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El régimen talibán destruyó los sueños de estudiar de las niñas afganas

A pesar de las promesas de los talibanes, las niñas ya no van a la escuela y sus oportunidades de crecer son prácticamente nulas.

Estudiantes masculinos y femeninos separados en una clase en la Universidad de Avicena en Kabul, Afganistán, el 6 de septiembre de 2021. Foto difundida en redes sociales
Estudiantes masculinos y femeninos separados en una clase en la Universidad de Avicena en Kabul, Afganistán, el 6 de septiembre de 2021. Foto difundida en redes sociales

Lenta y silenciosamente, ante el silencio del mundo y con la mirada de la comunidad internacional puesta en Ucrania, los talibanes han dado marcha atrás en sus promesas de que las mujeres afganas iban a poder seguir insertadas en el sistema educativo.

La mayoría de las niñas mayores no han ido a la escuela desde agosto del año pasado, cuando el movimiento extremista islámico se apoderó del país.

El ministro de Educación talibán había dicho recientemente que las niñas por encima del grado 6, de alrededor de 13 años de edad, podrían regresar a clases el 23 de marzo cuando reabrieran en todo el país los centros educativos tras las vacaciones de invierno. Pero agencias de noticias internacionales vieron cómo las niñas que llegaban con entusiasmo a aprender fueron enviados abruptamente a casa de nuevo.

La BBC informó que la decisión de rebotar a niñas a casa estuvo relacionada con sus uniformes escolares.

La razón: se está elaborando un plan educativo de acuerdo con la ley islámica. Esto, como es de esperarse, ha de incluir fuertes prohibiciones a la presencia de mujeres en el sistema educativo.

No es la primera vez que esto pasa en Afganistán: entre 1996 y 2001, cuando los talibanes estuvieron en el poder, se prohibió la educación a las mujeres así como el acceso a la mayoría de los empleos, y todos estos derechos se reservaron exclusivamente para los hombres.

La comunidad internacional ha hecho de la educación de las niñas una demanda clave para cualquier reconocimiento futuro de la administración talibán. A todos los niños, junto con las niñas más jóvenes, se les permitió reanudar su educación el año pasado pero este año está en dudas. 

Distintas visiones

Las distintas facciones talibanes no se ponen de acuerdo sobre cómo abordar el tema de la educación para las niñas. El grupo que lidera ahora el país, tras el golpe de Estado del año pasado, ha especificado repetidamente que deben enseñarse de acuerdo con la ley islámica, sin especificar exactamente qué significa eso.

El plan de estudios, el transporte de las niñas a las escuelas y la segregación de género son otros temas que se han discutido desde que los talibanes tomaron el poder, pero no han llegado a puerto con decisiones.

A mediados de marzo, un funcionario de educación dijo a la prensa afgana que las niñas deberían estar separadas de los niños cuando volvieran las clases, y que solamente debería ser enseñadas por maestras, sin embargo, nada de esto se ha reglamentado aún. En las áreas rurales donde hay escasez de educadoras, se estaría permitiendo excepcionalmente que maestros jubilados enseñen a niñas.

En cuanto a educación de niveles superiores, algunas secundarias han podido reabrir desde el año pasado, y en las universidades de la capital Kabul han seguido funcionando. Medios internacionales y agencias de noticias mostraron fotografías difundidas en redes sociales donde se puede ver aulas universitarias con cortinas en el medio que separan a los hombres de las mujeres, y todas ellas tienen su cuerpo totalmente cubierto por ropa y velos.

Las niñas representan el 60% de los 3,7 menores de edad afganos que no fueron a la escuela desde que los talibanes tomaron el poder por la fuerza, según UNICEF. Solamente el 37% de las adolescentes saben leer o escribir, en comparación con el 66% de los varones, según la organización Human Rights Watch.

Los datos del gobierno afgano sugieren que un tercio de las niñas están casadas desde antes de los 18 años y casi el 9% antes de los 15.

Otra estadística muestra que solamente del 10% al 15% de las mujeres tienen alguna calificación profesional o estudio, mientras que el restante 85% ni siquiera han completado alguno de los ciclos de educación básica.

Otro problema es la falta de oportunidades laborales porque, como se ha dicho, los talibanes prohibieron a las mujeres la mayoría de los trabajos, y por ello las familias pueden estar menos inclinadas a educar a sus hijas.

También se teme que la escolarización de las niñas se centre cada vez más en la educación religiosa.

Los funcionarios talibanes en varias provincias ya están eliminando materias seculares del plan de estudios y ampliando el estudio religioso, según Human Rights Watch.

 

 

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