Prohiben el uso del burkini en las playas francesas

Varias localidades francesas han prohibido el uso del burkini durante este verano europeo asegurando que es un traje de baño que reafirma la «esclavitud de las mujeres» y es incompatible con los valores franceses de libertad e igualdad. Así lo afirmó el primer ministro de Francia, Manuel Valls al ratificar este miércoles su apoyo a la decisión de las localidad de prohibirlo.

De todas formas Vallas consideró que no es necesario crear una ley nacional sobre la prenda: «La reglamentación general de prescripciones vestimentarias no puede ser una solución». Las autoridades francesas expresan que «el burkini es una señal de adhesión al yihadismo» y que «no es una nueva gama de trajes de baño, una moda» sino que es símbolo de «un proyecto de contra-sociedad, fundado en el sometimiento de la mujer».

«No acepto esa visión arcaica. Está la idea de que, por naturaleza, las mujeres serían impúdicas, impuras, que deberían por lo tanto estar totalmente cubiertas. Esto no es compatible con los valores de Francia y de la República», señaló Valls en La Provence.

El burkini es un traje de baño de poliester que cubre todo el cuerpo y el cabello, excepto la cara, las manos y los pies, el pasado sábado un juez del tribunal administrativo dio el visto a una orden municipal que prohíbe su uso en sus playas de Cannes y desde entonces otras localidades se sumaron a la medida.

El Colectivo Contra la Islamofobia en Francia y la Liga de los Derechos Humanos recurrieron al veto sosteniendo su ilegalidad, pero la Justicia respaldó la opinión de las autoridades francesas.

¿Excusas?

El analista internacional vasco Iñaki Gil, en declaraciones que recoge Telesur señala que la prohibición del burkini en Francia oculta los intereses propios del país que utiliza la excusa de proteger los derechos de las mujeres: «bajo la excusa de defender el derecho de toda mujer a mostrar las partes de su cuerpo que ella quiera, se ocultan intereses de la burguesía francesa, el primer interés es continuar con la propaganda de la islamofobia, del enemigo ajeno, del peligro que corre la economía del estado Francés y el segundo interés es el del machismo de los hombres franceses contra las mujeres francesas, el mensaje es claro: no protesten porque hay mujeres que están peor que ustedes».

Gil explica que existe un mensaje por parte de los alcaldes de derecha franceses hacia los mujeres que les dicen: «¿lo ven? Disfrutan de unas condiciones mejores que las mujeres musulmanas y todavía protestan contra nosotros, los que las defendemos».

De esta manera, considera, «el machismo se justifica a sí mismo».

De todas maneras reconoce que los países de la Unión Europea que prohiben el uso del burkini «atacan la vestimenta de la mujer musulmana porque creen que la burka corresponde a sectores más conservadores y machistas del Islam, y esto es verdad», pero señala que «es una verdad pequeña manipulada con base en los intereses del imperialismo europeo, en este caso francés. El Estado Islámico no representa una amenaza para Europa porque ya lo están venciendo».