ENTREVISTA EXCLUSIVA

Directora de Mujer y Salud en Uruguay: “De las situaciones de violencia no se salva casi ninguna familia”

En entrevista con La RED21 Abracinskas dijo que los crímenes contra niños y mujeres no se solucionan atacando las consecuencias sino transformando las causas que los generan.

¿Cómo evalúas este momento con el incremento de muertes de mujeres, niños, niñas y adolescentes? ¿Podríamos decir que hay una conmoción social?

ENCASTRE:

La solución es buscar todos los elementos que tengamos a mano para revertir este sistema de dominación, opresión y violencia.

Lo primero es que lo vivimos con mucho dolor. Hace 30 años que trabajamos para que se entienda la dimensión del problema. Cada uno de estos asesinatos, nos pega de una manera muy particular, sentir que no lograste evitar muertes que son evitables, innecesarias, producto de un sistema que no cede. Lo segundo que me preocupa son las reacciones, en vez de entendernos a quienes hemos dicho desde hace mucho tiempo que el machismo mata, que el sistema patriarcal es un sistema de subordinación, de generación de injusticia. Hemos tenido la paciencia de primero explicitarlo, después demostrarlo, denunciarlo, generar información, argumentos y generar propuestas. Me preocupa mucho la respuesta casi generalizada de ubicar en estos cuatro hombres que perpetuaron estas barbaridades de estas últimas semanas, como “chivos expiatorios”, solicitando incremento de torturas, venganza, el “ojo por ojo”. No trabajamos todos estos años para esto. De ser así, hace 30 años hubiéramos “armado” a las mujeres y hubiéramos hecho de esto una “guerra”. Las cosas cambian y es importante darse cuenta de la extensión del problema. Como haces para explicar estas conductas y reaccionar para transformar las causas que generan estos crímenes. Pensemos que no se soluciona atacando las consecuencias, “matemos a los malditos”, como si no fueran humanos, como si no formaran parte de la sociedad, como si no fueran hijos de alguien, hermano de alguien o vecino de alguien. Es un espejo que como sociedad no nos gusta mirarnos porque es horrible. Lamentablemente hay que respirar hondo y entender la magnitud del problema. Hay que comprender las causas que lo generan y no tratar de combatir a las feministas que lo explicitamos. La solución es buscar todos los elementos que tengamos a mano y revertir este sistema de dominación, opresión y de violencia.

¿Nos podes dar ejemplos de cómo revertir este sistema?

«En estos años logramos que las mujeres denuncien, que no toleren, que no acepten y que busquen la autonomía económica. Nos ha faltado trabajar con los varones, para no caer en la fácil de pensar que esto es una “guerra”. Esto no es una guerra, es un sistema de injusticia.»

En lugar de enseñarles a nuestras hijas como tienen que hacer para que no las violen, tenemos que enseñarles a nuestros hijos, a nuestros varones, que violar no está permitido. En vez de pensar que con aumento de penas vamos a resolver el problema, tendríamos que tener un sistema judicial  que cumpla con las normas y las apliquen, que no sean “interpretables”. Nos pasamos años para que los jueces entendieran que la violación intramarital también existe y que la obligación de la sexualidad no forma parte del débito conyugal. Lo primero es darse cuenta del problema que tenemos,  no querer ocultarlo como sociedad. Enfrentarnos a que cada una tiene una función que es transformar el sistema reproducido y las mujeres tenemos un rol importantísimo porque el sistema patriarcal nos asigna el rol de la reproducción social, pero que las mujeres solas cambiemos no alcanza. En todos estos años, logramos que las mujeres denuncien, que no toleren,  que no acepten, y que busquen la autonomía económica. Nos ha faltado trabajar con los varones, para no caer en  la fácil de pensar que esto es una lucha, que esto es una batalla, que esto es una guerra. Este es un sistema de injusticia. Hay que entender de lo que estamos hablando, una vez que lo vemos y nos espanta, no quedarnos paralizados, esto se cambia en las conductas, esto se cambia en los discursos y en las prácticas.

¿Los varones se sienten agredidos?

