Molino Dolores retoma a 120 empleados y reabre el próximo 6 de marzo

Molino Dolores detuvo su actividad a fines de enero pasado enviando a más de 200 trabajadores a seguro de paro.

A mediados de febrero, el juez de la causa decretó el concurso y resolvió designar síndico de Cereoil Uruguay S.A a la Asociación Uruguaya de Peritos (AUPE), para administrar y disponer de los bienes.

El síndico designado por la Justicia, Gabriel Ferreira resolvió comenzar a moler antes del domingo 5 de marzo, y reabrir las puertas el próximo 6 de marzo.

En principio volverán a trabajar 120 empleados que estaban en el seguro de desempleo desde el 1º de febrero.

El presidente del sindicato local, Óscar Muniz dijo a El País que «el ánimo cambió notoriamente. Ahora la gente está entusiasmada».

Muniz detalló al mismo medio que el gerente de la planta se comprometió ante el síndico a proveer la materia prima necesaria. «Se van a moler unas 6.000 toneladas por mes, lo que representa el 50% de lo que el molino puede procesar. En un principio se trabajará entre tres o cuatro meses para evaluar su viabilidad», explicó.

El líder sindical explicó también que de no prosperar esta etapa, y si se tiene que declarar la quiebra, existen cuatro interesados en quedarse con el molino.

Preocupación de la Iglesia Católica

La Iglesia Católica de Uruguay manifestó su preocupación por la situación laboral en algunos departamentos del país tras el cierre de Fanapel en Juan Lacaze, Colonia y el envío de 250 trabajadores de Molino Dolores a seguro de paro.

A través de un comunicado difundido por la Conferencia Episcopal del Uruguay y firmado por los sacerdotes de la diócesis de Mercedes junto con el obispo monseñor Carlos Collazzi, los religiosos expresan: «Vemos y contemplamos con preocupación y dolor la difícil situación que atraviesan muchos trabajadores y sus familias, provocada por el cierre de las fuentes de trabajo y la fragilidad y disminución de empleo estable y seguro».

Mientras que se refieren al trabajo como un «derecho fundamental».

«Dejémonos iluminar por el evangelio de Jesús para discernir esta desafiante crisis laboral. Sin pretender análisis ni interpretaciones de orden político o económico que corresponden a los idóneos y a los responsables en quien el pueblo ha depositado su confianza», agrega el texto.

Concretamente sobre la situación de Fanapel y Molinos Dolores (el PIT CNT anunció que éste último retomará actividades el próximo 6 de marzo), los integrantes de la Iglesia Católica manifestaron: «Esto provoca inestabilidad, incertidumbre económica y social para aquellos que no tienen otro capital que no sea su trabajo o la pequeña empresa familiar en el sector agropecuario. El hombre y la mujer, cada familia y en ellos la vida social y económica de nuestros pueblos y ciudades se ve dañada gravemente añadiendo una nueva expresión de violencia a otras tantas ya establecidas».