ataque terrorista

Terrorista islámico atacó a 7 personas en Nueva Zelanda. Habían intentado deportarlo por años

El hombre fue abatido por la policía el viernes después de herir con arma blanca a siete personas en un supermercado.

 

La policía de Nueva Zelanda disparó y mató a un militante del autodenominado Estado Islámico (ISIS) que hirió a siete personas en un ataque calificado de terrorista por el gobierno del país.

El atacante de 32 años de edad, identificado como Ahamed Aathill Mohamed Samsudeen, acuchilló a las víctimas adentro de un supermercado en la ciudad de Auckland, según informó la primera ministra Jacinda Ardern en una conferencia de prensa, y contó que las autoridades migratorias habían tratado de deportarlo por años. “Ha sido un proceso frustrante. Desde 2018 los ministros han estado pidiendo consejo sobre nuestra capacidad para deportar a este individuo”, aseveró.

Samsudeen llegó al país en 2011 con visa de estudiante y posteriormente tramitó y consiguió el estatus de refugiado dos años después. En 2016, investigadores de la policía empezaron a sospechar que había obtenido refugio de forma fraudulenta y, tras un proceso judicial, se le retiró en 2019. Pero las autoridades no pudieron deportarlo de inmediato porque tuvo que cumplir una pena de cárcel tras el mencionado juicio.

Cuando comenzó a atacar personas en el supermercado, la policía de hecho lo estaba siguiendo por tener sospechas de que podría llegar a cometer algún delito. Un minuto después de empezar a acuchillar fue abatido a tiros porque había oficiales vigilándolo cerca.

En solitario

Las autoridades policiales informaron que el hombre se había radicalizado y se inspiraba en el autodenominado Estado Islámico, un grupo terrorista que parte de una interpretación extremista y sumamente violenta del Islam.

Ardern remarcó que el ataque fue obra de un individuo, “no de una cultura, no una religión o una etnia, sino un individuo que fue captado por una ideología que nadie apoya” en el país.

Según el diario New Zealand Herald, En el año 2020, el servicio neozelandés de Inteligencia investigó entre 30 y 50 personas por sospechas de violencia extremista y radicalización.

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