Corridas de toros regresan a Colombia: Arte para unos, aberración para otros

Cientos de manifestantes se hicieron presentes frente a una de las primeras corridas de toros llevada a cabo en Colombia, tras varios años de prohibición. Algunos gritaban «asesinos» a los aficionados y los escupían mientras la policía antimotines hacía una barrera para impedir un pleito multitudinario.

Bogotá, la capital de Colombia, vio regresar esta sangrienta actividad lúdica en la que un torero, vestido con mallas y traje de luces, armado con una capa roja y una espada, violenta a un toro hasta el cansancio para luego matarlo. No sin antes haber picado al animal varias veces con banderillas en la espina dorsal, para que pierda sangre y fuerza y no sea un duro oponente.

El regreso de la fiesta brava

En 2012, el anterior alcalde de Bogotá había prohibido las corridas, pero en enero pasado la Corte Constitucional de Colombia revocó la prohibición y determinó que la fiesta brava era parte de la herencia cultural del país y no podía ser eliminada. El toreo es, sin duda alguna, una de las más antiguas tradiciones traídas por los españoles al continente americano y que ahora cuenta con muchos detractores que la combaten con la misma intensidad con que la defienden los amantes.

La gran Plaza de Toros de Bogotá tuvo que recibir una total limpieza antes de su reapertura este domingo. Los organizadores de la corrida inaugural aseguraron que cerca del 30% de los ingresos van directamente al Gobierno de la ciudad.

La Sala Plena de la Corte Constitucional pidió al Congreso de la República que legisle en un plazo no mayor a dos años sobre las corridas de toros y espectáculos similares que fueron excluidos de multa o castigo en la ley 1774 del año 2016, la cual -irónicamente- fijó sanciones por actos relacionados con la crueldad animal en todo el país.

De no tomar cartas en el asunto el Congreso en ese lapso, la actividad quedará de nuevo prohibida en todo el país.