SALUS Y VILLA TERESA

Cuando la solidaridad vence hasta la rivalidad deportiva

Lejos incluso del Paso de la Arena, donde ambos compartían liderazgos, se escuchaban los ecos de aquella diatriba entre tirios y troyanos, hinchas que juraban y rejuraban que sus hijos jamás compartirían algo con los de la hinchada rival. Pero las historias en este país suelen jugar sin reglas de fútbol.

Hoy los 170 niños que, a pesar de no tener agua potable, ni luz eléctrica, ni que se le permita a alguien construir baños; asisten al comedor y merendero de la fusión de las instituciones deportivas aunadas para sobrevivir, también sobreviven en un mundo que se derrumbó. La unión de tres barrios arrasados por la desocupación y la pobreza –Paso de la Arena, Nuevo París y Villa Teresa– ha permitido que algunas jóvenes promesas germinen y crezcan en un ámbito deportivo, que no marginal. El propio Maximiliano Zapata, de la selección nacional de AUFI, es prueba viviente de esta realidad.

Lo cierto es que, con Salus en la divisional B, Villa Teresa descendida a la C y Huracán ya en esa divisional, el 24 de noviembre las tres instituciones se fusionaron en una nueva: Alianza Montevideo Fútbol Club. Y aquella unión «heredó» de alguna forma el merendero que funcionaba en las divisionales inferiores de Huracán. Se amplió: comedor de marzo a diciembre; merendero de diciembre a marzo, 170 niños con sus madres son alimentados.

«Sin embargo la situación de precariato del predio hace que no se permita instalar baños adecuados, ni nos llega la luz o el agua. Se trabaja con garrafas, bidones, como se puede. Gracias a ocho madres que hacen el trabajo todos los días, esto sale adelante. De esperar por las autoridades… ni siquiera el Instituto de Alimentación nos ha querido reconocer», afirma el presidente del Club. Elías Zumar, agradece a la Intendencia de Montevideo, que aporta la leche a diario, pero también les endilga que no quieran dejar que la obra en el llamado Parque Tomkinson Viejo, junto al arroyo Pantanoso, pueda desarrollarse en condiciones mínimas. Haber dejado de lado las rivalidades deportivas, en el ánimo de la supervivencia común, los convierte en sensatos: algo que a otras autoridades parece no caerles en sayo. *

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