«La “revolución” de las mujeres ha tenido la profunda paciencia de construir los cambios desde el “margen del poder”

Se sienten interpelados y no les gusta. Algunos han entendido y contribuyen a reflexionar y a generar soluciones, otros se resisten y otros reaccionan en forma violenta. Es esperable una reacción violenta del sistema, pero pasa cada vez que se pierden privilegios, pasa cada vez que se cuestiona un sistema de dominación. Los dominadores no les gusta perder el poder y por lo tanto, reaccionan violentamente. Ninguna “lucha emancipadora y libertaria” fue fácil y pacífica. La lucha contra el “racismo”, la “discriminación”, el avasallamiento de los pueblos originarios, la riqueza contra la pobreza, nunca han sido “luchas pacíficas”, sin embargo la revolución de las mujeres ha tenido la profunda paciencia  de construir los cambios desde el “margen del poder” y lo que pasó ahora es que ya no alcanzan los argumentos que se usaban hace 5 o 10 años, ya todos los sistemas están interpelados, se tienen que repensar y cambiar. Pensemos también que hay  mucha gente que no quiere que las cosas cambien, a nadie le gusta perder privilegios. Además, desde los ámbitos personales de una relación afectiva hasta las instituciones del Código Penal y la Constitución, hablamos de un cambio muy profundo.

Desde el sistema político ha habido reacciones, se habló de cadena perpetua, castración química, entre otras. ¿Cómo ves estos planteos?

«Hasta el año 2007, el Código Penal establecía que si un hombre violaba a una mujer quedaba exonerado de pena si le ofrecía matrimonio.»

Nosotros queremos que se apruebe la “Ley Integral por una vida libre de violencia hacia las mujeres”, queremos también que a esa ley se le de presupuesto, queremos una modificación del Código Penal que sigue siendo infame, incluso de armonizar lo que el país ha firmado en Tratados y Convenios Internacionales. Cuando lees el Código (Penal) te das cuenta porque las mujeres son violentadas y abusadas. Aún hoy se habla de “doncella honesta” para sancionar  el rapto, porque hasta 2007 se “exoneraba” de pena al violador si ofrecía matrimonio a la violada ¿Por que todavía le llamamos “atentado violento al pudor” a la violencia sexual?

«En Uruguay el sistema político es viejo en edad y viejo en cabeza.»

El sistema político ha sido mezquino, se han generado cambios pero han sido mezquinos. Siguen pensando que las mujeres son seres “tutelables”. Ha sido muy difícil que la sociedad y el sistema político entiendan que niños, niñas y adolescentes son sujetos portadores de derechos con la diferencia que están bajo nuestra “tutela” y nuestro cuidado, y el mundo adulto, lejos de protegerlos en su socialización para que vayan adquiriendo su autonomía progresiva “abusa de ellos”. El sistema político es viejo, viejo en edad y en cabeza. Les cuesta entender que estamos en el siglo XXI. Siguen generando procesos “endogámicos” con un Parlamento donde hay gente que está ahí desde hace el mismo tiempo de la reconstrucción democrática y esto hace que se creen “microclimas” donde solo discuten entre ellos sin saber que sucede en la sociedad. El Parlamento no es una caja de resonancia de los avances que hemos ido construyendo en la sociedad a través del debate, el análisis, la reflexión, la denuncia y la elaboración de propuestas. Recién en 2002 tuvimos la Ley de Violencia Doméstica y Sexual, estuvimos desde el año 1985 con el restablecimiento de la democracia para que se entendiera que el hogar era un ámbito de vulneración de derechos. Llevamos 15 años para que se entendiera que la violencia doméstica y sexual, no es la única manifestación de la violencia de género, que también está la patrimonial, la sicológica, la simbólica y la institucional

En este debate se ha dicho “las feministas son sectarias” cuando el asesinado es un niño y no una niña se lo excluye de los registros ¿Cómo ves esos planteos?

Ninguno de esos planteos está sustentado en la realidad. Pensemos en la organización Mujeres de Negro que marchan y muestran como la violencia doméstica está impactando en niños y niñas. Cuando denunciamos la violencia en el hogar, mostramos como esa escalada es del que tiene más poder al que tiene menos poder y por tanto niños, niñas y viejos dentro de los hogares son los más vulnerables. Los feminismos porque hay muchos y diversos, hemos tenido una paciencia infinita. He llegado a escuchar, que esto pasa porque nosotras denunciamos, ya no hay argumentos, el silencio, la naturalización y la justificación es lo que ha permitido que esto se perpetúe.

¿Hay que elaborar un Registro público de violadores y abusadores sexuales?

«De las situaciones de violencia no se salva casi ninguna familia. Esto estaba naturalizado, formaba parte de las prácticas.»

