apruebo o rechazo

Avance de la nueva Constitución chilena en vilo: el “rechazo” tiene ventaja

A una semana del referéndum final, la nueva Constitución podría quedarse en el camino o aprobarse con un pequeño margen, evidenciando una nueva grieta social.

Foto: Convención Constituyente de Chile
Foto: Convención Constituyente de Chile

El desaire a la nueva Carta Magna chilena podría ganar si se mantiene lo que vaticinan las encuestas: el “rechazo” supera por 10 puntos al “apruebo”, lo que significa que prevalecería el texto actual que data de la era del dictador Augusto Pinochet.

El nuevo documento, de 388 artículos y 178 páginas, se puede obtener en quioscos y puestos de revistas en todo el país de forma gratuita, y deberá votarse el próximo 4 de setiembre.

La convocatoria a la redacción del texto había sido propuesta por el presidente anterior, Sebastián Piñera, como intento por calmar las fuertes protestas contra su administración -altamente impopular en el último tracto- que duraron varios meses. Una abrumadora mayoría del 78% votó a favor de que se instalara la Constituyente.

A una semana de la votación final, el país está dividido y las encuestas apuntan hacia la victoria del “rechazo”, la posición que aglomera a los sectores ultraconservadores, nostálgicos del pinochetismo, derechistas y libertarios. “Los distintos grupos por el rechazo creen que la plurinacionalidad divide al país y crea un grupo privilegiado. Ese discurso ha permeado bastante el debate nacional, en una sociedad donde históricamente los pueblos indígenas han sido invisibilizados, puestos fuera del debate público”, opina Pamela Figueroa, académica de la Universidad de Santiago y coordinadora del Observatorio Nueva Constitución.

Todo esto se entrecruza con el inicio del gobierno de Gabriel Boric, el accidentado regreso de la izquierda al poder en Chile que ha tratado de insertar en la discusión nacional algunos conceptos como la plurinacionalidad e interculturalidad del Estado chileno, la diversidad sexual sobre la heteronormatividad, la igualdad de género, el respeto por la naturaleza y la biodiversidad y el reconocimiento de la crisis climática como un problema de Estado.

Boric y su administración se han posicionado a favor del “apruebo”, y han apostado en su comunicación a remarcar que se trata de la desconexión total del oscuro pasado de la dictadura de Pinochet, que dejó más de 3.000 personas asesinadas o desaparecidas y unas 40.000 víctimas en total.

 

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