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LOS CUADROS DEL BARRIO

En estos tiempos, en que las patotas con la complicidad de los dirigentes dominan al fútbol, vamos al mundo de «la guinda de cuero». Así la llamaban en los potreros y las canchitas de barrio donde nacieron los grandes cracks. Por el barrio Olímpico de la Aduana y sus boliches El Hacha y La Telita aparecieron bravíos equipos. Estaban el «Isabelino Gradín», «La Marina» y el mismo «El Hacha» que disputaban partidos con moñas y gambetas. En esas canchitas de la Aduana pateaban la guinda de cuero jugadores como Larraura, Besuso y Muniz. Ellos, junto a otros bohemios y líricos hicieron la leyenda de un fútbol uruguayo varias veces campeón olímpico y del mundo. Canchitas barriales con los vecinos disfrutando partidazos donde se mezclaban jugadores de primera división junto a los amateurs. Los unía el sincero amor por el deporte. En el Reducto también había muchos de esos equipos amateurs. Por Bvar. Artigas, frente a la Cervecería Oriental, por la calle Burgues se podía ver un fútbol romántico. Taquitos, caños y jopeadas en cuadros como «El Tres Estrellas», «El Dryco», y «El Valdoco» donde se sumaba «la vieja» Carbone un consagrado delantero aurinegro. También estuvieron en esos cuadritos grandes defensas como «el flaco» Pilo, quien brillaba también en Bella Vista. Es que en el receso del verano, muchas estrellas de primera división, se ponían la camiseta de aquellos cuadros barriales por el sólo placer de jugar al fútbol. Por la legendaria Liga Sayago aparecía el gran técnico Juancito López, quien, con los años sería también un campeón de Maracaná. Se ponía el termo bajo el brazo y mate en mano, aconsejaba sabiamente a esos entusiastas jugadores. Por Capurro y el barrio Bella Vista, nació «El Celta» que tenía como sede al Café Rama, de Uruguayana y Asencio. Antes de cada partido, en las mesas de ese boliche se repartían las camisetas, y el vestuario estaba en una piecita del fondo. En ese equipo jugaron por enero y febrero muchos consagrados jugadores del equipo «Papal» como Romero, Canavessi y el gran golero Matterson. Esas canchitas tenían un fútbol tan bonito que hasta los grandes diarios se ocupaban de cubrir sus encuentros. Al costado de los destartalados arcos aparecieron fotógrafos como Testoni y Caruso del diario «El Día». Por la Liga Guruyú y el barrio Palermo surgió al ritmo de los conventillos y tamboriles el gran «Mar de Fondo». Por el Cerrito de la Victoria, al lado del cuartel de Chimborazo, había un par de canchitas que desbordaban de entusiasmados vecinos. Cuadros de barrio como «El Lucero» y «El Independiente» protagonizaron partidos que se dieron el lujo de ser arbitrados por el vecino del barrio «El Turco» Esteban Marino. Fue un gran juez internacional y tenía una zapatería en Gral. Flores casi Industria. Campeones del mundo como Ghiggia, Julio Pérez, Míguez, Schiaffino y Vidal tuvieron también su pasaje por aquellos entrañables cuadros barriales. Dicen los que saben que ahí estuvo la esencia del mejor e inolvidable fútbol uruguayo. Con más recuerdos y música los esperamos en la 40, Radio Fénix, todos los sábados a las 18 horas.

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