Los militares estaban convencidos que seguirían en el poder de forma indefinida, dijo Demasi

El 30 de noviembre se cumplen 40 años del triunfo del NO al plebiscito de reforma constitucional propuesto por el gobierno de facto. En plena dictadura cívico - militar, el régimen convocó a la ciudadanía para votar por Sí o por No al cambio constitucional

 

 

Entrevista de LARED21 con el historiador Carlos Demasi.
Entrevista de LARED21 con el historiador Carlos Demasi.

Entrevista de LA RED21 al historiador Carlos Demasi.

Según explica Demasi “habían elaborado un plan para el futuro. Y ese plan coincide con los tiempos de Gregorio Álvarez para convertirse en el candidato único en 1981”.

-Se cumplen 40 años del Plebiscito de 1980 ¿Una primera reflexión?

-Si lo tuviéramos que resumir en una sola palabra: sorpresa. Esa sorpresa que causó una alegría muy grande, también hay que ver como se gestionaba. Para los uruguayos fue una muy buena noticia

-El objetivo de la dictadura fue perpetuarse en el poder ¿Verdad?

(La dictadura) Estaban seguros que seguirían en el poder indefinidamente. Y ese cronograma coincide con los tiempos de Gregorio Álvarez para ser el candidato único en 1981

-Claramente, los militares son un grupo complejo, hay muchas opiniones diferentes. Dentro del Ejército había tres grupos: los que querían perpetuarse e instalarse en determinados lugares de poder, que era en definitiva el que logró concretarlo con el proyecto constitucional. Había otro grupo que pensaba que controlado el comunismo el resto estaba bien, Incluso con la idea de volver a “los cuarteles a tomar mate” y mirar la realidad de reojo a ver sI resurgía el comunismo. Había otro grupo considerado “oportunista” que eran aquellos que siempre están con los que tienen el poder. El que maniobró mejor fue Gregorio Álvarez, líder del grupo de los que pretendían instalarse, controlar el poder y ver que se hacía con él. Fue comandante en Jefe entre el ´78 y el ´79, pero fue en 1977 cuando se diseñó este programa por presión del gobierno de EEUU (Jimmy Carter). Allí se decidió que habría elecciones con candidato único en el año ´81, y elecciones con más de un candidato en el ´86 y tal vez en el ´91 elecciones con más de dos partidos, pero nunca partidos de inspiración internacional y marxista. Ese proyecto se hizo público en agosto de 1977, pero no incluía un plebiscito. Ahí se dieron cuenta que si querían que fuera con candidatos únicos en el ´81, debía haber una Constitución que lo habilitara; por eso la propuesta de reforma constitucional de 1980. El cronograma se diseñó en el ´77, planteaba la transición en el ´81, significaba “patearla muy lejos”, “sacarla del Estadio, prácticamente”. Lo que quiere decir, que pensaban que 15 años después de llegar al poder, iban a seguir controlando la situación. Más allá de que pensáramos que estaban equivocados, habían elaborado un plan para el futuro. Estaban seguros que seguirían en el poder indefinidamente. Y ese cronograma coincide con los tiempos de Gregorio Álvarez para convertirse en el candidato único en 1981.

-El gobierno de facto dio a conocer el texto constitucional que sería plebiscitado en las últimas semanas ¿Por qué ocurrió así?

(El texto constitucional) Se hizo entre cuatro paredes. El “factótum” del texto fue Enrique Viana Reyes, un ex fiscal que luego fue Rector de la Universidad en los comienzos del gobierno de Gregorio Álvarez y luego quedó afuera, también fue Consejero de Estado. Él la elaboró de acuerdo al criterio de sus mandantes