En los registros ya está esa información, quienes fueron y que delitos cometieron. Es información a la que se puede acceder. El tema es si creemos que el problema es de algunos procesados o condenados. Ese no es el problema. La cuestión está en que una vez que cumplen la condena lo “ideal” es que se inserten en la sociedad. Hay que trabajar mejor con los sistemas de reclusión, para que no sean  sistemas de agudización de la delincuencia, sino que efectivamente sean centros de rehabilitación social. Si destapamos la “caja de pandora” de las situaciones de violencia, abuso, acoso, maltrato, aprovechamiento de las situaciones de poder, “lamento tener que decir” que no se salva casi ninguna familia. Esto estaba naturalizado, formaba parte de las prácticas, era lo que estaba habilitado como sociedad. Hoy lo condenamos porque lo sacamos del ostracismo, lo sacamos de la naturalización y lo pusimos en cuestión. No nos olvidemos que hasta hace muy poco todavía existía el derecho de “pernada”. El patrón de la estancia “inauguraba” a la flamante esposa antes que el marido. Seamos capaces de tener cabeza abierta para entender del “horror” de la dimensión de este problema. Como sociedad, tenemos que hacer un esfuerzo enorme para cambiar,  hay que tomar medidas diferentes porque no podemos poner todo en una misma “bolsa”. En la gama de violencia está el acoso callejero hasta la violación y el homicidio. Es decir, no todo se puede tratar de la misma forma. Cada abordaje tendrá que tener la especificidad de la particularidad del perpetuador, pero lo que más tenemos que hacer, es cambiar la cultura. Tenemos que dejar de decirles a las mujeres cuál es su “responsabilidad” en el acto violento, no podemos seguir con el discurso “como es que andaba sola por la calle”, como es que “andaba así vestida” o “como es que dejó entrar al que mató a sus hijos”, sin entender  quién es el responsable de la violación, de la muerte o del acoso. Primero el directamente involucrado y luego una sociedad, que ha “habilitado” estos discursos y estas prácticas. El problema es mundial, las denuncias que comenzaron a surgir en el mundo del espectáculo como es el caso de Holly. Todo surge a partir de una investigación periodística del hijo de Mía Farrow y hay mujeres que dijeron yo lo sabía y me callé. Quién lo pasó en carne propia y se arrepiente de no haberlo denunciado, también es cierto que tenían todo en contra para hacerlo.

¿Crees que no les iban a creer?

A quién iban a juzgar, a ella, todo está vinculado al “poder”, por ejemplo, cuando hablamos de trata y tráfico. En el mundo, hay consumo de trata en jueces, empresarios, políticos, decisores que están en lugares de poder.

¿Ustedes reciben denuncias que hay jueces y políticos involucrados en trata de personas?

En Uruguay no pero en otras partes del mundo sí. En México por ejemplo, desaparecieron periodistas que siguieron la “ruta del tráfico y la trata”. Las “defensoras de Derechos Humanos” que se enfrentan a las empresas “extractivistas” o a los grandes medios de comunicación, o las que denuncian el poder que está detrás del narcotráfico. Por eso hay que reforzar las instituciones del Estado. Estas instituciones, se tienen que sanear y debemos garantizar que cumplan con su función. Tenemos que fortalecer a las instituciones porque si no, lo otro que queda es la venganza, “el ojo por ojo y diente por diente”.

La ley integral contra la violencia que tiene media sanción ¿qué aspectos consideras relevantes?

«Este debate no lo tenemos que “político partidizar” sino politizar en su justo sentido. Estamos todos interpelados, las personas, las familias, las instituciones sin descartar ninguna.»

Estamos ante situaciones complejas y complicadas que no se pueden simplificar con una intervención única y de un solo lado. Lo más importante, es poder canalizarlo por donde debe ser, no se resuelve con la “judicialización” de las situaciones. Nos ha pasado de tener que decirle a alguna mujer “no denuncies”, porque aún no tenemos los mecanismos de cuidado y protección que genera la agudización del conflicto cuando hay denuncia. La “pena de muerte” no evita ningún crimen. En lugares donde se agudizó la condena por violación, los violadores no solo violaban sino mataban también porque la pena era la misma. En el mundo está demostrado que la agudización de la sanción no es la solución, sino la discusión de que son prácticas “condenables” desde el punto de vista cultural no judicial y ese es el cambio que tenemos que hacer. Tenemos que apostar a la educación y no solo la de los preescolares sino de los profesionales. Estos temas recién están ingresando a la currícula universitaria, tenemos jueces, médicos, pediatras, policías etc, que no tienen formación en esta temática, les cuenta mirar de que estamos hablando y actúan de acuerdo a su escala de valores, que está impregnada de la cultura machista y patriarcal. Tenemos que hacer un esfuerzo para que se entienda esto e ir avanzando en los cambios. Uruguay sigue siendo un “oasis” en la región. Aprovechemos este contexto, y a los que piden “pena de muerte” les pido coherencia, los escuche “decir cosas horribles” cuando las mujeres nos movilizamos por el “derecho a decidir para abortar”. Tenemos que ser coherentes, conscientes y no tenemos que “político partidizar” este debate, sino politizarlo en su justo sentido. Estamos todos interpelados, las familias, las personas, la sociedad, las instituciones sin descartar ninguna. Este es un problema de todos y todas.

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