La Hipocresía Humana que no tiene fin

La foto de Carter de la niña, el buitre, y finalmente la del Maratonista Felisa Lilesa, etíope, en el cierre de Río 2016.

lilesaLa niña de la foto de la aldea de Ayod, Sudan del Sur, y la imagen última del maratonista etíope Felisa Lilesa, recibiendo en el podio Medalla de Plata.

En abril de 1994, Kevin Carter, recibe el premio Pulitzer por la tan famosa foto, de la niña en la aldea de Ayod, y el buitre esperando su comida.

Mucho se ha hablado de ese tema. Desde las palabras de Carter en la ceremonia de entrega del premio: “Es la foto más importante de mi carrera, pero no estoy orgulloso de ella, no quiero verla, la odio. Todavía estoy arrepentido de no haber ayudado a la niña”.

Hasta la declaración posterior del compañero de Carter, João Silva, en la que quita presión y estupor, a la tan conmocionante foto, expresando: “No es lo mismo un niño haciendo sus necesidades en un basurero de desperdicio, que un niño moribundo cerca de un buitre” “En la foto se buscó un ángulo, para que saliera el buitre, el cual comía desperdicios”.

No quiero ahondar mucho en esta historia, pero quiero dejar expresado, que más allá de las verdades, existe una sola verdad, que esa foto y tantas otras lo demuestran.

Se trata de las tremendas penurias que atraviesan los pueblos africanos, en la lucha por el pan, el agua, y las libertades de todos. Que siguen existiendo luchas de etnias, que se transforman en eternas guerras civiles, con las consiguientes consecuencias que traen hambrunas, y diferencias humanas, con discriminaciones, cárceles y torturas.

El cierre de este gran y espectacular juegos olímpicos, Río 2016, nos maravilló desde todo punto de vista artístico, deportivo, y un mega show de juegos artificiales.

Pero detrás, muy cerca en el tiempo, nos sorprendió, y nos dejó helado, la llegada a la meta, detrás del medalla de oro Keniata Eliud Kipchoge, el etíope Felisa Lilesa, medalla de plata.

Atravesando la cinta, gesticuló y expresó su desagrado y descontento con el gobierno de Etiopía: “…en mi país no hay democracia, no hay derechos, y se persigue a nuestra etnia Oromo. Mi familia está presa y yo, de volver a mi País corro riesgo de Muerte”.

Si miramos está segunda foto, la del podio del cierre de los juegos olímpicos de Río 2016, veremos tres imágenes, dos medallas triunfales, sonrisas, tranquilidad y orgullo, y una tercera, la de plata, con angustias, desesperación, pánico, dolor, intranquilidad y la mente y mirada, totalmente perdida, donde solo se ve un futuro incierto.

Por eso termino, expresando mi más sentido pésame, al deportista maratonista etíope Felisa Lilesa, y más grande repudio a todo acto coercitivo, y de violencia contra todos los derechos humanos, sea donde sea.
Y que al mirar ambas fotos, veamos en ellas, circunstancias diferentes pero con consecuencias similares, que tienen caminos diferentes pero el mismo final.

Que no nos olvidemos de la foto de Carter, pero tampoco miremos para el costado, cuando veamos la foto, y en el podio del etíope Felisa Lilesa, una mirada sin mañana.

Recordemos que lo que está de fondo, bombos y platillos, fuegos artificiales y colores, no significa nada para él, porque en su mirada perdida, está la representación de una humanidad que muestra una cara, y siempre hay otra. La hipocresía.
YORÍO, pero también YOLLORO.

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