ALTA TENSIÓN

Manini advirtió sobre un Uruguay transformado en gigantesco bosque de eucaliptos

El senador de Cabildo Abierto Guido Manini Ríos preguntó: ¿Qué impide que algún día Uruguay sea un gigantesco bosque y tenga cuadrillas de algunas empresas multinacionales en lugar de productores rurales? Mientras que el senador Sergio Botana, del Partido Nacional, aseguró que el proyecto de Ley Forestal es “un disparate”, porque si se limita se le está diciendo al sector forestal que es “absolutamente indeseable”.

Los senadores Manini y Botana durante el debate del proyecto de Ley Forestal.
Los senadores Manini y Botana durante el debate del proyecto de Ley Forestal.

Este miércoles, el Senado dio sanción definitiva al proyecto de Ley Forestal de Cabildo Abierto, pero el Ejecutivo lo vetará. A favor de la iniciativa votaron los senadores de Cabildo Abierto y del Frente Amplio y se opusieron los parlamentarios de los partidos Nacional y Colorado.

Durante el debate, Guido Manini Ríos aseguró que constató el tremendo poder del lobby celulósico en Uruguay, que ha intentado y logrado cambiar el eje de la discusión. Dijo que el proyecto de Cabildo Abierto en ningún momento pone en tela de juicio la importancia de la forestación, que ha generado miles de puestos de trabajo y divisas.

“No entendemos por qué se toma que esto es un ataque al sector forestal. Cualquier persona que lo analice, sin ningún interés especial, se puede dar cuenta que busca preservar determinadas tierras que se entiende que es mejor se utilicen en otras cosas y no en bosques de eucaliptos”, remarcó.

El parlamentario indicó que con la iniciativa “no se cambian las reglas de juego” para el sector forestal, sino que se pueda plantar en determinados suelos, como lo establecía la Ley original. “Queremos defender a los productores que quieren radicarse en la tierra y vivir de su producción junto a su familia”.

“Imaginemos a un Uruguay transformado en un gigantesco bosque de eucaliptos. ¿Qué impide que algún día el Uruguay sea un gigantesco bosque y tenga cuadrillas de algunas empresas multinacionales en lugar de productores rurales? No quiero ese futuro para el Uruguay”, planteó.

Añadió: “Qué garantía tenemos que con la celulosa no pase lo mismo que pasó con la lana que un día dejó de valer, o como le pasó a Venezuela cuando bajó el precio del petróleo. En cambio, la producción de alimentos tiene mucho más seguro en el futuro, porque la humanidad siempre necesitará alimentos”.

El legislador manifestó que cuando se esté llegando al 10% del área plantada, el Parlamento del futuro podrá aumentarlo al 20%, y no cambiará nada. “La esencia es que no se hayan anulado las mejores tierras sólo por plantar eucaliptos; y no se puede comparar con la soja que dura seis meses, porque cuando se plantan eucaliptos se necesitan décadas para mejorar la tierra”.

Manini Ríos dijo que “tampoco se afecta el derecho de propiedad, ni el derecho de los privados”. En su momento fue la intervención del Estado la que garantizó la riqueza en bien de la sociedad y con criterio, y no fue la mano invisible del mercado”.

Expresó que con los límites que fija la Ley, que se pueden modificar en el futuro, alcanza para cuatro plantas de celulosa “¿Realmente queremos el modelo celulósico? Se están volcando ingentes recursos para favorecer a una empresa multinacional celulósica y si se volcara la cuarta parte de eso al sector lechero se generarían más puestos de trabajo y se radicaría más gente en el interior del país. Los bosques de eucaliptos generan más taperas y menos gente en el interior”.

“Qué diría Wilson Ferreira Aldunate ante la concentración de centenares de miles de hectáreas de la tierra en manos de no sabemos quién”, sentenció.

