‘Tirofijo’ y Castaño, dos enemigos unidos por la incógnita sobre su suerte

El jefe paramilitar Carlos Castaño y el líder de las FARC, Manuel Marulanda, los dos más emblemáticos símbolos de la guerra interna colombiana, están unidos ahora por la incertidumbre de sus suertes, pues en Colombia no existe claridad sobre si están muertos o vivos.

Los organismos de inteligencia colombianos no han podido consolidar una información veraz sobre la suerte de Marulanda (el líder rebelde más viejo del mundo) y de Castaño, jefe político de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), enemigas a muerte de las guerrillas.

«No conocemos si está muerto o está vivo, estamos trabajando en inteligencia para tener una claridad absoluta y poder decirle a la opinión pública», ha dicho el comandante del Ejército colombiano, general Martín Carreño, sobre la suerte de Marulanda y de Castaño.

El pasado domingo el diario «El Nuevo Herald» de Miami, aseguró, citando fuentes del Partido Comunista Colombiano (PCC) y de inteligencia militar, que Marulanda habría muerto de un cáncer de próstata y que Alfonso Cano, ideólogo de las FARC, lo habría reemplazado.

Esa versión coincidió con la dada el pasado 17 de febrero por la periodista independiente Patricia Lara, quien -basada en fuentes cercanas a las FARC- reveló que Marulanda se encontraba en estado terminal debido a un cáncer de próstata, y que le quedaban seis meses de vida.

La versión sobre la muerte de Marulanda, quien fundó las FARC el 27 de mayo de 1964, ha sido desmentida por el ex negociador de las FARC, Raúl Reyes, y por representantes del PCC. Sin embargo, Marulanda no aparece en público desde agosto de 2001 durante un proceso de paz en curso con el gobierno del presidente Andrés Pastrana.

Los informes sobre la mala salud de Marulanda, de 76 años, suelen circular periódicamente en Colombia y su muerte ha sido anunciada al menos 18 veces por las autoridades.

La misma incógnita se vive con respecto al enemigo natural de Marulanda, el líder paramilitar Carlos Castaño, desparecido desde el 16 de abril pasado cerca de su finca de Montería, al norte del país, en medio de misteriosas circunstancias.

Hasta ahora las autoridades no han establecido si Castaño fue asesinado, secuestrado o si se benefició de alguna negociación con los estadounidenses, que piden su extradición bajo cargos de narcotráfico.

Fuentes diplomáticas dijeron el lunes a la AFP que Castaño, de 39 años y líder histórico de las AUC, habría sido conducido inicialmente a Panamá y por diferentes rutas estaría en camino o ya instalado en Israel.

Pero una de las primeras versiones de la desaparición la dio el propio jefe militar de las AUC, Salvatore Mancuso -quien era considerado estrecho aliado de Castaño-, al señalar que no se trató de un atentado, sino que pudo ser una estrategia del líder paramilitar para entregarse a Estados Unidos.

Poco después de la desaparición de Castaño, la esposa de éste, Kenia Gómez, denunció que se trató de un atentado y fue trasladada con su pequeña hija de Montería a un sitio desconocido. Según algunas versiones, se habría ocultado luego en un país de Centroamérica.

La desaparición de Castaño motivó la más grave crisis de un proceso de paz que lleva a cabo el gobierno con las AUC desde hace 17 meses y que pretende sacar de la guerra a unos 20.000 combatientes antes de diciembre de 2005.

Ante ello, el Estado Mayor de las AUC emitió una semana después un comunicado en el que afirmaban que tras realizar investigaciones no disponían de informaciones «precisas y responsables» sobre la «extraña desaparición del comandante Carlos Castaño».

El gobierno de Colombia aún no se ha pronunciado en torno a las versiones sobre los dos jefes de esos grupos armados irregulares. *

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