Palabra ardiente

La invasión a Mali despabila a EE.UU.

Es verdad que la Casa Blanca nunca estuvo dormida respecto al Africa: entre otras cosas, viene entrenando a tropas de 34 países y el Comando Estadounidense para Africa (Africom, por sus siglas en inglés)

Es verdad que la Casa Blanca nunca estuvo dormida respecto al Africa: entre otras cosas, viene entrenando a tropas de 34 países y el Comando Estadounidense para Africa (Africom, por sus siglas en inglés) con sede en Stuttgart, encargado de los operativos militares “para apoyar la democracia y la libertad” en el continente negro, ha instalado numerosas bases que llevan el nombre gentil de “locaciones cooperativas de seguridad”. Pero la invasión francesa de Mali abrió las puertas para concretar la denominada “lucha contra el terrorismo” en Africa. Es decir, la guerra, como en Irak, como en Afganistán.

Enfrentar la amenaza de Al Qaida es, como de costumbre, la consigna que enarbolan Washington y París, su socio menor en la OTAN. Pero la cuestión no es tan clara. Como señala Patrick Cockburn, ex corresponsal en Medio Oriente del Financial Times: “La insurgencia nacionalista tuareg, y no el islamismo radical, es el corazón de la crisis en Mali. ¿Qué está haciendo AQIM (nombre del grupo jihadista presuntamente afín a Al Qaida) en el norte de Mali, que nunca fue en el pasado un bastión de los fundamentalistas? AQIM es un movimiento que emergió de la guerra civil de los ’90 en Argelia. Fundado en 1998, sus miembros se trasladaron al norte de Mali en el 2003, cuyo gobierno los consideró una contrapartida de los separatistas tuareg” (www.counterpunch.org, 21-1-13).

En efecto, el gobierno maliense no sólo ha tolerado los operativos de AQIM en la última década: también sacó provecho de los secuestros y del narcotráfico practicados por los falafistas jihadistas. Siempre desvió a AQIM la ayuda militar internacional recibida para impedir el secesionismo tuareg. Agrupados en el Movimiento Nacional por la Liberación de Azawad (MNLA, por sus siglas en inglés), los tuaregs se rebelaron en el 2012, desalojaron del norte de Mali a las tropas del ejército y declararon la independencia de Azawad, un territorio que comprende el 60 por ciento del país. El gobierno maliense usó a AQIM para combatir al MNLA, que se caracteriza por su laicismo.

Es confusa además la relación de AQIM con Al Qaida. “A menudo se lo describe como una ‘rama’ de la central de Al Qaida a la que Osama bin Laden dio fama”, señala The Washington Post. Agrega: “Es muy difícil conocer la conexión exacta entre los líderes de AQIM en Argelia y los que operan muy lejos en Irak y Afganistán. Pero la trayectoria de AQIM sugiere que sobre todo actúa por cuestiones locales, más que en función de la ‘jihad global’ que impulsa la central de Al Qaida” (www.washingtonpost.com, 17-1-13).

Francia combate ahora contra AQIM y, en particular, contra el MNLA. Es que el separatismo tuareg podría ganar adeptos en las naciones vecinas. Azawad, que alguna vez fuera un Estado no reconocido, abarca zonas del norte maliense, pero también del norte de Níger, el sur de Argelia y el sur de Libia. Y muy cerca, en Níger, Francia explota dos minas de uranio que satisfacen el 30 por ciento del abastecimiento de su sistema nuclear, que proporciona el 75 por ciento de la electricidad que insume. Está instalando la tercera, pero sería subestimar el verdadero núcleo de la cuestión reduciéndola a los intereses de Francia.

El problema para Occidente en Africa es, en realidad, China. A lo largo de los años, Beijing ha instalado unas 2000 fábricas propias en distintos países del continente, una inversión indirecta cuyo monto el Banco Mundial estima en 33.000 millones de dólares. El comercio chino-africano fue por valor de 200.000 millones de dólares en el 2012 y aumenta a una tasa anual del 33,6 por ciento (www.chinadaily.com.cns, 19-7-12). Y luego, las inversiones en la explotación de materias primas, petróleo incluido: 90.000 millones de dólares hasta mediados del año pasado (www.businessinsider.com, 27-6-12).

La síntesis de la cuestión sería contener a China detectando a Al Qaida en todas partes, fatigado pretexto para intervenir militarmente. En Washington se habla ya de una larga guerra en toda la región del Sahel, que se extiende desde el Atlántico hasta el Mar Rojo. Un funcionario estadounidense se refirió a la intervención occidental en Mali: “Va a tomar mucho tiempo y tiempo significa que puede durar varios años” (www.washibgtonpost.com, 28-1-13). “Algunos altos funcionarios y mandos militares del Pentágono advierten que, sin una acción más agresiva de EE.UU., Mali podrá convertirse en un refugio para los extremistas” (www.latimes.com, 18-1-13).

La Casa Blanca diseña un plan para instalar una base permanente de aviones no tripulados en Africa, según The New York Times. Un funcionario declaró a este periódico que tal base “está directamente relacionada con la misión en Mali, pero también le daría al Africom una presencia más perdurable” (www.nytimes.com. 28-1-13). Como dijera el nuevo secretario de Estado, John Kerry, ante el Senado: “China está en toda Africa, repito, en toda Africa. Y están comprando contratos a largo plazo para la explotación de minerales. Y hay algunos lugares en los que no estamos en el juego. Y odio decir esto. Y tenemos que entrar” (www.upi.com, 24-1-13). Cristal clear, como dicen por allá. PÁGINA/12

Juan Gelman
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