Cuba resiste

Foto cortesía de Irene Pérez/ Cubadebate
Foto cortesía de Irene Pérez / Cubadebate

He estado tres veces en Cuba este inicio del año, al servicio de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). El país está seriamente afectado por el bloqueo americano, agravado por la política agresiva de Trump. Faltan gas de cocina y combustible para vehículos. Los barcos mercantes están amenazados de sanciones si viajan a Cuba para descargar sus contenedores. Todos los vuelos de EE.UU. a la isla están suspendidos por orden de la Casa Blanca, excepto los que aterrizan en La Habana.

A pesar de todo, Cuba resiste. La población tiene conciencia de que el gobierno todo hace para eludir las dificultades, y que la culpa de las carencias es del bloqueo, que ya dura 59 años.

En enero participé en “Cuba Sabe”, evento internacional gastronómico que reunió a chefs y productores de alimentos, con destacado para las culinarias cubana e italiana. A principios de febrero estuve del seminario promovido por el Ministerio de Agricultura de ese país y la FAO sobre soberanía alimentaria y educación nutricional. Hoy, Cuba importa el 60% de los alimentos que consume, a un costo de $ 2 mil millones al año.

Asistí a la Feria del Libro, dedicada este año a la literatura vietnamita, que funcionó a todo vapor. Y del 12º Congreso Internacional de Educación Superior, que reunió en La Habana, representantes de 45 países para debatir la Agenda 2030 de los Objetivos del Desarrollo Sostenible.

Hoy, para obtener divisas, Cuba depende del envío de dinero hecho por cubanos que viven fuera del país (alrededor de $ 1 mil millones / año); de los contratos obtenidos con el envío de médicos y profesores a más de 100 países; del turismo, que llegó a casi 5 millones de visitantes / año en la época de Obama, y ahora sufre reducción (lo que se refleja en la producción de bienes y servicios); y de la exportación de productos como vacunas, puros y ron.

En diciembre de 2019, Miguel Díaz-Canel, presidente del país, resumió el garrote que intenta estrangular a Cuba: “En el 61º aniversario de la Revolución, nos tirararon a matar y, sin embargo, estamos vivos”.

EE.UU. viola el derecho internacional con declarado propósito genocida, como dijo, en abril de 1960, Lester D. Mallory, del Departamento de Estado:

“La mayoría de la población apoya a Castro. El único modo previsible de sacarle apoyo interno es a través del desencanto y la insatisfacción procedentes del malestar económico y de las dificultades materiales. Hay que emplear rápidamente todos los medios posibles para debilitar la vida económica de Cuba, para provocar hambre, desesperación y la caída del gobierno”.

Los daños causados por el bloqueo en los últimos 60 años suman $ 138,843 mil millones. De abril de 2018 a marzo de 2019, hubo pérdidas de $ 4 mil millones, un promedio de $ 12 millones / día. Solo en 2019, la Casa Blanca adoptó, contra la isla, 85 medidas agresivas.

Al dejar de recibir por sus exportaciones, Cuba perdió $ 2,340 mil millones en un año. Productos de alta calidad y reconocida eficacia, como puros y Heberprot-P (para regenerar la piel de diabéticos y evitar la amputación de la parte afectada) están prohibidos de entrar en el mercado de EE.UU. Y este país impide que los demás exporten a Cuba cualquier producto que contenga un 10% o más de componentes de origen estadounidense, como materias primas, tecnología, software etc. Esto se refleja en sectores básicos como alimentación, medicamentos y transporte.

El bloqueo financiero impide a Cuba obtener financiación externa para adquirir insumos y materias primas. Un cubano que sufre de desajuste cardíaco grave no puede disponer de equipos de apoyo ventricular, lo que le permitiría prolongar la vida hasta el trasplante.

EE.UU. también dificulta el acceso a Internet al encarecer la conexión y condicionar el acceso a plataformas y tecnologías.

En la ONU, de los 193 países miembros, 190 rechazaron el bloqueo en 2019, excepto EE.UU. Israel y ahora Brasil. Sin embargo, ¿quién habrá de castigar al Tío Sam? Pero él aprendió, al ser derrotado por los vietnamitas, que es posible derribar gobiernos, jamás un pueblo unido y decidido como los cubanos.

 

Frei Betto
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