DISCURSO Y ACCIÓN

Trump se curó del COVID-19 con un tratamiento de células de un aborto

La administración Trump ha intentado por todos los medios restringir la investigación con células fetales, pero cuando la vida del presidente estuvo en riesgo cambiaron rápidamente de posición.

Trump salió del hospital militar Walter Reed a tres días de haber sido internado por coronavirus. Foto: Flickr / The White House
Trump salió del hospital militar Walter Reed a tres días de haber sido internado por coronavirus. Foto: Flickr / The White House

Después de salir del hospital, el presidente estadounidense Donald Trump elogió los vanguardistas y modernos tratamientos que recibió en el hospital militar Walter Reed que, según él, fueron «un milagro de Dios».

El Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) informó este 7 de octubre que el tratamiento de anticuerpos que recibió el presidente para tratar su infección de COVID-19 se derivó originalmente de tejidos de un feto abortado, el cual fue desarrollado por Regeneron Pharmaceuticals.

«Si el tratamiento es un milagro de Dios, entonces dios emplea líneas celulares derivadas de tejido fetal humano», ironizó el editor sénior en biomedicina del MIT, Antonio Regalado.

La administración Trump ha adoptado una retórica cada vez más dura y una posición ultraconservadora con todo lo que tenga que ver con el aborto, incluyendo la investigación médica que utiliza tejido fetal de abortos. Por ejemplo, en 2019 restringió la capacidad de los Institutos Nacionales de Salud para financiar dicha investigación, los partidarios elogiaron una «gran victoria provida» y agradecieron personalmente a Trump por tomar medidas decisivas contra lo que llamaron el «indignante y repugnante» práctica de «experimentación utilizando partes del cuerpo del bebé».

Recientemente, también promovió como candidata a la Corte Suprema de Justicia a la jueza Amy Coney Barrett, una católica ultraconservadora que se opone al aborto con vehemencia.

Un presidente conservador ¿pero no tanto?

A pesar de todo, parece que la posición del mandatario es endeble y acepta pequeños desvíos morales, especialmente cuando el mandatario se topó de frente y en persona con la posibilidad de morir por COVID-19. Y es que lejos de las especulaciones, el presidente tiene 74 y un importante sobrepeso, dos de los factores de riesgo que afectan la morbilidad en los contagiados.

¿En qué consiste el tratamiento?

Muchos tipos de investigación médica y de vacunas emplean suministros de células adquiridas originalmente de tejido de aborto. Habría sido necesario un experto para darse cuenta de que ese era el caso del tratamiento de Trump.

El viernes pasado, cuando Trump desarrolló síntomas preocupantes del COVID-19, el presidente recibió un cóctel de emergencia de anticuerpos anti-coronavirus fabricado por Regeneron. Estas moléculas se fabrican en células del ovario de un hámster, las llamadas células «CHO», según la compañía.

Pero las células derivadas originalmente de un feto se usaron de otra manera. Según Regeneron, las pruebas de laboratorio utilizadas para evaluar la potencia de sus anticuerpos emplearon un suministro estandarizado de células llamado HEK 293T, cuyo origen fue el tejido renal de un aborto en los Países Bajos de la década de 1970.

Desde entonces, las células 293T han sido «inmortalizadas», lo que significa que siguen dividiéndose en el laboratorio, como un cáncer, y han sufrido otros cambios genéticos y adiciones.

 

 

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