Joven desaparecida en Punta del Este: "Hubo errores y se perdió el tiempo"

La jefa de Policía de Maldonado, doctora Graciela López, se siente humana y profesionalmente comprometida con el caso de la joven Ana Paula Graña, desaparecida a la salida de un local bailable de Punta del Este el 23 de diciembre del año 2000 y reconoció que lamentablemente se perdió mucho tiempo y no se apeló a todo lo necesario para lograr su rápido esclarecimiento.

Semanas atrás la propia jefa de Policía visitó junto a los padres de la joven, un predio propiedad de OSE ubicado en avenida del Mar, entre las calles Mónaco y Salto de Punta del Este. El parapsicólogo Marcelo Acquistapace aseguró a los padres de Ana Paula haber tenido sensaciones que le permiten afirmar que el cadáver de la infortunada adolescente está sepultado en ese lugar.

La doctora Graciela López, en la ocasión acompañada por el fiscal Juan Bautista Gómez, se comprometió a solicitar ante la jueza penal de 2º Turno, Graciela Eustachio, el permiso correspondiente para iniciar el relevamiento del predio, lo que hasta el momento no se ha logrado.

La jefa de Policía subrayó que comprende la ansiedad de los padres, «porque cada dato que aparece es una esperanza de encontrar la verdad». El oficio correspondiente ya está en poder de la jueza Eustachio, al tiempo que se solicitaron otros elementos de la causa, que la Policía necesita para iniciar una nueva investigación. «Estamos esperando que se nos entregue esa autorización, para planificar una acción sostenida para revisar un área que no es sencilla», aclaró la jerarca.

Mientras esto ocurre, se han ido adelantando pasos, como la división del predio mencionado para iniciar el relevamiento. La jefa de Policía de Maldonado en este sentido dijo que se iniciará una búsqueda a fondo en las cámaras de ese lugar para luego comenzar a «peinar otros espacios» si antes no surgen resultados.

 

Se perdió mucho tiempo

La jefa de Policía de Maldonado tiene otra visión de cómo tenían que haber sido las investigaciones, apenas se denunció la desaparición de Ana Paula, aquella madrugada del 23 de diciembre del año 2000. Desde su óptica, nada es descartable a la hora de iniciar una investigación, «a veces las cosas que nos parecen que científicamente no son posibles, pueden dar datos».

La doctora López tuvo activa participación en varios casos de asesinatos o secuestros de menores y adolescentes. Trabajó directamente en el caso Camila en la ciudad de Rivera junto a un equipo de investigadores. Comentó que en ese episodio trabajó «mucho» con sicólogos, quienes a los dos días de iniciados los interrogatorios de los sospechosos, «colocaron al autor en quinto lugar, simplemente por su lenguaje gestual y la forma de enfrentarlos». Sin embargo tras las pruebas de ADN practicadas a los sospechosos, el culpable de la muerte y violación era un menor de edad que resultó ser el último en la lista. «Esas cosas a mí me marcaron a fuego, de que uno en una investigación no debe descartar absolutamente nada», reconoció la doctora Graciela López.

Dijo también: «Yo no puedo ir para atrás en cosas que pasaron cuando yo estaba muy lejos de acá, no las puedo arreglar, pero tengo el deber de sanear todo lo que pueda», aún en casos complicados como son los que involucran a jóvenes, donde necesariamente se debe trabajar con grupos interdisciplinarios y contrarreloj, porque «hay una verdad criminológica en todo delito, que es que el tiempo que pasa es la verdad que huye. En materia de niñez, adolescencia y juventud, eso es lapidario». *

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