PENSEMOS POR UN MINUTO

Cuando mi derecho termina en el momento en que comienza el de los demás

Este domingo 25 de diciembre, se realizó en los barrios Sur y Palermo la tradicional “fogata” de quema del Judas, en plena vía pública y en momentos en que un antiguo decreto prohíbe realizar fuego desde diciembre hasta la primera quincena de abril. Los vecinos de los edificios cercanos, en una zona donde las calles son angostas, se vieron afectados por el calor de las elevadas llamas, como lo muestran las fotografías y como expresó el jefe de Bomberos, y solicitaron la intervención policial. Los promotores de la fiesta se negaron a apagar la pira y luego cuestionaron que los efectivos policiales los reprimieron. La pregunta es: ¿Estamos teniendo empatía?

Otra imagen sobre la fogata que llegaba a los techos de las viviendas.
Otra imagen sobre la fogata que llegaba a los techos de las viviendas.

La sociedad uruguaya, más allá de partidos políticos, creencias religiosas o posturas de cualquier tipo, debería comenzar a reflexionar un poco más en el otro, ese prójimo tan lejano, porque “mi derecho termina cuando comienza el de los demás”.

En primera instancia debo aclarar que no tengo parte ni arte en esta situación, porque nunca participe de dicha fiesta, no vivo en los barrios Sur y Palermo, sino en el punto más oeste de Montevideo, en un barrio humilde y forjado por emigrantes de todas las nacionalidades, y menos aún formo parte de la Policía o de algún partido político y, desde el punto de vista religioso, valoro todas las doctrinas, porque considero que no hay religión que pretenda el mal para el hombre.

Simplemente soy periodista, un humilde observador de la realidad que trata de analizar e interpretar todos los hechos desde los distintos puntos de vista y comprender al otro y a los otros. No sé si ello es bueno o malo, pero es mi profesión, vilipendiada y agredida, pero que defiendo con “uñas y dientes”, y también lo aplico en mi diario vivir, con resultados diversos.

De fogatas y leyes

Luego de aclarar los tantos, analicemos la situación que ocurrió el pasado 25 de diciembre en los barrios Sur y Palermo.

En la tarde de las fiestas de la Natividad de Jesús de Nazaret, el mesías para los cristianos, las redes sociales “ardieron”, no por la temperatura de ese día (que rondó los 30 grados Celsius) o por el calor de las llamas de la quema del “Judas” (uno de los 12 apóstoles que traicionó al nazareno en la última cena y lo entregó, a cambio de 30 monedas de plata al Sanedrín, para luego ser crucificado), sino por la actuación de la Policía de Montevideo, bajo las órdenes del ministro del Interior, Luis Alberto Heber.

“Esto es la represión en Barrio Sur y Palermo, por un festejo que se hace todas las navidades. La LUC genera Esto. Es imperioso que votes ‘Sí’”, expresaban indignados algunos internautas en sus redes sociales, tras publicar imágenes de los hechos en que se ve a policías actuando para impedir la quema.

Si nos quedamos con esas imágenes puntuales, como en un momento me ocurrió a mí, se puede llegar pensar que Uruguay se está convirtiendo en un infierno intolerante, donde la autoridad avasalla los derechos más inalienables de la persona.

Sin embargo, cabe realizarse la pregunta: “¿Realmente las cosas son así?”.

Sobre el fuego y el libre tránsito

Nos guste o no, en 2007 el gobierno de entonces, encabezado por Tabaré Vázquez emitió un decreto que establece a texto expreso que: “A partir del 1º de diciembre de cada año y hasta la segunda quincena de abril del siguiente año queda prohibida la realización de fuegos y quemas de cualquier tipo al aire libre en todo el territorio nacional”. Es de aclarar, aunque no venga al caso, que se exceptúan fuegos para cocción de alimentos en churrasquearas, parrilleros o similares.

