Se consumó el golpe de Estado en Brasil, senadores aprobaron la destitución de Dilma Rousseff

Este miércoles 31 de agosto pasará a ser un día histórico para la política de Brasil luego de que el Senado de ese país aprobará con 61 votos contra 20 la destitución definitiva de la presidenta Dilma Rousseff. Los senadores hallaron culpable a la mandataria, reelegida en 2014 por el voto de 54 millones de brasileños, de los crimenes de responsabilidad que le imputaban, específicamente de adulterar las cuentas fiscales sin autorización del Congreso en 2015.

La última fase del juicio político contra Dilma se inició el pasado 25 de agosto, durante estos días pasaron por el Senado testigos acusadores y defensores de la mandataria, y la propia Dilma llevó a cabo su defensa el pasado lunes en un discurso que entrará también en la historia.

La defensa de la mandataria, además de asegurar que no existen pruebas para acusarla de crímenes de responsabilidad, que permite la destitución de un jefe de estado, resaltó durante todos estos días que concretar su salida sería concretar un golpe de Estado parlamentario, y no contra la mandataria, sino contra la democracia y los más de 54 millones de brasileños que la votaron.

El impeachment fue un proceso iniciado por Eduardo Cunha, ex presidente de la Cámara de Diputados y miembro del Partido de Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) en diciembre de 2015, y ejecutado por quien era vicepresidente de Dilma, Michel Temer, del mismo partido que Cunha, quien desde el pasado 12 de mayo ocupa el lugar de presidente interino en Brasil y desde ahora asumirá el poder ya sin el titulo de interino hasta completar el mandato de Dilma que finalizaría en diciembre de 2018.

Contra la democracia

A tan sólo 20 meses de ser elegida por el pueblo brasileño, por segunda vez, tras haber reemplazado a su padrino político y compañero del Partido de los Trabajadores, Lula Da Silva en 2010, Dilma fue destituida de su cargo por la decisión de 61 senadores, y se necesitaban tan solo 54 para sacarla del poder.

A través de la misma votación Dilma iba a quedar inhabilitada para ejercer cargos de elección popular por un plazo de 8 años, pero en el inicio de la sesión el PT pidió dividir la votación, contando con la aprobación del presidente del Tribunal Supremo brasileño, Ricardo Lewandowski, y finalmente esto último no se aprobó: de los 81 senadores 42 senadores votaron por inhabilitar a Rousseff, 36 votaron a favor de no hacerlo y hubo 3 abstenciones.

Concretada su destitición, desde esta misma tarde en su lugar quedará Temer, quien afronta una gran antipopularidad en el país sudamericano y ha sido blanco de protestas y reclamos de la población durante los pasados Juegos Olímpicos celebrados en Brasil en este mes de agosto. Incluso el presidente interino no pudo participar de la ceremonia de clausura de los JJOO para evitar una réplica de los abucheos que recibió durante su breve participación en la apertura.

Movimientos sociales y políticos, activistas y sectores de la sociedad civil, así como la propia Dilma acusan al líder del PMDB de golpista y de querer cambiar el programa de gobierno que fue elegido por el pueblo para implementar sus políticas que nada tienen que ver con lo que la gente votó.

Desde que asumió el poder interinamente Temer ha sido señalado por implementar un gabinete sin mujeres ni afrodescendientes, y acusado dar marcha atrás a los planes sociales impulsados por los gobiernos de Lula y Dilma.

Previo a la votación

Durante la última jornada del juicio político contra Dilma, previo a la votación se expidieron el presidente del Supremo Tribunal Federal, Ricardo Lewandowski, quien condujo todo el proceso en el Senado, el presidente del Senado, Renan Calheiros del PMDB, quien voto para declarar culpable a Dilma, y dos senadores de la acusación y de la defensa de la mandataria.

Calheiros, que es uno de los acusados del partido de Temer por Lava Jato, como se le conoce a las investigaciones anticorrupción en Petrobras, expresó antes de la votación: “Podemos estar cometiendo un error, sea cual sea el veredicto, pero esa grande verdad que es la grandeza de la democracia, si nos equivocamos, la democracia se corregirá y el pueblo nos corregirá”.

Por la defensa hicieron uso de la palabra durante cinco minutos cada uno el senador Lindbergh Farias (PT) y la senadora Vanessa Grazziotin (PCdoB). El senador del PT consideró que el proceso es una “farsa”, porque no se ha comprobado que exista crimen de la responsabilidad por parte de Dilma y aseguró: “Los senadores que voten por el impeachment de Dilma van entrar en la basura de la historia”.

Por su parte, Grazziotin, quien ya había argumentado que el proceso era no era serio, debido a que varios representantes del PMDB, PSDB y otras fuerzas acusadoras se habían ausentado durante la oratoria del exministro de Hacienda, Nelson Barbosa en defensa de Dilma en los primeros días de la sesión, cuando se suponía que los senadores deberían hacer de jueces y tomar en cuenta los alegatos de la acusación y la defensa para poder emitir su voto de acuerdo a sus conclusiones, expresó este miércoles previo al inicio de la votación que: “Ese es un golpe no contra Dilma, sino contra el Brasil y contra el pueblo brasileño […] Temer no tiene legitimidad para gobernar este país”.

Mientras que por la acusación hablaron la senadora Ana Amelia (PP) y el senador Ronaldo Caiado (DEM). Caiado afirmó que había que decirle “No a los países bolivarianos, no al Foro de São Paulo”, y de la necesidad de llevar adelante una “limpieza” de la política brasileña en este sentido.