Rafael Ubiría, nuevo fiscal de Corte

Institucionalmente es positivo para el país que situaciones de larga data, como la integración de la Fiscalía de Corte, comiencen a normalizarse del punto de vista formal y, además, con el apoyo de la totalidad del espectro político.

Desde ayer, el doctor Rafael Ubiría es el nuevo titular de la Procuraduría General de la Nación. Asume el difícil cargo que ocupaba interinamente la doctora Mirtha Guianze, luego de trabajosas negociaciones políticas, desencuentros entre el gobierno y la oposición que culminaron con una búsqueda de candidatos de consenso que tuvieran el apoyo de todos los partidos políticos o, por lo menos, de la amplia mayoría de los mismos.

Finalmente, el humo blanco apareció en la chimenea de los acuerdos mostrando que la negociación no había sido infructuosa, normalizándose este organismo clave para el funcionamiento de la Justicia, sin dejar de reconocer que la doctora Guianze, a quien específicamente se la había encomendado cubrir la tarea que estaba acéfala, lo hizo con ecuanimidad y eficiencia.

El país ingresó en un camino hasta ahora no recorrido, que es fundamental para el desarrollo futuro de su institucionalidad, ya que hasta hace poco se debatía en luchas intestinas menores en que los distintos sectores políticos se enfrentaban y no se ponían de acuerdo en aspectos poco claros, sin argumentaciones certeras que hicieran saber a la gente las razones de fondo de muchas de las posiciones encontradas. Nunca se explicó a ciencia cierta las razones que llevaron al Partido Nacional a vetar la candidatura de la doctora Guianze, sin duda, una prestigiosa profesional que durante su gestión al frente del despacho de la Fiscalía General de la Nación, lo único que demostró fue ecuanimidad.

En todo este proceso se produjeron episodios de política muy menuda que, cuando se miren en perspectiva, denotarán las claudicaciones argumentales de algunos que, afirmados en que sus votos eran fundamentales para lograr la cantidad exigida por la Constitución, se hacían fuertes haciéndole un claro mal a la Justicia, dejando a la Fiscalía de Corte, Procuraduría General de la Nación, nada menos, acéfala de su titular.

Sin embargo, en definitiva, hubo acuerdo. El doctor Rafael Ubiría, que es un dignísimo profesional, un destacado fiscal de larga trayectoria y un hombre relativamente joven con capacidad y ganas para emprender la difícil tarea que tiene por delante, ha recibido la venia correspondiente y asume el cargo.

Es de esperar que un basamento parecido de negociación política sea el que concrete el gobierno y la oposición para comenzar a tratar la integración de los organismos de contralor, el Tribunal de Cuentas y la Corte Electoral que, por dos períodos, se encuentran con su integración histórica sin que se cumplan los extremos que marca la Constitución de la República para ellos.

Ambos son organismos de funcionamiento esencial para el funcionamiento democrático del país, aunque es sabido, que al Tribunal de Cuentas, por viciosas y deleznables costumbres de la propia administración pública, se lo tiene relegado en una situación de ente testigo, que analiza los expedientes, pero que sus resoluciones en ningún caso son consideradas por el tribunal del alzada, que debe tomar resolución sobre las mismas, que es la Asamblea General Legislativa.

La importancia de la Corte Electoral no es necesario destacarla, pues es el organismo que tiene que controlar los comicios, quintaesencia del funcionamiento democrático. Realmente parece un despropósito que desde más de diez años esta Corte se encuentre desintegrada y que su funcionamiento se mantenga con los ministros históricos, nombrados en otro marco institucional y con otra proporcionalidad electoral, no la que establece la Constitución de la República.

Esperemos que las diferencias se allanen, los caminos del entendimiento se acorten y, en definitiva, que en esta administración dejen de existir esas islas oscuras que le hacen mal al funcionamiento democrático. *