desafíos de la democracia

Mujica: La excesiva concentración de riqueza termina siendo un fantasma que torpedea las decisiones políticas

El ex presidente de la República José Mujica dijo que el mundo está ingresando en una encrucijada porque que si la economía de acumulación de la riqueza continúa por el camino del “use y tire” sin responsabilidad, entonces terminará en un colapso civilizatorio. “El holocausto ecológico está a la vuelta de la esquina”.

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Mujica dijo que América Latina es un continente terriblemente injusto. “Cada tres días hay un nuevo billonario en América Latina y a fines de año o el año que viene quizás tengamos 240 millones de pobres y no menos de 70 u 80 millones de personas en la pobreza extrema. Allí se encuentra la contradicción fundamental que tiene nuestra democracia, porque la excesiva concentración de riqueza termina siendo un fantasma que torpedea las decisiones políticas”.

Por otro lado, planteó que es tiempo de impulsar un “sistema de vacunas latinoamericano”.

El desafío de la democracia en América Latina

Mujica brindó una clase magistral sobre el “Desafío de la democracia en América Latina” en el marco del curso internacional “Estado, política y democracia en América Latina” de la Escuela de Estudios Latinoamericanos y Globales que organizan el Grupo de Puebla, Universidade do Estado do Rio de Janeiro, UMET y el Observatorio Latinoamericano de la New School University

La presentación del curso estuvo a cargo del ministro de Educación de Argentina, Nicolás Trotta.

En dicho marco, Trotta planteó a Mujica la interrogante referida a cuál es el desafío de la democracia en una América Latina injusta y convulsionada.

El ex mandatario uruguayo respondió que el primer fantasma que tiene la democracia es la terrible desigualdad. “Cuando hablamos de igualdad, no hablamos de construir ladrillos que sean todos iguales, que todos gasten lo mismo, o que todos tengan los mismos gustos. ¡No! Hablamos de oportunidades más o menos similares en el arranque de la vida, después cada cual dará lo que pueda”.

“Estamos en un continente terriblemente injusto. Cada tres días hay un nuevo billonario en América Latina y a fines de año o el año que viene quizás tengamos 240 millones de pobres y no menos de 70 u 80 millones de personas en la pobreza extrema. Allí se encuentra la contradicción fundamental que tiene nuestra democracia, porque la excesiva concentración de riqueza termina siendo un fantasma que torpedea las decisiones políticas. Es decir, la concentración de la riqueza va de la mano de una mayor influencia en las decisiones políticas”, dijo Mujica.

Manifestó que la economía transnacional de empresas a veces tiene el poder de un Estado, pero su preocupación central no está en la marcha de una Nación, sino en la marcha del conglomerado.

“Por un lado tenemos Estados soberanos, nacionales, y por otro una economía que cada vez se independiza más del Estado y del espacio donde está, porque sus leyes son la acumulación”, remarcó.

Lamentó que en ese concierto mundial, los países latinoamericanos parezcan extraños unos con otros. En tal sentido dijo que se necesitan políticas comunes, porque de lo contrario será un territorio de caza.

“Si yo en mi pequeño país le doy ventajas a las empresas transnacionales y otro país le da otras ventajas, entonces terminamos perjudicándonos”, sentenció.

Agregó: “Tenemos raquitismo político con respecto a las etapas del mundo en el que vivimos. Los africanos nos están dando una lección, por lo menos teórica, porque han suscrito un acuerdo de 54 países para integrar su economía y crear un espacio de vida y circulación en toda África. Y nosotros estamos de espalda unos con otros”.

Mujica dijo que los desafíos que tiene la democracia actual significan, entre otras cosas, “el desarrollo y la distribución”.

Añadió que el desarrollo necesita políticas globales o relativamente regionales, porque hay que combatir la desigualdad.

El ex mandatario manifestó que se necesitan Estados con muchos más recursos. “Tenemos que copiarle a China y a Vietnam. El Estado se tiene que transformar en cobrador de dividendos, ser socio de actividades nacionales con la burguesía nacional, buscar que no lo roben, pero tener ingresos paralelos a la vía fiscal, porque tenemos que mitigar la deuda social”.

Dijo que si los Estados son malos administradores, entonces se debe dejar a la burguesía, pero colocar al Estado como socio para cobrar dividendos y dejar que crezca la economía y que también crezcan los haberes que tiene el Estado.

Propuso “copiar del capitalismo nórdico y del alemán en los que la co-gestión y la participación de los trabajadores en los consejos de administración no es un cuento bucólico, sino una realidad”.

Manifestó que el Estado tiene que ser fuerte y tener los mejores trabajadores. “Formamos técnicos y las empresas transnacionales los contratan, pero el Estado se llena con lo que venga. El Estado tiene que tener los mejores trabajadores del país y tiene que haber una carrera en el Estado moderno”.