-Se hizo entre cuatro paredes. El “factótum” del texto fue Enrique Viana Reyes, un ex fiscal que luego fue Rector de la Universidad en los comienzos del gobierno de Gregorio Álvarez y luego quedó afuera, también fue Consejero de Estado. Él la elaboró de acuerdo al criterio de sus mandantes. La Constitución la tenía que aprobar el Consejo de la Nación que empezó a reunirse el 24 de octubre (1980). Tuvo tres o cuatro reuniones “a full”. Faltaba menos de un mes y el texto no estaba aprobado. El Presidente de la República Aparicio Méndez estableció un “extraño” mecanismo para la aprobación. Se leía el artículo, si alguien tenía alguna oposición lo decía y luego sin discusión se pasaba a votar. Así se iban aprobando todos. Cuando alguien planteaba una duda o un cuestionamiento, se mantenía el criterio de pasar a votar, todos votaban a favor y el que discrepaba lo hacía en contra y se pasaba al artículo siguiente. Era demencial, no daban los tiempos para discutir nada. El único punto que se discutió, incluso se paró la sesión y se pasó a cuarto intermedio, es que el proyecto establecía que los uniformados no votaban. No preveía que ningún integrante de las FFAA votará. A uno de los civiles, que eran de lo peor, se le ocurrió que era injusto y dijo algo así “no podemos dejar afuera aquellos que hicieron posible que nos libráramos del comunismo y que hicieron posible la reunión que hoy tenemos acá”. Proponen que se les permita, los militares presentes piden un cuarto intermedio para discutir el tema, a los 20 minutos vuelven y el Comandante en Jefe de ese momento Luis Vicente Queirolo dice: “hemos decidido dejar el artículo como está”. No dio razones. Sin embargo,  Iván Paulós explicó “decidimos dejar así el artículo porque sabemos que con esta Constitución las FFAA se van a politizar  y no queremos que lo hagan de manera partidista, que ejerzan su poder político sin participar en las elecciones”. Recién se conoció el texto cuando se publicó en el Diario Oficial a principios de noviembre (1980).

-¿El gobierno de facto pretendía un Uruguay con un orden institucional diferente al que tenía el país?

-De todos los proyectos que se han plebiscitado en el país, este es el más original, es una anomalía constitucional.

-¿Cuál fue el rol de EEUU?

-(Presidente de EEUU) Carter nombró un encargado de negocios para asuntos latinoamericanos, que se llamaba Terence Todman, y él le anunció a los embajadores de Chile, Argentina, Uruguay y Paraguay, que haría una visita por el Cono Sur y que esperaba que le informaran el camino de la reinstitucionalización política.

Fue variable. En principio apoyó el golpe de Estado y la dictadura. El embajador norteamericano Ernest Siracursa (embajador de EEUU en Uruguay entre 1973 a 1977), tenía muy buenas relaciones con los militares. Pero hay un giro, EEUU cumplía 200 años de su Independencia y la guerra de VIETNAM terminó con una derrota, y gran parte del “mundo libre” celebró la derrota (de EEUU) en VIETNAM. A los norteamericanos les pesó bastante, allí hay un replanteo donde surge que se está defendiendo no al mundo libre sino a las peores dictaduras. Los pueblos festejan cuando una dictadura cae. Allí hay giro de la política, incluso antes que Jimmy Carter asuma la presidencia. Con Carter se hace más claro. El corte de la ayuda militar por parte de EEUU ocurre en octubre de 1976, antes de las elecciones que ganó Carter. Allí ya hay un giro. Cuando Jimmy Carter asume no estaba entre sus prioridades América Latina. Pero tiene una asesora en DDHH a un “personaje muy particular” Patricia Derian (1929 – 2016), una universitaria que había estado en Buenos Aires y allí había hecho amistad con Zelmar Michelini y con Wilson Ferreira Aldunate. Era muy sensible al tema DDHH, entonces el tema Argentina – Uruguay en ella estaba muy presente. Cada vez que se presentaba un informe contra Uruguay en la OEA, la dictadura esperaba que EEUU votara en contra, y sin embargo, votaba a favor que se hicieran públicos los informes. Un representante uruguayo ante la OEA recibió tantas críticas que cuando volvió al país, dio su informe y presentó renuncia. Carter nombró un encargado de negocios para asuntos latinoamericanos, que se llamaba Ernest Tolman y él le anunció a los embajadores de Chile, Argentina, Uruguay y Paraguay, que haría una visita por el Cono Sur y que esperaba que le informaran el camino de la reinstitucionalización política. Estamos en julio de 1977. El primero en mencionar la realización de un plebiscito constitucional fue Augusto Pinochet (Chile) en 1980. Aquí en cambio, los militares se plantearon “viene Tolman ¿Qué le decimos?”. No se planteaban hablar de lo que hicieron, pero sí de lo que iban a hacer. Allí también es que surge la necesidad de hacer un plebiscito e institucionalizar la situación.

-El ambiente en el país era de represión y de censura.

