Proihibido para nostalgicos

"Los gauchos del Carnaval"

Por los carnavales se arrimaban a Montevideo. Se llamaban «sociedades criollas» y representaban el esfuerzo de un montón de románticos por tender puentes entre la gente de tierra adentro y la ciudad. Tuvieron su auge entre las décadas del 20 y el 40. Cuando venían al tablado, los botijas se alborotaban y todos los vecinos salían de sus casas con las sillas a cuestas. «Ya llegan los gauchos» decían y la esquina por un rato parecía sumergirse en los aires de la campaña oriental.

En los desfiles y en sus recorridas por los tablados se desplazaban en unas grandes chatas tiradas por fuertes caballos. Así es que cargaban auténticos ranchos de paja y terrón, pequeños arbustos y hasta algún aljibe para armar la tradicional escenografía de sus actuaciones. Apenas llegaban, unas matronas que acompañaban a la agrupación se ubicaban al costado del escenario y con rapidez hacían cantidades de tortas fritas para repartir gratis entre la concurrencia.

El aire se inundaba de aroma de grasa quemada y los farolitos iluminaban a un montón de gauchos y sus insepearables «chinas» representando cuadros camperos. Al fondo, los guitarristas le daban con entusiasmo a las chacareras, zambas y pericones con «relación» donde las parejas alternaban sus preguntas, respuestas y adivinanzas pícaras.

Las payadas eran con temas propuestos por el público que muy fuerte los alentaba y aplaudía. De esas sociedades criollas, las más populares fueron: «Juan Cruz Tranquera y los suyos», «La Estancia» y «La Criolla». Fueron las más espectaculares por la gran cantidad de artistas que movilizaban todas las noches.

En «Juan Cruz Tranquera», se destacaba su director, el maestro de música Juan Pignataro, un hombre que amó profundamente al campo y al Carnaval. Esa agrupación nativista fue la que más veces ganó en su categoría ya sea en el certamen del Teatro Solís o en los concursos barriales. Tenía un manojo de cantantes y cancionistas gauchescas muy queridos por la gente.

Todos los vecinos conocían a Lolita Carrillo y a Juanita Melgarejo. En los dúos, se presentaba nuestro familiar William Grene con Ambrosio Berrutti.

Aún resuenan en los oídos de los más veteranos los acordes de sus guitarreos Marichal, Lemos, José López y Aníbal Melgarejo. Pegadizos «estilos», valses camperos y cielitos que rendían homenaje al gran Bartolomé Hidalgo. El cierre de las actuaciones de esas sociedades criollas siempre era el mismo. Todos los personajes en escena y sonaba muy entrañable la música del Pericón Nacional.

Aparecían el pabellón patrio y la bandera de Artigas que flameaban mientras la agrupación bailaba haciendo temblar los tablones del tablado. El público se emocionaba con esos artistas que aparecían por febrero haciéndonos conmover con los más autóctonos de las criollas tradiciones. Ahora que son un lejano recuerdo queremos rendir tributo a esa época en que los gauchos y el Carnaval estuvieron muy unidos. Con más recuerdos y música los esperamos todos los sábados, a las 19 horas, en la 1410 AM LIBRE. *

 

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