Conmovedor filme sobre la vida y muerte de Héctor Gutiérrez Ruiz

D.F (Destino final) se titula el documental que será estrenado hoy en la sala Grupo Cine Torre de los Profesionales (Colonia esquina Yaguarón) y que cuenta con entrevistas <a personas que testimoniaron un momento u otro de la vida de Gutiérrez Ruiz, ex presidente de la Cámara de Diputados.

El 20 de mayo de 1976 fueron asesinados en Buenos Aires Gutiérrez Ruiz, el senador Zelmar Michelini y los militantes tupamaros William Whitelaw y Rosario Barredo, todos exiliados en la capital argentina debido a la dictadura militar instaurada en Uruguay en junio de 1973.

«Fue la necesidad emocional de un hijo» lo que llevó a Mateo Gutiérrez, publicista y cineasta, a «encontrarse con el padre y seguirle los pasos», explicó el realizador, quien llevará el documental al interior del país, a los diversos festivales cinematográficos de América Latina y de España, y que además, espera poder exhibirlo en Argentina. «Yo tenía la necesidad personal» de recuperar a la persona de «la imagen de mártir de la sociedad» y en el documental «le corro el velo, muestro nuestra tragedia familiar» de forma «descarnada», añadió Gutiérrez, que logró un trabajo profesional y equilibrado.

«D.F (Destino final)» ofrece en su primer tramo reveladoras y emotivas entrevistas a personas que estuvieron presentes a lo largo de la vida de Gutiérrez Ruiz, entre ellos su esposa Matilde Rodríguez, su hijo Juan Pablo (en nombre de todos los hermanos) y amigos, que develan datos biográficos y de su personalidad.

La cinta avanza luego hacia aspectos políticos y los turbulentos años que precedieron a la dictadura (1973-1985) y el exilio, donde ya la figura de Gutiérrez Ruiz comparte escena con Michelini, cuyos hijos y allegados ofrecen testimonios, al igual que los de Whitelaw y Barredo. Después viene el exilio, los duros momentos vividos por los políticos y sus familias, los asesinatos y sus sepelios. A lo largo de todo el relato, «D.F (Destino final)» ofrece innumerables testimonios novedosos, aspectos y material gráfico hasta ahora desconocido sobre esta trágica historia.

«Es un trabajo ambicioso que abarca a Zelmar, Whitelaw y Barredo», señaló Gutiérrez, quien confesó que tuvo «un manejo de la sensibilidad» e intentó «ser respetuoso» con los entrevistados, porque para muchos «es duro hacerlos pasar por esto». Duro incluso para sí mismo, que siendo parte de la tragedia, logra ponerse del lado del observador para narrar una parte de su propia historia.

«Es el equilibrio entre un niño buscando a su padre (tenía apenas 6 años cuando su papá fue asesinado) y alguien ya maduro, por edad y experiencia, que ya es padre, interesado en la política, en la historia. Quise ser justo y equidistante», explicó. Algo que sin duda logró. El espectador no encuentra en el documental una búsqueda de responsabilidades más allá de las evidentes. «No me quería enfocar en eso», señala Gutiérrez, quien manifestó su esperanza de que la película «esté muchas semanas en cartel».