-Sí lo era, debido a la presión internacional es que el gobierno decide que algunas cosas se tienen que permitir, si va a haber una votación, la oposición tiene que poder hablar. Hubo un semanario de oposición (Opinar) y una revista mensual (La Plaza) fue lo único que hacían oposición fuerte.

-Los Partidos Políticos ¿qué ocurría?

-El gobierno se dirige a dos dirigentes que consideraba afines, Carlos Manini Ríos en el Partido Colorado y Alberto Gallinal en el Partido Nacional y les pide que junten una comisión con representantes de cada partido y vengan a hablar. Allí se realizan las reuniones. Gallinal juntó gente que había tenido participación política en la década de los ´60. Con más astucia, Manini Ríos se reunió con Jorge Batlle, Amílcar Vasconsellos, Raumar Jude y les preguntó ¿díganme cuales son las personas que me van a acompañar? Vasconsellos nombró a Enrique Tarigo, Jorge Batlle nombró a su primo Luis Batlle y así se formó una comisión mucho más política que la que armaron los blancos. Sin embargo, a los dos les fue igual, el gobierno les pidió apoyo para el proyecto. Los Partidos le pidieron conocer el proyecto, dijeron que “lo apoyarían si lo consideraban apoyable”. Al General Queirolo le cayó muy mal esta respuesta y prácticamente los echó de la reunión. A la salida, consultado por la prensa, Queirolo dice “estos señores están muy confundidos, no entienden que a los vencedores no se le piden condiciones”. Ahí se quebró el vínculo con los partidos políticos. Lo que los dirigentes políticos hicieron fue una campaña que en principio era poco favorable al proyecto y finalmente se pronunciaron por el No.

-Había miedo, se le quería hacer creer a la gente que sabrían lo que votabas ¿Fue así?

-Había miedo, pero había miedo de los dos lados. Pacheco Areco votaba el Sí, había volantes que decían no tenga miedo vote Sí. Había gente que pensaba que le iban a mirar el voto, y ganara quién ganara, el que había votado la “opción equivocada” iba a pagar por eso. Hay un miedo generalizado.

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Había crecimiento, inversión y mucha demanda de mano de obra. La tasa de desempleo era baja, y la masa salarial que se pagaba era alta. Sin embargo, desde el punto de vista de la economía doméstica, se veía muy distinto, había trabajo, pero para poder vivir se necesitaban dos empleos. La pérdida de salario real es constante desde 1968 en adelante

-Desde el punto de vista macroeconómico de los mejores momentos. Había un fuerte crecimiento económico, tasas de crecimiento del 7% que no se veía algo similar desde la década del ´40. El país había salido de un estancamiento importante. Había crecimiento, inversión y mucha demanda de mano de obra. La tasa de desempleo era baja, y la masa salarial que se pagaba era alta. Sin embargo, desde el punto de vista de la economía doméstica, se veía muy distinto, había trabajo, pero para poder vivir se necesitaban dos empleos. La pérdida de salario real es constante desde 1968 en adelante. El salario real de 1984 era menos de la mitad que en 1968. Y en el ´68 era el más bajo de la década del 60. Así era la situación del ciudadano común.

-¿Qué diferencia hubo con la dictadura chilena que también se plebiscitó y ganó?

-En Chile hubo una fuerte acusación de fraude, aunque es innegable que hasta hoy día Pinochet tiene apoyo en Chile. Volcaron todo el aparato del Estado a favor del gobierno, aunque aquí también lo hicieron. En el año ´66 en Uruguay plebiscitaron cuatro constituciones, una de ellas se plebiscitaba con una papeleta amarilla, que fue la que sacó menos votos. Pero en Chile hubo acusaciones de fraude, se denunció con fuerza y hasta donde se pudo investigar algo había. Aquí se voto como se votaba siempre, ese es un punto también interesante.

-En Uruguay ganó el NO con el 58% de los votos pero el SÍ obtuvo el 43%. Es decir, el Sí tuvo lo suyo.

-No podemos decir ganó el Sí porque estaban a favor de los militares o ganó el No porque estaban en contra. Las razones fueron muchas y muy diferentes. El régimen no hizo propaganda a favor de la nueva Constitución sino que plebiscitó el régimen. Las propagandas hablaban de los logros del gobierno y de lo bien que vivían los uruguayos. En definitiva te estaban preguntando si estabas a favor o en contra de la dictadura. Se la jugaron a plebiscitar el régimen. Porque se votó por Sí o porqué se votó por No hay muchas razones y muy interesantes.

