UN TANGO EN JAPÓN

Ikuo Abo, la voz japonesa del tango que ni siquiera habla español

No se sabe muy bien cómo llegó el tango a Japón. Varias historias populares se superponen, pero a los habitantes del archipiélago no les importa cómo ni cuando, sino que haya aparecido en su país tan hermosa música. Ikuo Abo es uno de los que se enamoró en seguida y, desde entonces, ha estado cantándolo como si hubiera nacido a la vera del Río de la Plata.

Ikuo Abo nació el 20 abril 1937 en Aomori, Hiroshima. Debido a la poca información que hay sobre la migración del tango hasta Asia, no se sabe muy bien cómo llegó hasta él música rioplatense. Durante su juventud tuvo acceso a música de Gardel, de Troilo, de Goyeneche, de Fugazot, de Mastra, entre otros. Lo que sí se sabe es que aprendió a cantar con los músicos argentinos Ricardo Francia y Fernando Tell durante su estadía en Japón.

Durante los años 1959 y 1960, cursó estudios universitarios en Ritsumeikan y, posteriormente, hizo su debut en octubre de 1961 en el programa Plaza de Canción de NHK, que es la emisora principal de Japón.

A mediados de la década de los 60’s ya se había hecho popular su mito en Argentina, y aprovechó su visita con la Orquesta Típica Tokyo a Argentina para pasar por el programa de televisión «Sábados Circulares», del canal 13, conducido por el famoso Pipo Mancera.

Su voz poderosa, con un marcado vibrato tanguero y un timbre de barítono (casi tenor) ha sido el principal embajador de esta hermosa cultura rioplatense en Japón y, aunque parezca mentira, nunca aprendió a hablar el español del todo. La mayor parte de su vida cantó las canciones por fonética, o sea solamente imitando los sonidos de las sílabas.

Llegó a cantar en Perú, Ecuador y Colombia y dejó decenas de grabaciones hechas tanto en esos países como en Argentina. De esa época quedaron versiones de “Tomo y obligo”, “En esta tarde gris” y “Lo han visto con otra”, entre otros. Participó, además, en la película Viaje de una noche de verano, donde cantó junto a Ranko Fujisawa, Néstor Fabián y Enrique Dumas.

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