Sexo sin vueltas

Dímelo con otras palabras

Las "malas palabras"

Este artículo contiene lenguaje soez en un 90%  del texto, si queréis salvaguardar vuestra mente pura, os recomiendo dejar de leer en este momento.

“No me toques los cojones” “¡Joder, tía! Mira que eres gilipollas” “El que comete esas atrocidades es un completo hijo de la gran puta” “Tú, cabronazo, que me tienes que contar lo de ayer” “Mirad que piba viene por allí, con esas tetas se para el mundo” “Esa respuesta te la metes por el culo” “Estoy seguro de que esos dos, follan como animales” “¡Coño! Pero si yo no tuve nada que ver con el asunto” “Con lo puta que eres y luego te da vergüenza pedir sal al vecino”

Puede que este tipo de frases malsonantes os parezcan vulgares u ordinarias, pero un tanto por ciento muy elevado de la población, en alguna ocasión, habla así en su día a día. Muchas veces no se utiliza este tipo de vocabulario para insultar o descalificar a alguien, simplemente se dice sin pensar.

Os propongo un juego, vamos a ver diferentes casos en los que se han utilizado palabras “malsonantes”, muchas veces sin darnos cuenta siquiera. Empezaremos por el mundo cinematográfico:

“Largo de aquí, la cerda es mía. Fóllame, fóllame, fóllame. Hazlo, hazlo, hazlo puta hazlo. Deja que Jesús te folle, deja que Jesús te folle. Chúpame, chúpame. ¿Has visto lo qué ha hecho la cochina de tu hija?…”

¿De quién puede ser éste diálogo? Seguro que a algunos os resulta conocida esta última y mítica frase, exacto, es de la película “El exorcista”

“¿Y dónde está ese Mike?… Ha muerto…Siento mucho lo de tu amigo… ¡Bah! Era un cabrón…Oye tío, no sé quién coño eres, ni lo que pasa aquí, pero Corie es mi chica”

“A la mierda, jódete, que se joda, mírale no es nada, es un mierda”

Son diferentes escenas de la película “El último Boy Scout” con Bruce Willis de protagonista.

¿Os imagináis a Drácula, Torrente o el mismísimo Aníbal Lecter siendo comedidos en sus diálogos?

Ahora os pondré unos ejemplos de canciones o nombres de grupos conocidos. En la música también hay muchas palabras subidas de tono:

Como el grupo de nombre “La polla records” con canciones tituladas: “Toda la puta vida igual” o “Moriréis como Imbéciles”

El cantante Enrique Bunbury y su canción “Puta desagradecida” o el grupo Siniestro Total, con el tema “Joder, Cristina”.

Qué me decís de chistes que cualquiera de nosotros podríamos contar en una reunión de amigos:

“Una mujer en la cama le pregunta al marido, por qué tienes polvos blancos en la polla, y el marido responde: es aspirina, ¿cómo la quieres vía oral o como supositorio?”

O

“Hija: ¡Mamá, mamá! ¿Como se le llama a una mujer adicta al sexo? La madre responde: Ninfomana, cariño… La hija contesta: Déjame anotarlo, porque los ignorantes del colegio ¡me llaman puta!”

Y en el mundo literario pasa lo mismo. Por ejemplo, hay libros catalogados como novela romántica, con capítulos enteros, relatando escenas “calentitas” que harían enrojecer al mismo Nacho Vidal (actor porno)

Imaginad a un protagonista con Síndrome de Tourette, sería difícil describir con realismo su personaje dentro de las páginas de un libro, si no le ponemos diálogos llenos de palabrotas.

Grandes obras literarias, de escritores consagrados, contienen palabras que pueden parecer ofensivas, pero solo si las sacas de contexto. Utilizadas de manera correcta, son prácticamente esenciales para dar credibilidad a los personajes y la historia.

Ya hemos visto varios ejemplos donde los vocablos más “vulgares” cumplen una labor necesaria. En el caso de la novela negra o las obras de terror, podemos encontrar escenas sanguinolentas, matanzas con todo lujo de detalles o violaciones que muestran la cara más oscura del lenguaje, metiéndonos en situación con escalofriantes textos llenos de violencia, algunas veces vomitivos y que te llegan al alma, gracias a la utilización de descripciones muy realistas.

Ahora, me pregunto:

¿Por qué en las obras catalogadas como eróticas, no están bien vistas las palabras “fuertes”, acusándolas de ser textos pornográficos?

Yo, sin ir más lejos, uso como herramienta todo lo que la literatura me ofrece, incluyendo en mis escritos este tipo de vocabulario, por algo está registrado en el diccionario de la Real Academia de la Lengua. Por lo tanto, son palabras igual de válidas que las demás.

No hay que escandalizarse por leer en un libro “polla” o “coño”, por ejemplo. Quizás, sean las palabras que mejor definan lo que el escritor ha querido decir en ese momento. Por alguna extraña razón, resultan menos escandalosas como coletilla en un diálogo, que si las encontramos para nombrar el sexo de una mujer o un hombre en una escena romántica, eso es  algo que jamás entenderé.

A mucha gente le rechina leer ciertos adjetivos o insultos, pero no les pasa lo mismo cuando hablan con sus amigos/as, mientras toman una cerveza en el bar.

La hipocresía en la vida está presente en muchas cosas, incluyendo también lo que leemos.

Este artículo podría ser más recatado, más sensible, más políticamente correcto o sutil, pero de esa manera no habría explicado, con las palabras concretas, lo que os quería contar.

Dejemos los tabúes y las limitaciones a un lado y empecemos a llamar a las cosas por su nombre, que tener el oído sensible, solo hará que os perdáis grandes obras.

Feliz día para tod@s, espero que lo paséis cojonudamente.

Irene Comendador
Irene Comendador

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