EFECTO CORONAVIRUS

El PBI experimentará por primera vez en 50 años una contracción de 3% a nivel global

“Estamos frente a un hecho que no tiene antecedentes cercanos. El COVID-19 sumió a la economía mundial en una recesión muy profunda. Es la primera vez en 50 años que el PBI va a caer de un modo significativo. En 2020 experimentará una contracción del 3% a nivel global”, aseguró el economista Pablo Rosselli.

dinero

SURA Inversiones presentó el tercer evento online de su ciclo de webinars, denominado: “La economía después del COVID-19”, en el que se realizó una actualización del panorama reciente evaluando las consecuencias económicas de la pandemia del coronavirus (COVID-19).

“En este contexto global y de grandes desafíos, donde los mercados han atravesado importantes transformaciones, hemos podido percibir y acompañar la mayoría de los cambios. Hoy más que nunca, creemos que la información es fundamental para tomar buenas decisiones financieras”, expresó Pablo Perrotta, subgerente Comercial de SURA Inversiones Uruguay.

El orador a cargo de la actividad fue Pablo Rosselli, economista con más de 30 años de experiencia profesional y socio de la consultora Exante, quien detalló los principales efectos del coronavirus en la economía local, regional e internacional y cómo evolucionará en los próximos meses.

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Caída del PBI

“Estamos frente a un hecho que no tiene antecedentes cercanos. El COVID-19 sumió a la economía mundial en una recesión muy profunda. Es la primera vez en 50 años que el PBI va a caer de un modo significativo. En 2020 experimentará una contracción del 3% a nivel global”, aseguró Rosselli.

En ese sentido, resaltó que la caída que se espera de este indicador tendrá una magnitud similar a la registrada durante la crisis de la Gran Depresión en 1929. “Esto quiere decir que los economistas no contamos con casos históricos comparables para apoyar nuestras proyecciones y todos los modelos econométricos que tenemos para hacerlas están sumamente exigidos por lo extremo de este suceso”, añadió.

Explicó que la enfermedad incidió en varios aspectos claves. Uno de ellos es la reducción de la oferta, generada por las medidas de aislamiento social para controlar la propagación del virus, que disminuyeron los niveles de producción. Esto, a su vez, derivó en una fuerte contracción del consumo y de las inversiones, en la pérdida de empleos y una gran incertidumbre macroeconómica.

Roselli subrayó el efecto riqueza negativo, ocasionado por la fuerte caída del valor de los activos en el mundo, derivando también en menores inversiones y menor consumo.

Por otra parte, para las perspectivas de la economía mundial, indicó que la recuperación “ABC” es el modelo que hasta el momento cuenta con mayor consenso. “Consiste en una fuerte caída, con un rebote inicial, pero que tardará un tiempo en alcanzar los valores previos a la pandemia. Si se mantiene la premisa de controlar la expansión del virus, la trayectoria de la economía debería ser de esta manera. Algunos indicadores ya nos lo están confirmando”, dijo el economista.

Recordó que antes de esta situación inédita, Uruguay ya contaba con atraso cambiario, déficit fiscal, un dólar muy barato en comparación especialmente con los dos países vecinos, así como con un desequilibrio en el mercado laboral con desempleo creciente, ya que la masa salarial es elevada en relación a la productividad, lo que lleva a que las empresas eviten nuevas contrataciones.

En tanto, el entorno regional también era desfavorable, con una recesión en Argentina y Brasil, y problemas de competitividad principalmente frente a estos países. “A esto se añade condiciones adversas para la actividad turística del próximo año y un desequilibrio de precios relativos frente a la región en niveles elevados”, destacó.

No obstante, Rosselli afirmó que a pesar de que Uruguay está atravesando una recesión, registrando una importante caída en el núcleo industrial, se espera una recuperación relativamente rápida del nivel de actividad, siempre y cuando la enfermedad se mantenga bajo control, tanto en el país como en el mundo, y no se deterioren más las condiciones financieras globales y locales.

“Sería razonable que en los próximos dos años se adoptara una estrategia de reducción gradual de la inflación y que el dólar subiera más rápido. Eso permitiría corregir en parte el problema de competitividad, así como los obstáculos que tenemos en el mercado de trabajo y ayudaría a cambiar la situación fiscal. Este es un punto sumamente importante al momento de pensar en estrategias de inversión. Estamos convencidos de que existe un camino de corrección gradual de estos desequilibrios macroeconómicos para superar las adversidades”, sentenció Rosselli.

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