Mujica expresó que el papel del Estado es decisivo pero no para que sea dueño de todo, sino para que tenga recursos y pueda suturar las heridas sociales que el mercado jamás arreglará. “Esto hay que hacérselo entender al capitalismo porque, de lo contrario, lo que nos queda por delante es el peligro del holocausto ecológico. Hemos tirado demasiado de la piola de la naturaleza la cual empieza a cobrarnos las cuentas”.pepe1

Holocausto ecológico

Más adelante, Nicolás Trotta interrogó al ex mandatario uruguayo si es posible el desarrollo económico con un rol activo del Estado y que se asocie en las utilidades del propio modelo de crecimiento con capacidad de recaudar para enfrentar las desigualdades en países periféricos de Latinoamérica, donde hay injerencia de factores externos que pretenden debilitar la construcción de una alternativa.

Ante tal interrogante, Mujica respondió que los factores externos van a existir siempre y en todas partes.

“Pero no nos quitemos de encima la responsabilidad por la intervención o la maldad de otros. Por lo menos no cometamos errores, porque la fuerza del mundo no la vamos a cambiar. Nosotros podemos cambiar”, dijo el ex mandatario.

“Tenemos que incorporar la fuerza del trabajo al interés nacional. En algunas cosas hay que ser proteccionistas, como por ejemplo en el comercio. El comercio debería estar en manos de los espacios nacionales, de los recursos nacionales y de gente, porque gran parte del excedente que producimos se escapa. Es mucho más fácil ser intermediario que ser productor de cualquier cosa.Tenemos que defender el interés de nuestras burguesías nacionales que son débiles y, por ello, terminan en el rentismo. Tenemos que darles confianza, respaldo y estar con ellas, porque el proceso de desarrollo necesita la participación de una capacidad de gerenciamiento complicadísima”, dijo.

Planteó “combinar el valor de la iniciativa privada con el interés público”.

Mujica dijo que no faltará alguien de izquierda radial que diga: “‘¿Cómo vamos a poner plata para trabajar con los burgueses’, y yo digo: los burgueses saben gestionar y saben dirigir. Nosotros tenemos que poner la rueda, darle aire, y desarrollar recursos para atender lo que jamás atenderán ellos. De lo contrario vamos a ir con Estados pobres que son como el gallo enano, quieren más pero no pueden”.

Remarcó que para llegar al desarrollo se debe “meter mucho y aprovechar bien la riqueza y mientras tanto resolver los problemas más lacerantes que tienen las personas y eso significa recursos”.

“Esto tiene que ver con la democracia, porque si dejamos que este espiral de concentración de la riqueza vaya a favor de unos pocos como hoy, entonces la democracia se transforma en plutocracia”, advirtió el ex dignatario uruguayo.

En tal sentido, remarcó que “el campo popular no tiene incidencia en los grandes medios de comunicación, porque estos son empresas que están sujetas a los intereses empresariales y no pueden conspirar estratégicamente contra los intereses empresariales, ya que conforman la misma matriz”.

La distancia que hay entre una súper plutocracia y los sectores de clase media va en aumento. Son enfermedades que tiene la democracia por delante.

Por otro lado, Mujica se refirió a las herramientas para mejorar el esquema de representatividad democrática

“Hay que descentralizar mucho más. Si a los trabajadores le damos sólo discursos y no logramos que se comprometan, sean arte y parte y tengan algún peso creciente, nos va a faltar el desarrollo de la consciencia que significa intimar con los problemas con los cuales se vive”, señaló.

Manifestó que los gobiernos progresistas lograron mejorar el nivel de vida de mucha gente y ayudar al reparto social, pero no ayudaron en el crecimiento de la conciencia de dónde vienen las cosas. “Hicimos buenos consumidores, pero no logramos hacer ciudadanos y tenemos que tener un sentido autocrítico”.

“Tenemos que entender que los dirigentes del ala popular tienen que tener bonhomía, urbanismo, ser señores, pero tienen que vivir como vive la inmensa mayoría de su pueblo y en las entrañas de su pueblo”, recomendó.

Agregó: “Las dominaciones de clase no son sólo por ideas, son por formas subliminales, te tienden la alfombra, te tienden la mesa, te ponen los platos y cuando queremos acordar no sabemos dónde estamos. Elegir el lado del pueblo y de la justicia social implica una forma de vida y de compromiso”.

Mujica dijo que el mundo está entrando en una encrucijada. “Si la economía de acumulación sigue por el camino del disparate, del ‘use y tire’ sin responsabilidad, entonces terminará en un colapso civilizatorio, porque el holocausto ecológico está a la vuelta de la esquina”.

