Con Solimar Carneiro, de la organización afroamericana Geledes

Mujeres negras al rescate de la autoestima

por Marina Morelli  

Solimar Carneiro define «el ser negro» como la especificidad que ha logrado reunirlas formalmente en la lucha contra la triple discriminación (mujer-negra-pobre) de la cual son objeto en tierras vecinas. A ello suma la necesidad imperiosa de conquistar espacios para tallar social y políticamente, de los cuales habían sido fácticamente desplazadas. «La organización Geledes nació hace doce años, y desde un comienzo quisimos ser factor de relación entre los movimientos feminista y negro. Movimiento feminista porque es mayoritariamente dirigido por mujeres blancas, y movimiento negro porque es mayoritariamente dirigido por hombres».

Respecto a la meta, afirma que «se trabaja para el ’empoderamiento’ de las mujeres negras, y el poder se logra a través de la formación. La mujer tiene el papel fundamental de transformación».

LA ENSEÑANZA DE LAS ANTEPASADAS

Históricamente, nuestro continente ha sido escenario de los diversos y sistemáticos intentos de exterminio y mutilación de personas de raza negra. El pasado registra que fueron arrancados como animales de su Africa natal, traídas a nuestras tierras en iguales condiciones y sometidas luego. El presente –no más alentador– revela con diferente matiz según la sociedad en estudio, que los afro-americanos son objeto de discriminación racial. Consecuente con lo pasado y lo actual, existe en las nuevas generaciones un debilitamiento natural respecto al conocimiento de su identidad, valores, cultura y religión propia. Las mujeres de Geledes apuestan al cambio, con la mirada fija en el futuro y recogiendo enseñanzas ancestrales de sus antepasados.

La ciencia (a través de diversas investigaciones históricas llevadas adelante por la organización) y la religión (ya que la mayoría de las dirigentes pertenecen al Candomblé y son hijas de orixá), parecerían conjugarse en mágica perfección, y fundamentar que aquel poder al que Carneiro hace referencia, no se trata de una cuestión caprichosa a inventar y adjudicar a la mujer. «Cuando fundamos Geledes recreamos la forma de existencia de las mujeres africanas donde son responsables por su destino y detentan el poder político de la tribu. Nosotras debemos recuperar el sentido y transportarlo a nuestra realidad».

Una sociedad africana matriarcal enseñó a las mujeres, incluidas las del recién parido milenio, cómo hacer frente a las necesidades. «Nuestras antepasadas más cercanas fueron el sustento siendo lavanderas, porque el hombre fue relegado, el hombre no tenía tierra, no tenían nada. Quedó a la mujer la responsabilidad de mantener la estructura familiar. Hoy en Brasil la mayoría de las familias negras tiene una mujer como jefa. Esta es nuestra tradición, sea aquí, sea en Africa».

MUERTES EVITABLES  

El cuerpo directivo y técnico de la organización Geledes está compuesto por poco más de una veintena de dirigentes y el área de acción real alcanza a miles de afro-brasileños residentes en San Pablo. Entre otros, se destacan el servicio de asistencia a la mujer víctima de violencia y el servicio jurídico S.O.S., donde los abogados recepcionan y encaminan las denuncias respecto a casos de discriminación racial sufrida por la población. Geledes lleva adelante una tarea relevante también en el área de la salud: «Necesitamos saber de qué adolecemos y de qué morimos. Estudiamos las dolencias étnicas y pedimos al servicio de salud que preste las condiciones adecuadas. Morimos de dolencias que serían curables de tener acceso a la salud», afirma Carneiro. Creen que todas y todos debemos involucrarnos en el campo, y apuestan a ello. «También realizamos estudios de raza y género con la vista en la construcción del hombre nuevo, capaz de comprender cuáles son las dificultades por las cuales pasamos las mujeres negras». Con la ayuda económica de Bank Boston Brasil, Geledes pondrá en práctica un sistema de adjudicación de becas para jóvenes negros que deseen continuar sus estudios secundarios y terciarios. Al respecto, Carneiro expresó: «Queremos que ellos y ellas sean lo que quieran ser. Hoy no pueden ya que si bien se registraron avances, las mujeres negras no llegamos al 1% de la población universitaria». En esta misma línea educacional, «hay cursos de capacitación para hombres de 14 a 21 años en las áreas de construcción civil, servicios gráficos, salud e informática». Con orgullo, Carneiro resalta la experiencia de promotoras legales populares: «Son mujeres con conocimiento sobre derecho para que transformen a su comunidad. Es el derecho de las mujeres a tener derecho. No formamos abogadas ni grandes magistradas; nos estamos capacitando en todas las áreas del derecho para poder ser una referencia en nuestra comunidad».

DISCRIMINACION EXPLICITA

Geledes ha denunciado públicamente que «las mujeres negras en Brasil están confinadas a las peores situaciones educacionales, peor remuneración y peores empleos. La pirámide social en Brasil comienza en la cúspide con el hombre blanco, le sigue la mujer blanca, luego el hombre negro y en la base las mujeres negras».

La discriminación racial suele formar diversos canales de manifestación, según la idiosincrasia de las sociedades. Nuestro país se ha caracterizado por ejercer para con los 180.000 afro-uruguayos que lo habitan, una de tipo solapada, hipócrita, implícita y sostenida. A fuerza de repetición, nos hemos convencido y el no ser racista se confunde con tener un amigo negro en el barrio, o disfrutar del candombe. A contrario sensu, Brasil ejerce el racismo de manera directa, frontal, explícita y sostenida. Ello le ha permitido a una parte de la población al menos, reconocerse como ‘pueblo racista’, primer y fundamental paso en el camino del cambio.

Solimar Carneiro ejemplifica con cuatro situaciones claras cómo se procesa el racismo en su sociedad. «En San Pablo, por ejemplo, la población negra está confinada a los bolsones de pobreza que son la zona sur y la zona este. Otro ejemplo es el número de mujeres esterilizadas en los estados del norte y nordeste, que es donde hay mayor concentración de población negra. La mayoría no sabe que están siendo esterilizadas, es una decisión unilateral de los servicios de salud. Por otro lado, el exterminio de nuestra población lo hace la policía: en las grandes ciudades los hombres negros de 19 a 25 años están siendo muertos en las calles. Y por último, la manifestación de subempleo de los negros y negras».

EL ORGULLO DE SER  

Demasiados de los afro-brasileños no logran reconocerse como tales, otros son indiferentes a su origen, hay quienes se averguenzan, y algunos se ‘blanquean’ alejándose de las consecuencias sociales que el ser negro acarrea. «El trabajo del movimiento negro en Brasil es el rescate de la autoestima de la población, para que eso se transforme en la reafirmación de su identidad. Hay avances cualitativos, pero aún no podemos ver la totalidad de la población con orgullo de ser negro. El medio es la educación, pero no contamos con el apoyo de la formal. Por eso damos nuestra educación alternativa, introduciendo el conocimiento de líderes antepasados, la importancia de la cultura, y el papel que jugamos en aquel país que tiene una raíz negra».

Para integrar Geledes es necesario ser mujer y negra. Pero el área de aplicación de los diversos programas alcanza al hombre y al blanco. «Para la transformación de la sociedad, el racismo se tiene que colocar en la agenda política de América Latina. Pensamos en una organización de las comunidades negras de América para el nuevo milenio, con nuestra especificidad, y efectivamente tenemos much
o para contribuir»
, concluyó Solimar Carneiro.

Te recomendamos

Publicá tu comentario

Compartí tu opinión con toda la comunidad

chat_bubble
Si no puedes comentar, envianos un mensaje