Mario Meoni, de lavacopas a ministro

Mario Meoni en Rosario, Santa Fe, un día antes de su fallecimiento
Mario Meoni en Rosario, Santa Fe, un día antes de su fallecimiento

Por Máximo Luppino

Rumbo a su ciudad de historia y afecto el ministro nacional Mario Meoni encontró la muerte en un fatídico accidente de tránsito. Con el corazón en su amada ciudad de Junín viajaba por la ruta 7 en una noche de lluvia con agua en la calzada, pero su amor familiar en su pueblo natal lo atraía más que el cansancio y el peligro de una ruta inhóspita. Mario Meoni fue en verdad “Un político de raza” quien hizo honor a su vocación de servicio y a brindar lo mejor de él a su comunidad.

Según sus propias palabras fue lavacopas en su ciudad, para con trabajo y honestidad llegar a ser concejal, intendente de su Junín de sueños por 12 años. Luego diputado provincial y en la actualidad ministro dilecto del presidente Alberto Fernández.

Meoni perteneció a la Unión Cívica Radical, fue colaborador activo y funcionario del presidente Alfonsín. En su historia reciente se encontraba vinculado a Sergio Massa con quien edificó una sólida amistad familiar. Es que Mario generaba sólidos pilares de afecto con quien se relacionaba. Una persona de pasiones constructivas que dejaba huellas de cariño por donde pisaba. Así se reflejó en la despedida de sus restos mortales en la ciudad que lo vio crecer y manifestarse en todo su inmensa magnitud de hombre de bien.

Dijo Alberto Fernández: “¡No sólo perdimos a un gran ministro laborioso y honesto, sino que perdí a un gran amigo!” Mario es en verdad un ejemplo de inspiración política. Luego de días de trabajo duro, decidía casi todos los viernes viajar al nido íntimo de su ciudad donde sus ideales cobraban fuerza gigantesca.

La acción política descalificada sistemáticamente por algunos comunicadores sociales, “amigos” del abismo constitucional encontraban en la conducta de Meoni un gladiador triunfante y alegre en la función pública. Junín llora la partida de un hijo pródigo, de un hombre del interior de la provincia con todos sus valores rurales a cuestas, con el aire puro de campos inmensos y de cara siempre a los vecinos. Cada saludo en Junín significaba un abrazo del corazón.

Bien sabía Mario de esta liturgia de personas frontales. Hoy Junín derramó lágrimas de cariño y gratitud para su vecino ilustre. Meoni nos deja un vacío inmenso, un dolor espiritual en estos duros años de pandemia donde el dolor nos quiere acostumbrar a la partida de seres queridos. Mario continuará desde el cielo trabajando para su Argentina amada y seguirá visitando las calles de Junín en la inmensidad de su ALMA ETERNA. ¡Hasta siempre querido Mario Meoni!

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