La ex primera dama demócrata podría buscar la Casa Blanca en 2008

Hillary Clinton renovará su banca en el Senado

Los sondeos son unánimes: el escrutinio del 7 de noviembre se anuncia casi como una mera formalidad. Según una encuesta de la Universidad de Quinnipiac (Connecticut, este), Clinton se alzará con el 65% de los votos, contra un 30% para el republicano John Spencer, un ex legislador local, desconocido del gran público y ferviente partidario de la guerra en Irak.

El resultado parece tan seguro que Spencer se queja de la falta de apoyo de su propio partido.

«No hay una verdadera campaña», dijo a la AFP Maurice Carroll, director del instituto de estadística social de Quinnipiac. «Al ritmo que está yendo (la campaña) ‘Clinton presidenta’ puede comenzar el 8 de noviembre».

Para los observadores, la apuesta de Clinton va más allá de estos comicios, y la prensa no ha cesado de calificar los debates televisivos entre los dos adversarios como una «repetición» prepresidencial para Hillary, de 59 años.

La senadora rechaza las especulaciones sobre su supuesta ambición presidencial: «Estoy concentrada en esta elección», repitió en un debate, presionada por preguntas al respecto. «La gente habla… yo me siento halagada, pero no he tomado ninguna decisión», argumentó.

Para Costas Panagopoulos, politólogo de la Fordham University de New York, «2008 todavía está lejos. Es posible que ella no haya tomado todavía su decisión, a pesar de que deberá hacerlo en los próximos meses».

Mientras tanto, su mejor opción es quedarse callada, añadió: «Ella no quiere dar la impresión de que Nueva York es un mero trampolín».

Sin embargo, no faltan señales: Hillary recaudó fondos bastante superiores a un presupuesto de campaña al Senado, y se rodeó de un gran equipo dirigido por su esposo, el ex presidente Bill Clinton.

Desde hace algunos meses, se viene destacando como una de las críticas más vehementes del gobierno Bush sobre la lucha contra el terrorismo, el déficit, Corea del Norte, Irak, pidiendo la renuncia del secretario de Defensa, y exigiendo «una nueva dirección para Estados Unidos».

En sus seis años en el Senado, Clinton aprendió a navegar con prudencia entre los corredores de la política, ganándose el respeto a fuerza de una presencia constante en temas clave como salud y defensa, incluso colaborando con la derecha en iniciativas de carácter no partidario.

«Todo lo que hago presenta un riesgo político debido a la atención que ponen en mí», dijo recientemente en una entrevista a la revista Atlantic Monthly.

«Ella intenta minimizar su ambición, aparecer a la vez modesta y calificada», explicó Steven Brams, profesor de política de la Universidad de Nueva York (NYU). «Ha sido acusada de arrogancia durante el gobierno de su marido, y creo que ése es el tipo de imagen que ella quiere evitar», señaló.

Sus decisiones no siempre satisfacen a la izquierda -empezando por el cineasta Michael Moore- especialmente la de apoyar la guerra en Irak. Pero según los observadores, ha sabido negociar su cambio de rumbo, vapuleando la administración del conflicto sin renegar de su voto a favor de la intervención.

«Dadas las circunstancias, ella se las arregla de la mejor manera posible», estimó Panagopoulos.

En todo caso, si Hillary Clinton decide presentarse a la Casa Blanca, todavía deberá superar un escollo importante: la nominación por su Partido Demócrata. «Tendrá que enfrentar obstáculos, empezando por el hecho de que ninguna mujer fue jamás candidata a la Presidencia de Estados Unidos», observó Brams.

En ese sentido, las cifras del 7 de noviembre serán importantes: «El margen de victoria cuenta, debería darle algún impulso», afirmó Brams. Su votación será observada con particular atención en los distritos rurales y conservadores del norte del estado de Nueva York. *

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