Todavía no sabe quién será su adversario

Hillary proclamada al Senado por NY

Globos rojos, blancos y azules llovieron del cielo y la música de los altoparlantes tocó las notas triunfales de «Momentos de Gloria», mientras la señora Clinton, con un «tailleur» de seda color amarillo, aceptó con gracia la investidura en la Pepsi Arena de Albany, capital del estado.

En la fiesta por la «coronación» de la nueva reina de los demócratas de Nueva York había un invitado especial, el marido de la señora, Bill Clinton que, a último momento, decidió acompañar a su mujer.

«No estaría aquí si no hubiese sido por él. Por todo lo que hizo por mí», le rindió homenaje ella dejando el «sexgate» atrás con el aire de una gran estrella.

Pero un convidado de piedra estaba en la mente de todos: el alcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani, obligado por importantes problemas de salud y familiares a suspender de hecho el desafío.

Era un rumor a voces, el martes en Albany, que el alcalde de Nueva York habría intentado robar a Hillary los reflectores aprovechando la misma hora y la misma velada para presentarse ante las cámaras de la televisión y quitar la reserva que pendía sobre su candidatura.

Pero Giuliani, que el martes se encerró en privado con sus médicos para decidir qué tratamientos seguir contra el cáncer de próstata que padece, permaneció en silencio a despecho de las presiones de los republicanos, cada vez más exasperados por la falta de decisión, y por las encuestas que no le dan grandes esperanzas en caso de un enfrentamiento.

El último relevamiento, del Quinnipec College, dio al alcalde un empate con Hillary Clinton: 44 puntos porcentuales para ella, 43 para él.

Los números permanecen prácticamente sin modificarse desde el 1 de mayo, cuando el alcalde anunció que tenía una amante y que había decidido separarse de su mujer, Donna, después de 16 años de matrimonio.

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