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Henry Engler, 76 años y una historia de supervivencia

Este viernes 11 de noviembre, Hernry Engler Golovchenko cumple 76 años de edad. Engler (Octavio en la clandestinidad) vino al mundo en 1946 en Paysandú. Actualmente vive en Suecia.

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Henry Engler. Foto: Presidencia.

«La lucha es el triunfo. Es como la libertad. No está en una meta, está en uno»

Hace unos días, en ocasión del homenaje que la Fundación Mario Benedetti tributó a Daniel Viglietti al conmemorarse los 5 años de su partida hacia la gira eterna, desde Suecia y recuperándose de un mal momento en su salud, Engler envió un mensaje de salutación que transcribimos a continuación:

«Queridos todos: es más que merecido el acto de homenaje a nuestro Daniel. Se lo extraña muchísimo y es increíble que ya han pasado 5 años desde su partida. Los últimos años pasamos mucho tiempo juntos con él y Lourdes. Cada vez que yo llegaba a Uruguay, me traía una guitarra Yamaha para que yo no me olvidara de la música. Una vez le dije que iba a comprar una guitarra y que me acompañara. Me dijo:-No, eso es totalmente personal y tenés que elegirla vos. Después, al principio, la tocó y me dijo: suena bien. Yo pensé: tendría que haberme acompañado y elegirla él. Pero un día que estábamos cantando canciones de Atahualpa me dice: realmente suena bien! Y allí me quedé contento de haber elegido bien. Querido Daniel: estás siempre con nosotros y te extrañamos cada día más. Es que sos uno de los poquitos imprescindibles! Abrazos de universo a universo y ya ves cuántos te quieren para siempre. Henry e Inger.

Recordemos que Engler fue detenido en 1972 y pasó a ser uno de los nueve rehenes tupamaros que fueron mantenidos por los mastines de la dictadura cívica militar en condiciones infrahumanas de encierro hasta su liberación en 1985.

«Sin Engler no existiría el CUDIM»

Ya en libertad, se trasladó a Suecia en donde completó y culminó sus estudios. En enero del año 2002, un equipo del Centro de Tomografía de Emisión de Positrones (PET) de la Universidad de Uppsala integrado por el doctor Henry Engler, el profesor Bengt Langstrom y un equipo multidisciplinario obtuvo las primeras fotos que muestran en un cerebro humano viviente la enfermedad de Alzheimer.

En 2003 retornó a Uruguay. En 2006 fue nombrado profesor por la Facultad de Medicina,  la Facultad de Ciencias uruguaya y fue designado por la Universidad de la República director académico de un proyecto para instalar la técnica PET en nuestro país. El Poder Ejecutivo lo nombró presidente de la Comisión Nacional para dicho proyecto, que se concretó en 2011 con la creación del Centro Uruguayo de Imagenología Molecular (CUDIM). Tras muchos años de fructífero trabajo y alentando la renovación generacional del CUDIM, renunció a la dirección ejecutiva del Centro manteniendose vinculado a la institución como investigador principal.  En 2019 de manera abrupta y sin explicaciones satisfactorias fue despedido via Skype, cortándose de esa manera 44 importantes líneas de investigación. Engler es autor de muchos artículos y resúmenes científicos y presenta las investigaciones de su equipo en conferencias internacionales.  En febrero de 2020 el presidente Tabaré Vázquez reconoció la labor y el compromiso del científico uruguayo Henry Engler, uno de los impulsores principales del Centro Uruguayo de Imagenología Molecular (CUDIM). El mandatario le entregó un presente en la oficina presidencial de Suárez y Reyes y le agradeció la quijotada de retornar del extranjero para llevar a cabo este proyecto, que entiende fundamental para la salud de todos los uruguayos. En la oportunidad, Vázquez definió el agradecimiento como “un hecho histórico y de justicia hacia un uruguayo que le permitió al país tener, en el ámbito de la investigación científica, biológica y médica, instrumentos que nos colocan entre los países más avanzados del mundo por tener esta tecnología”.

“Gracias a él pudimos llevar adelante la concreción del CUDIM en el ámbito público para prestarle asistencia a todos los uruguayos, indistintamente de su condición social y económica. Sin el conocimiento y la experiencia que Engler adquirió en el extranjero, Uruguay no tendría este centro, con un trabajo profesional y de primera línea de avanzada”, dijo.

El mandatario subrayó la actitud personal y el compromiso de Engler, quien realizó la quijotada de venir al país, dejando de lado las facilidades y el respaldo que un investigador tiene en el extranjero, con infraestructura de primer nivel y tecnología de vanguardia, aún sabiendo el riesgo, ya que podría ser muy hostil la situación en ese momento. Lo definió como “una aventura”. “Vino a poner todo su conocimiento y experiencia al servicio del pueblo uruguayo”, concluyó.

«La libertad está en quien lucha por ella»

En 2008 se editó un libro y un filme titulado «El Círculo» que recrea el pasado y el presente del protagonista, en un recorrido que se centra con atención en la experiencia de la supervivencia humana en condiciones extremas, experiencia que compartió con otros compañeros de lucha. El Círculo, en síntesis, tiene su eje en la lucha por la supervivencia en condiciones infrahumanas, en situaciones de absoluto aislamiento, en la tortura (física y psíquica) y en otras atrocidades cometidas contra el protagonista.

Engler integró el trío «Los Cimarrones» en 1968 y formó parte del Centro de la Canción Protesta, participando en conciertos como  «Uruguay canta» y en el  «Festival Latinoamericano de la Canción Universitaria» realizado en Chile. En Suecia tradujo sus canciones al sueco y las grabó junto al también uruguayo Ricardo Collazo, trabajando además con los músicos  Mikael Wiehe y Björn Afzelius .

Engler también empuña la guitarra y enarbola en alto su voz. Tras la liberación de los últimos presos políticos, los rehenes de la dictadura, junto a otros compañeros puso en marcha una serie de recitales llamados “Cantares del calabozo”. Canciones que fueron elaboradas en circunstancias muy especiales. Fueron paridas muy dolorosamente y todas ellas son un canto a la vida y a la esperanza. Algunas fueron realizadas en Punta de Rieles por las compañeras cautivas, otras elaboradas en los duros calabozos y pulidas en el Penal de Libertad.

Encerrados a veces en celdas de 1.80 por 1.20, con apenas 60 centímetros de espacio a lo ancho. Hostigados de manera forma permanente. Haciendo sus necesidades fisiológicas en baldes que en ocasiones no podían vaciar por una semana.  Bebiendo sus propios orines y tan lejos del mundo que palpitaba a veces a pocos metros de los calabozos. Además de la edición en disco de Cantares del calabozo, parte de esas canciones están recogidas en el disco “Cantos rodados” editado por el sello Ayuí.

Tal vez porque al fin como al principio todo es plan y fantasía, el hoy destacado científico de reconocido prestigio sigue cantando porque la lucha canta. Como muy bien lo ha expresado  «La lucha es el triunfo. Es como la libertad. No está en una meta, está en uno. La libertad está en el que lucha por ella».

Jorge Yuliani
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