Historia. Un barrio que dejó atrás a las lavanderas y las quintas por los edificios y los veraneantes

Del hotel de los Pocitos a una rambla de sombrillas

El 10 de julio de 1923, además de dejar la ciudad sin luz durante dos días, un hotel de la ciudad perdió su terraza y fue prácticamente destruido. En Pocitos los más veteranos conocen la historia, que forma parte de la vida de un barrio que cambió totalmente en cien años.

Ya no quedan casas quintas en Pocitos. Los edificios se quedaron con la vista del Malecom uruguayo. De hecho, uno de los edificios más emblemáticos lleva el nombre de la rambla cubana.

Este edificio es fácil de reconocer ya que culmina la proa entre la rambla República del Perú con Benito Blanco. El arroyo que corría por Buxareo pasaría por debajo de la enorme estructura que como un monstruo se eleva por entre los ya gigantes edificios que le dan sombra al barrio.

Hoy es uno de los primeros accesos para quien viene desde el Buceo a la playa de Pocitos. Un arroyo que fue el preferido de las negras lavanderas que armaban sus pozos en la arena, lo que le dio el nombre al barrio y playa.

Pero Pocitos cuenta una historia que pocos pudieron ver, pues los años no sólo borran algunas historias, sino que también van haciendo morir a los testigos. La de un hotel que en la década de los años 10 y 20 del siglo pasado fue el furor de un barrio.

«El hotel estaba allí, sobresalía a la rambla», tal como explica Rebeca Ambrosio, testigo de aquella época, porque cuando niña vivía en Pocitos. Ambrosio, telefónicamente, habla de aquel hotel y dice «allí» como si lo estuviera viendo. «Es que a mí me impresionó su magnífica estructura, parecido, creo al Hotel del Prado», recuerda.

Pero la historia del Hotel de los Pocitos fue relativamente corta.

Aquel lugar a orillas del mar, con un balcón que salía hacía el Río de la Plata, fue destruido en un temporal el 10 de julio de 1923, junto con buena parte de la rambla. «No recuerdo el temporal, yo era muy chica; no recuerdo tampoco cuándo dejó de estar el hotel. Para mí estaba pero en otro lado» explicó Ambrosio.

 

La historia del hotel

El hotel de los Pocitos comenzó a edificarse después de 1912 cuando el gobierno de Williman autorizó la construcción por parte de una empresa inglesa dedicada al negocio de los tranvías.

La obra estaba a cargo del arquitecto inglés John Adams, también constructor del mítico edificio del London París. Guillermo García Moyano describía en su libro «Pueblo de los Pocitos»: «la playa se curvaba en un arco limpio, sin rocas, quebrado por el viejo Hotel de madera, se llamaba Hotel de los Pocitos, que se adentraba en el mar por su terraza, gran muelle asentado en vigas de lapacho creosotado, contra las que poco y nada habían conseguido los temporales. Los ingleses hacían bien estas cosas. De un lado del hotel, como una horrible construcción lacustre, los baños de hombres, con sus puentecitos, escaleras, casillas y el clásico trampolín. Del otro lado, terraza por medio, los baños de mujeres, todo dispuesto con idéntico mal gusto».

En avenida Brasil y José Martí, donde se ubicaba aquel hotel patrimonio de la memoria colectiva de un barrio, hoy no queda más que arena y agua. Ese sector de la rambla es uno de los favoritos para festejos deportivos y políticos sobre la asfaltada rambla Gandhi.

Los más jóvenes prefieren esa curva para pasar las noches de verano con guitarras, bebidas y música. Las sombrillas dejaron atrás los vestidores en la arena, y la arena no muestra ningún vestigio de la existencia del hotel. Ese hotel donde Delmira Agustini pasó su luna de miel con Enrique Job Reyes.

El hotel donde el barrio pensó disfrutar por años, un temporal lo dejó en el recuerdo, o en el olvido.

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