierno debidamente constituido”, declaró el difunto presidente en su discurso a la nación el 23 de septiembre de 1972.

 

Su orden resultó en al menos 11.103 víctimas de violaciones de derechos humanos bajo su régimen, según la Comisión Conmemorativa de Víctimas de Violaciones de Derechos Humanos local. Estos incluyen 2.326 casos de asesinato y desaparición forzada, 1.922 casos de tortura y 3.355 casos de detención arbitraria.