El injusto sufrimiento de Villa Española

La Asamblea a realizarse en la Asociación Uruguaya de Fútbol el próximo 31 de enero será clave por varios puntos neurálgicos que serán tratados en la misma.

La confección definitiva del calendario, el problema del descenso a la Segunda División Profesional, las deudas de los clubes y la falta de canchas propias de algunos de éstos, estarán en el tapete. Hoy nos referiremos a este último asunto, en particular a la situación que atraviesa Villa Española, que carece de escenario por razones ajenas a su voluntad.

UNA HISTORIA SINGULAR

Villa Española tenía su cancha, modesta pero coqueta, allá, pegada a la Funsa en Camino Corrales, metida en el centro de su barrio. Primero se llamó «Parque Sáenz», para pasar luego a llevar el nombre de «Parque España». Hace dos o tres años, la Intendencia Municipal de Montevideo decidió extender la avenida José Pedro Varela y entonces expropió el predio donde estaba el terreno del club, con la promesa de cederle de inmediato uno nuevo donde la entidad pudiera hacer su estadio.

La municipalidad cumplió su promesa y otorgó un lugar a esos efectos, muy cerca del original, pero las obras de la avenida necesitaron unos metros más y cuando los encargados de levantar las instalaciones de la institución procedieron a las mediciones correspondientes, se encontraron con que el terreno era muy chico y no era posible su utilización a los fines que se necesitaban.

LA CESION DEL «CHARRUA»

La institución fue creciendo deportivamente y, al tiempo que la Asociación decidía que todos los clubes debían tener cancha propia o en su defecto una que pudieran utilizar en exclusividad, «El Villa» llegó a primera división por primera vez en su trayectoria. Ante la dificultad que se le había creado, la Comisión Directiva solicitó a la Intendencia la concesión del Estadio Charrúa para los juegos en que fuera locatario, autorización que fue concedida y aceptada como correspondía por la AUF. Mientras se seguía aguardando una solución para un problema en el que Villa Española no tenía responsabilidad alguna, la entidad disputó la temporada de 98 en primera y la del 99 en segunda tras haber descendido en la anterior.

AHORA HAY QUE ENCONTRAR UNA SOLUCION

Hasta que llegamos al momento actual en el que la Asamblea citada al comienzo de esta nota decidirá sobre el tema. Algún club ya hizo oír su voz anunciando que no tolerará más aplazamientos y que «el que no tenga cancha que no juegue». No discutimos la lógica de ese razonamiento teniendo en cuenta el tiempo que pasó desde que la disposición entró en vigencia, pero no estamos de acuerdo en que se involucre al equipo aurirrojo en una medida que, en su caso específico, sería tan arbitraria como injusta.

Por otra parte, el presidente de la entidad, señor Guillermo Facello, tiene una carta-documento del intendente, arquitecto Mariano Arana, en la que confirma la cesión de un predio sito en Hipólito Irigoyen (ex-Veracierto) y Timoteo Aparicio, para el corriente año.

Ante esa confirmación oficial, sólo le queda a la Asociación permitir la participación de Villa Española en las competiciones oficiales de esta temporada, en la que militará nuevamente en el círculo superior, cosa que la Asamblea seguramente refrendará, por más que surja alguna negativa aislada de parte de gente que se niegue a aceptar la realidad.

Queda sí por solucionar la situación del Charrúa, que por defectos en su estructura no puede abrir al público más que una de sus tribunas, lo que haría imposible la separación de hinchadas en los espectáculos que allí se realicen. Como las reparaciones son muy onerosas –por otra parte nadie parece dispuesto a ocuparse de las mismas– y si se realizan llevarán mucho tiempo, Facello y sus compañeros deberán encontrar otro escenario para presentar a la AUF. Pero ese es otro asunto. Lo principal es reconocerle a Villa Española el derecho que tiene a jugar normalmente.