En el departamento de Treinta y Tres fue la más alta votación a favor del Sí y Paysandú fue la más alta proporción del No. Incluso hubo más No en Paysandú que en Montevideo, proporcionalmente. Sin embargo, cuatro años después en elecciones nacionales, en Treinta y Tres gana Wilson Elso Goñi el candidato del Wilsonismo y en Paysandú ganó Walter Belvisi que era el intendente de la dictadura, aunque ganó por 400 votos. Esos giros de los votantes, muestran que los votos no son tan sencillos, y que las personas deciden muchas cosas distintas

-¿Cómo se vio el debate televisivo (canal 4) del 14 de noviembre protagonizado por Enrique Tarigo y Eduardo Pons Etcheverry a favor del No y Néstor Bolentini y Enrique Viana Reyes a favor del Sí?

Fue muy importante, cambió la historia, estábamos convencidos que ganaba el Sí y a partir de ese momento todos descubrimos que había fuertes argumentos para que ganara el No

-Fue muy importante, cambió la historia, estábamos convencidos que ganaba el Sí y a partir de ese momento todos descubrimos que había fuertes argumentos para que ganara el No. En octubre de 1976 los periodistas iban a la Alianza Uruguay – EEUU y veían el debate de los candidatos presidenciales norteamericanos. En el ´80 se vio a Ronald Reagan contra Jimmy Carter, estaban enfrentados, pero se daban la mano y se trataban con gentileza. Canal 4 pidió autorización a la DINARP (Dirección Nacional de Relaciones Públicas) y les pareció una buena idea. Lo interesante es que en ese debate todo salía mal hasta que todo empezó a salir bien. El debate era un colorado y un blanco y dos del lado del gobierno. El colorado era Enrique Tarigo que no estaba proscripto y el blanco era Fernando Oliú que era dirigente político de mucho peso, al igual que Tarigo era abogado, había sido sub secretario del Ministerio de Instrucción Pública cuando Pivel Devoto era el Ministro. Oliú no tenía pasado político de estar en primera fila, pero era un polemista temible. Cuando faltaba un día para el debate, la DINARP a Oliú lo censura, dicen que no puede ir. Los blancos dicen va a ir Pons Etcheverry, lo cual Tarigo no tenía ningún problema, pero no lo conocía personalmente a Pons Etcheverry. Incluso el día del debate Pons Etcheverry llegó tarde, es decir, no pudieron conversar previamente. Es decir, fueron así a como saliera. Y finalmente Pons Etcheverry resultó más eficaz que Oliú, porque Pons “tenía chapa de derechista” y dice “soy blanco de derecha, voté a Aguerrondo y voy a votar por No” y encima Tarigo dice “si fuera comunista votaría por Sí”. Les dieron vuelta toda la argumentación, resulta que las personas de derecha votaban No y los comunistas Sí. Tarigo luego contaba que nada estaba planeado, pero salió muy bien. Salió tan bien, que ya estaba anunciado y programado, y cuando lo miran en la DINARP no les gustó nada. El periodista Carlos Giacosa presenta a los que van a debatir, pero anuncia que antes “vamos a repasar estos últimos diez años”. Recuerdo que yo trabajaba en un Colegio particular, el día del debate nadie hablaba del tema, el sábado en la sala de profesores todos teníamos algo que decir sobre el debate. Ahí también descubrí que pensaban mis compañeros de trabajo. Nadie hablaba de política y menos en un colegio. A partir de allí también los militares vieron el peligro, y decidieron por un lado publicar la Constitución, que nadie la conocía. Y la publicaron junto con la prensa, la presentaban como “La Nueva Constitución”, como si ya estuviera aprobada y a la vez colocaron recuadros que era evidente estaban intentando responder lo que habían argumentado en el debate en contra de la nueva Constitución. Y luego del debate, la propaganda pasó de un tono optimista, “dígale Sí al progreso y a la paz”, a partir de allí fue “ciérrele el paso al comunismo”. Los militares no pensaban que perdían, pero les preocupaba la cantidad de personas indecisas. Y los indecisos ya estaban decididos, lo que sucede es que no decían lo que iban a votar. Allí se llevaron la gran sorpresa ellos, pero también nosotros.

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