Por ello, dijo que se necesita de una batalla cultural y cambiar los parámetros. “Tenemos que hacer heladeras que se puedan reparar, maquinas que duren en el tiempo, no construir botellas de plástico para pudrir el mar. Tenemos que encontrar otras soluciones, todas van a ser más caras, pero tenemos que cuidar la vida”.

“Si ese cambio cultural no lo inician quienes se consideran progresistas, entonces ¿quién lo va a hacer? Ya no es tiempo de Mahoma o Buda”, sentenció.

De todos modos, Mujica no culpó a la dirigencia política, sino a los “tentáculos de la sociedad que necesita imperiosamente generar para que todos seamos subliminalmente potenciales compradores y confundir el ser con tener. Es una necesidad para la acumulación”.

Ejemplificó que así como en la Edad Media educaron a la gente para que pensara que la vida era un valle de lágrimas y había que portarse bien para ir al paraíso donde estaba la vida feliz, hoy el capitalismo dice que la vida feliz está en poder ir a un shopping y eso es subliminal, no es consciente.

El ex mandatario dijo también que un sistema no se respalda en el Ejército, ni en la fuerza, se respalda en los parámetros subliminales que es capaz de crear como motor de la conducta de las grandes masas. “Esa fuerza creadora y arrolladora del capitalismo que fue formidable, sacudió al mundo, domesticó a la ciencia y la puso a servir a la productividad, pero es insaciable y no puede parar. Hay que hacer un montón de inmundicia en nombre del progreso para pudrir los mares, tirar materia prima, trabajar inútilmente y después no hay recursos para atender cosas que son fundamentales, porque es la lógica de la ganancia”.

Remarcó que esa cultura no es casualidad, sino que es funcional a las necesidades de la acumulación que necesita que todos seamos voraces compradores para ser felices.

Por otro lado, indicó que el sentido de la democracia es que la gente viva más feliz, que tenga tiempo para realizarse y cultivar sus afectos. “La democracia significa, entre otras cosas, compartir el gusto de vivir, el milagro de vivir y la democracia tiene que estar al servicio de la vida”.

Un sistema de vacunas latinoamericano

Más adelante, el ministro Trotta preguntó a Mujica si es ¿optimista en cuanto a la democracia de América Latina como herramienta para las soluciones.

Ante ello, Mujica respondió: “No soy optimista, soy conservadoramente pesimista, porque creemos que integración es fundar organismos e instituciones, pero son negocios para las empresas aéreas y las cadenas hoteleras”.

Remarcó que integración es “construir escalón a escalón, ir construyendo, realizar pactos entre los gobiernos, compartir sistemas de investigación, ir creando desde abajo hacia arriba”.

“No hagamos instituciones que lo único que son ‘sellos’. Hagamos política de integración, juntemos a los ministerios de un lado y de otro, construyamos, planteemos cosas en común”, recomendó.

Manifestó que sus planteos pueden ser una quimera, pero “¿cuáles son las otras alternativas?”

“Si seguimos cada cual por su lado en un mundo que se está aglomerando, entonces nuestra democracia terminará siendo de palabra, porque cualquier trasnacional es más importante que nosotros. Para enfrentar esa transnacionalización de la economía necesitamos Estados fuertes”, aseguró.

Ejemplificó que en la pandemia cuada uno de los países latinoamericanos salió a hacer lo que podía y no fueron capaces de plantear comprar 500 millones de vacunas y negociar en conjunto.

Dijo que si la pandemia hubiera ocurrido con los gobiernos de izquierda en América, al menos hubiera existido una tentativa de unidad. “Nos falta ser conscientes de que los problemas de Argentina son los problemas de Uruguay y de Paraguay”.

Mujica también planteó que es tiempo de impulsar un “sistema de vacunas latinoamericano”.

Dijo que en Uruguay se producían vacunas contra la aftosa y se exportaban 10 millones todos los años, pero “en los años 90 no se construyó ninguna”.

“Las vacunas son inevitables en el mundo contemporáneo”, señaló.

Es imposible construir socialismo en sociedades pobres

“Somos como un escarabajo, nacemos porque sí, es milagroso haber nacido y cada uno de nosotros es un milagro, porque había millones de posibilidades que hubiera nacido otro. La naturaleza nos dio consciencia y creó esta máquina humana para repensarse a sí misma. Dar gracias a la vida es intentar dejar algo un poco mejor, por lo mucho que hemos recibido. Es vivir con causa, militar un poco para intentar mejorar el mundo”, expresó.

Manifestó que los estudiantes de hoy tienen más responsabilidades, porque tendrán más herramientas para comprender ciertas cosas.

“Sigo siendo socialista sin ambages. Es imposible construir socialismo en sociedades pobres, porque terminas en la vía represiva porque no tienes para responder. Y no se puede construir un edificio nuevo con albañiles viejos”, puntualizó Mujica.

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