¿Vandalismo o arte? Seis edificios y 15 casas grafiteadas en el centro de Montevideo atizan debates
En una serie de eventos que han sacudido la tranquilidad de Montevideo, al menos seis edificios han sido víctimas de grafitis realizados por un grupo de grafiteros, algunos de los cuales se sospecha que son de origen brasileño, según informes de la Policía.
La ola de pintadas y graffitis comenzó entre el sábado 30 de marzo y el martes pasado, cuando dos edificios ubicados en las calles Mercedes y Vázquez fueron los primeros en ser intervenidos. Luego, se reportaron pintadas en un tercer edificio en la esquina de Tristán Narvaja y Mercedes, seguido de un cuarto en José Enrique Rodó y Minas.
El fenómeno escaló el martes pasado con la constatación de que otros dos edificios habían sido pintados sin autorización, llevando el total de edificaciones afectadas a seis, así como unas 15 casas en los alrededores del centro.
El último incidente tuvo lugar en la esquina de Uruguay y Gaboto, donde un grafitero identificado como “Duda” dejó su marca en la fachada del edificio. El acto fue descrito como una intrusión audaz, ya que el grafitero trepó siete pisos para realizar los símbolos y firmar con un aerosol negro, desafiando tanto la seguridad como la integridad de la propiedad.
Vecinos de la zona expresaron su frustración y preocupación por la falta de control y medidas para prevenir estos actos. “Es una vergüenza lo que está pasando. La ciudad está siendo vandalizada y parece que nadie puede detenerlo”, lamentó uno de los residentes afectados.
La situación se agrava al considerar que algunos de los edificios recientemente grafitados habían sido renovados hace poco tiempo, lo que sugiere un menosprecio flagrante por la inversión y el esfuerzo dedicados a mantener la estética y seguridad de las propiedades. Los residentes van a tener que destinar cientos de miles de pesos para limpiar y repintar las paredes dañadas.
“No sabemos qué pintura utilizan. No es fácil de sacar. Toda esa zona (de Montevideo) está grafiteada. Ni las puertas metálicas de la farmacia de enfrente se salvaron”, se quejó Noelia, una residente afectada por los grafitis.
El descontento de los vecinos se intensifica al ver que estas acciones no solo afectan la estética de la ciudad, sino también su seguridad y calidad de vida. La falta de una respuesta efectiva por parte de las autoridades ha generado un clima de impunidad que alimenta la continuidad de estos actos vandálicos.
El director de la Comisión del Patrimonio, Willy Rey, expresó su preocupación por la situación y llamó a una acción más contundente por parte del Estado y la Justicia. “No podemos permitir que Montevideo se convierta en un lienzo para el vandalismo. Es necesario actuar con firmeza y determinación para detener esta degradación urbana”, enfatizó Rey.
La fiscal de Flagrancia, Silvia Naupp, está a cargo de la investigación de estos actos y ha identificado a cuatro grafiteros, incluyendo a “Duda”, como responsables de las pintadas. Sin embargo, hasta el momento no se han ordenado detenciones, lo que ha generado críticas sobre la eficacia del sistema judicial para abordar este tipo de delitos.
Una de las firmas de los graffitis dice “Brasil” y “SP”, que las autoridades relacionan con la ciudad de São Paulo. También se ve una firma que dice “24”, que fue vista en redes sociales subida por una cuenta que luego la borró.
La proliferación de grafitis en Montevideo no es un fenómeno aislado. Se enmarca en un contexto global donde ciudades de todo el mundo enfrentan desafíos similares relacionados con el vandalismo urbano.
“Es complejo el fenómeno y poco entendido. Hay una forma de dominarlo que tiene que ver con acciones fuertemente represivas. No creo que esa sea la solución, porque una cosa es tener una expresión artística sobre un muro y otra es tener una suerte de carrera tribal por ocupar espacios”, dijo Carolina Cosse consultada por la prensa.
Una costumbre importada: los graffitis en altura
Los graffitis en altura, caracterizados por ser realizados por grafiteros que escalan edificios de propiedad privada para dejar su marca en las alturas, se iniciaron en diversas ciudades del mundo antes de llegar a Montevideo.
Uno de los lugares emblemáticos donde este fenómeno cobró relevancia fue en São Paulo, Brasil, donde grupos de grafiteros se destacaron por sus intervenciones en alturas, desafiando no solo la seguridad de los edificios, sino también las normativas urbanas y el respeto por la propiedad privada.
Esta tendencia se ha extendido a otras ciudades de América Latina y el mundo, incluyendo Montevideo, donde se han registrado casos de grafiteros que escalan edificios para realizar sus pintadas, generando preocupación entre los propietarios y autoridades locales debido al daño que causan a la propiedad y a la imagen urbana.
El surgimiento de esta práctica ha llevado a un debate sobre los límites entre la expresión artística y el vandalismo, así como sobre las medidas necesarias para prevenir y sancionar este tipo de acciones que afectan la estética y seguridad de las ciudades.
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