Un magnífico concierto en Montevideo

Roger Waters deleitó al público uruguayo en el Estadio Centenario de Montevideo

Ni las diatribas, ni las presiones, ni las censuras, ni el bloqueo mediático, ni siquiera la lluvia pudo con Roger Waters que en la noche de este viernes 17 se presentó por segunda vez en nuestro país ante un multitudinario contingente que se congregó en el Estadio Centenario de Montevideo.

Roger Waters en el Estadio Centenario de Montevideo.
Roger Waters en el Estadio Centenario de Montevideo.

Roger  se presentó anoche en el escenario mayor del Centenario con un show memorable, de características inusuales desde la puesta en escena hasta los efectos especiales de imagen y sonido. Dicho esto vayamos a lo que importa: al contenido de su revulsiva propuesta artística. A esos temas que son lo realmente trascendente para la humanidad y que son expuestos a través del arte mayor de este artista inigualable.

Y por si quedan dudas de lo que a continuación vamos a exponer, vaya aquí la primera advertencia y el primer consejo de Waters, que bien se ajusta al contenido de esta nota: «si sos de los que gustan de Pink Floyd pero no de las opiniones políticas de Roger, no pierdas tiempo, vete a la mierda o a beber algo al boliche de la esquina». Dicho de otro modo, no pierdas el tiempo en leer esto.

Ya habíamos expresado que Waters es el cantor que no se calla, defensor acérrimo de los Derechos Humanos, sus canciones ponen en el tapete y al desnudo las injusticias que sacuden nuestro mundo, la pobreza, la opresión de quienes detentan el poder (económico, militar o religioso) sobre las mayorías desposeídas y explotadas por la economía capitalista; la situación de los desplazados de su tierra, los refugiados, la violación constante de los derechos humanos, las guerras imperialistas, la destrucción del planeta por el afán de lucro e incluso el riesgo de la aniquilación nuclear.

Este concierto  titulado This is not a drill (No es un simulacro) que pudo apreciarse en la noche de este viernes 17 en el Estadio Centenario de la ciudad de Montevideo y que debió interrumpirse durante un rato por una fuerte tormenta con lluvia torrencial, quedará en la memoria de los asistentes como una experiencia sensorial regocijante y que al mismo tiempo ha nutrido eso que llamamos conciencia, es decir la percepción, el conocimiento responsable que los humanos tenemos sobre nuestra propia existencia y el entorno, ese entorno que no es otra cosa que, en tanto seres gregarios, es la sociedad en la cual desarrollamos nuestras vidas.

Música, palabras, sonidos e imágenes puestas al servicio de los mejores y más apreciados valores de la condición humana. Luego de experimentar esta propuesta sensitiva y al mismo tiempo de alto vuelo intelectual, uno se da cuenta que ha crecido como persona.

Qué importante, qué imprescindible es el arte cuando refleja la realidad social, cuando se aparta de trivialidades y tilinguerías, de conformismos pasatistas que son funcionales al statu quo, al sistema opresor y apartándose de todo eso se eleva al nivel de criticar y al mismo tiempo proponer cuestiones cuyo camino de realización es la política.  Ahí está la razón del desprecio de los poderosos al mensaje de este genio musical, de este artista incuestionable.

Tras la actuación previa del olimareño Braulio López de alto contenido emotivo y conceptual, Waters arrancó con «Confortabily numb» una de las canciones de su magnifica obra «The wall», para luego proponer un set list integrado por Powers that be, Bravery, Have a cigar, la célebre Wish you were here, Shine on you crazy diamond, Sheep, In the flesh, Run like hell, Money y muchas otras que forman parte de lo mejor de sus composiciones.

Varias pantallas led de altísima definición y de 140 metros de extensión fungieron de soporte para la proyección de imágenes y textos que complementaron cada canción. Vale recordar que el equipamiento utilizado llegó transportado por dieciséis camiones. Una decena de músicos y un nutrido equipo técnico completaron la puesta en escena. Imágenes de guerra, explosiones, fetos humanos, el rostro de varios presidentes de los Estados Unidos de Norteamérica, en este caso con la leyenda «criminal de guerra», así como una variada gama de imágenes y leyendas deslumbraron a los asistentes.

La igualdad de derechos para todos los seres humanos, la no discriminación social, étnica, religiosa y de género, así como la libertad, la justicia social, la democracia y la paz están en el centro de su propuesta artística. Y eso, queridos lectores es lo que molesta a ciertos sectores de la sociedad, esos que hablan de igualdad pero explotan a sus semejantes, esos que hablan de libertad, democracia y paz mientras le convenga a sus intereses, esos que dicen no discriminar pero a cada instante lo hacen.

Un momento de alta tensión se produce con la canción Run like hell, en donde una serie de imágenes animadas se transforman en grabación de un helicóptero que lanza sus misiles sobre la población civil.  Esto puede referir indistintamente a Irak, Afganistan, Palestina y otros muchos lugares en donde el poderío militar al servicio del capital internacional azuzado por quienes dicen tener un destino manifiesto asesina civiles inocentes, niñas y niños, mujeres y  ancianos. En otra instancia con la canción «Dos soles al atardecer» se hace referencia a la guerra en Ucrania (guerra de Estados Unidos y la OTAN contra Rusia) y se pone en evidencia el peligro de una guerra atómica.

Sobre el final una mezcla de composiciones del disco Dark side of de moon son apoyadas por imágenes de personas de diversas partes del mundo, sufrientes víctimas de guerras, víctimas del hambre, del trabajo casi esclavo, de niñas y niños enfermos, lastimados, heridos, asesinados que se van sumando en la pantalla hasta formar una sola figura humana mientras se escucha el tema «Daño cerebral».

Concierto de Roger Waters en Montevideo.
Concierto de Roger Waters en Montevideo.

Un  concierto imperdible, de alto vuelo conceptual y tecnológico cuyo espíritu es la denuncia de los males que aquejan a la humanidad y que señala claramente a sus responsables.

Waters toma para si el célebre texto de Gabriel Celaya: «maldigo la poesía concebida como un lujo cultural por los neutrales que lavándose las manos se desentienden y evaden. Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse». Lo suyo es canción y herramienta, un arma cargada de futuro expansivo que no solo apunta al pecho sino a la conciencia de sus auditores.

Esta gira titulada «Esto no es un simulacro» y que llegó a nuestro país de la mano del excelente trabajo de AM Producciones sacudió la modorra primaveral poniéndole un contrapeso a la basura mediática que el sistema ofrece cotidianamente a través de sus medios de comunicación con sus programas de vacío entretenimiento. Waters abre las compuertas del pensamiento crítico y permite visualizar que otro mundo mejor es posible y que como ha dicho nuestro Artigas, nada tenemos que esperar si no es de nosotros mismos.

Por esto, y por muchas cosas más, Roger Waters es un imprescindible, al decir de Bertolt Brecht.  Y volvemos al principio. Si sos de los que gustan de Pink Floyd pero no de las opiniones políticas de Roger, no pierdas tiempo, vete a la mierda o a beber algo al boliche de la esquina».

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Jorge Yuliani
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