Teniendo en cuenta que quienes defienden la fogata de la quema del Judas invocan la derogación de Ley de Urgente Consideración, podemos entender que quizás hacen referencia a que ellos mismos estaban impidiendo la libre circulación, pero en cuyo caso, nos guste o no, la norma declara “ilegítimos los piquetes que impidan la libre circulación de personas, bienes o servicios, en espacios públicos o privados de uso público”. Este podría ser el caso.

Pero, si piden la derogación de la LUC por la actuación policial a la que califican de “represión” se debe tener en cuenta que quienes estaban manifestándose o divirtiéndose estaban incumpliendo las normas que rigen un estado de derecho (que al menos hasta el 27 de marzo está firme) y que la Policía no hace nada más que solicitar la disuasión, para que los Bomberos pudieran apagar las llamas de más de seis metros que afectaban a otros vecinos.

Si todos comprendieran este punto, con un correcto diálogo de parte de los negociadores policiales podríamos ser un país más civilizado y libre de actitudes que llevan a ciertos puntos álgidos de violencia, porque una negativa o insulto de quien incumple las normas generará una reacción igual o mayor de parte de quien representa el orden.

Me gustaría ahora, centrarme en las palabras, que considero muy acertadas, del jefe de Bomberos, Pablo Benítez, quien habló con la prensa y describió con mucha precisión los hechos.

Benítez dijo que “como es habitual se realiza esta fogata en el barrio Sur y Palermo. En esta ocasión hubo mayor incidencia en las viviendas de algunos vecinos, los cuales no participaron en el festejo y al verse afectados por el fuego, que comenzó a tomar a algunas casas, afectó mobiliario en las azoteas y árboles, solicitaron la participación de Bomberos para apagar el fuego”.

La temperatura reinante de un domingo muy caluroso y el viento en la ciudad hizo que el fuego también afectara a algunas casas próximas a la hoguera de una altura “muy considerable”, (se estima que de más de seis metros), relató el jefe de Bomberos.

Benítez agregó que al intentar “combatir el fuego y bajar la intensidad de las llamas” encontró cierta resistencia de los vecinos que estaban participando de los festejos.

“Entendemos que es algo habitual que se haga en forma pacífica, pero siempre y cuando no afecte a los demás vecinos. Intentamos solucionar la situación, pero hubo gente que comenzó a empujar a los bomberos y tirar botellas. Entonces tuvo que intervenir la Policía y se dio un suceso que no era necesario si se hubiesen minimizado las llamas, porque no queríamos que se afectara a las viviendas y a las personas que viven en el lugar”, expresó.

Benítez agregó que tanto Bomberos como la Policía tienen que dar protección a las personas que lo requieren. Había que apagar el fuego por quienes estaban siendo afectados, y para ello hubo que retirar a las personas que impedían hacerlo.

Si todos queremos vivir en una sociedad mejor, más respetuosa, sin violencia de ningún tipo, debemos comenzar por ser más tolerantes, comprensivos, tener empatía y analizar los hechos con menos pasiones ciegas. De lo contrario, entraremos en un callejón sin salida que nuestras futuras generaciones nos reprocharán por siempre.

Aclaración

Esta nota es de opinión y refleja el pensamiento puro y exclusivo de quien la suscribe, quien lo hace de forma totalmente independiente y sin presiones ni pedidos de ninguna clase. Quizás no es necesario aclararlo, pero en estos tiempos de suspicacias bien lo vale.

La nota no es a favor ni en contra de los manifestantes, tampoco a favor ni en contra de la policía, ni del gobierno y menos aún a favor o en contra de la LUC. Es un aporte a la reflexión.

Si todos queremos vivir en una sociedad mejor, más respetuosa, sin violencia de ningún tipo, debemos comenzar por ser más tolerantes, comprensivos, tener empatía y analizar los hechos con menos pasiones ciegas. De lo contrario, entraremos en un callejón sin salida que nuestras futuras generaciones nos reprocharán por siempre.

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