El papel del Estado

Por su parte, el senador del Partido Comunista Oscar Andrade reconoció que el proyecto aprobado es una “respuesta parcial a un problema productivo social y no resuelve la perspectiva a largo plazo del modelo de desarrollo, ni el mayor valor agregado de la madera, ni los problemas ambientales”.

“No resuelve la concentración, ni la extranjerización de la tierra, ni la precarización de las relaciones laborales, porque hay un 45% de trabajadores fuera de la formalización en el sector forestal. El tema queda abierto para resolver esos problemas”, planteó.

Andrade se refirió a advertencias que realizó la Facultad de Agronomía sobre los impactos de la forestación, en tal sentido citó “los efectos de los monocultivos de eucaliptos en la provisión y calidad de agua, y la acidificación de los suelos, porque las plantaciones de eucaliptos consumen una cantidad importante de calcio”.

Dijo que se está ante una tensión: mercado – Estado y producción – ambiente. “El interés general tiene el horizonte de medidas precautorias para analizar el riesgo y tratar de ubicar la forestación para que las mejores tierras no pasen al sector forestal”.

El parlamentario del FA planteó que hay problemas como el ambiental que trasciende al Uruguay como nación. “Queremos construir una mirada que no es a favor o en contra de la forestación, esa es una simplificación absurda de la discusión, sino generar las condiciones para un debate sobre el modelo de desarrollo que, implique el cuidado del medio ambiente, desarrollo social y desarrollo productivo tratando de pensar en clave país y para eso el papel del Estado es central para regular una actividad que pone en tensión otras actividades”.

Un disparate

El senador del Partido Nacional Sergio Botana, aseguró que el proyecto de ley de Cabildo Abierto, “es un disparate”.

“Si limitamos porque sí, les estamos diciendo que son un sector absolutamente indeseable. Los que queremos proteger la naturaleza, lo que decimos es: ‘utilicemos con racionalidad los recursos del país’”, remarcó.

El parlamentario nacionalista indicó que si se limita a 1,6 millones de hectáreas forestadas, las grandes compañías van a salir “desesperadas” a comprar tierras, que no compraron aún, para forestarla. “A esta Ley el tiro le sale por la culata”.

Dijo que la forestación generó valor, multiplicó el empleo y movió los puertos. Añadió que dicha actividad explicó el fuerte crecimiento de las exportaciones, atrajo inversiones al agro, trajo desarrollo tecnológico, demandó técnicos y dio uso a tierras de escasa productividad y valor. Mientras que, desde el punto de vista social, tuvo connotaciones “altamente negativas, porque la forestación es responsable de acelerar el proceso de expulsión de la gente de la campaña ya que no demanda mano de obra rural y generó taperas donde había preciosos establecimiento”.

Por ello, Botana indicó que el sector forestal debería ayudar en ese sentido.

A la vez cuestionó que “el endeudamiento rural en los gobierno de la izquierda se solucionó con la venta de los campos de los uruguayos, con extranjerización. “Se extranjerizó el 42% de la superficie productiva del país, entre 6,5 y 7 millones de hectáreas”.

Remarcó que los gobiernos del FA “no movieron un dedo en el sentido del ordenamiento de la forestación. Subsidiaban y exoneraban al sector forestal, pero no lo querían”.

Cambio de las reglas de juego

Desde el Partido Colorado, el senador Germán Coutinho resaltó que Uruguay es desde siempre un país confiable, por lo que su partido “seguirá defendiendo esos ideales”.

Uruguay es un país con seguridad jurídica, estabilidad política y económica, lo que lo marca como una nación seria y responsable, añadió.

Dijo que las discusiones políticas que cambian las reglas de juego, como el proyecto de Cabildo Abierto, no le hacen bien al país. Descartó que el Partido Colorado haga lobby con la forestación, y remarcó el convencimiento de lo que significa el sector para todo el Uruguay. “Siempre hemos estado del mismo lado”.

Consideró que el proyecto genera consecuencias negativas para el sector forestal, la sociedad, el sector agropecuario y todo el país y su gente.

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