Sexo sin vueltas

Los lectores despistados existen

Hoy el artículo será cortito, solo quiero dar la respuesta a una pregunta, que como escritora del género erótico, me han hecho cientos de veces.

Todos sabemos que los escritores que escriben sobre terror, muertes y violaciones, han cometido en su vida este tipo de atrocidades. Entendedlo, se tienen que documentar antes con la práctica.

Todos somos conocedores de que autores de obras de ciencia ficción han vivido en el espacio, y autores de fantasía han conocido a elfos y vampiros, han jugado a la canasta con minotauros y se han tomado unas copitas con sirenas a punto de perder su cola por culpa de algún beso prohibido.

Todos sabemos ese tipo de cosas. Y es totalmente cierto que la gente que le gusta escribir sobre historia ha vivido millones de años para poder estar en todas las épocas y así describir sus vivencias y las de los demás.

¿Y qué me decís de los escritores que han tenido la suerte de viajar a cada uno de los rincones del planeta para poder hablar con certeza de los lugares en los que transcurren sus textos? Vamos, que me estoy pensando muy en serio cambiar de género literario pero ya; siempre quise conocer Australia en época estival.

Pues eso; que por ser una autora de novelas o relatos eróticos (a veces pornográficos) no significa que haya practicado, desee, quiera, haga, o yo qué sé, todo lo que pongo en mis líneas. Algunos escritos pueden tener un trasfondo masoquista o pervertido; pueden ser incluso de pedofilia, violaciones o zoofilia si se da el caso. Como si quiero escribir sobre unos zombies metiéndose mano hasta perder los miembros por los embistes de sus pelvis.

Hay textos heterosexuales y homosexuales mezclados con ciencia ficción, con entes extracorpóreos o fantasmas; vampiros que chupan la sangre de sus victimas de los más oscuros huecos de su cuerpo. Incluso puedo hacer una historia en la que el protagonista sea un lagarto gigante que se tira sin miramientos a la reina humana de un país evolucionado de Plutón.

De eso trata la literatura, de escribir lo que la imaginación te dicte, lo hayas probado o no, lo quieras o no, lo experimentes o no, esté bien visto por la sociedad o no.

Si de algo no entiendes, te informas. Buscas toda la documentación que necesitas y te pones frente al folio en blanco, como una heroína contra el dragón de tres cabezas que se quiere follar a la princesa de turno.

Que yo sepa, nadie le preguntó a Stephen King si las víctimas de sus libros de terror habían perecido entre sus manos.

Cuando alguien lee un libro, puede sentirse identificado o no con los protagonistas, o con los sucesos de lo narrado. Lo mismo podría pasarle al escritor.

El dicho “Todo lo que el escritor escribe refleja su interior” me parece una idiotez enorme. Si en tu día a día tienes una manera en concreto de hablar, según tu personalidad, eso podría quedar reflejado en tus obras, pero el contenido de lo que escribas en ellas solo dependerá de la imaginación que se tenga o los datos con los que te hayas documentado.

Y como muestra un botón:

La troll pasó la mano por su espalda, llegó hasta la línea que divide ambos glúteos y sintió como quedaba presa por la carne. Él pensó que era la hora de decirle a su amada que tenía un secreto inconfesable. Lo soltó en voz alta sin apenas tiempo de recapacitar si hacía lo correcto.

— Cariño; me gusta que me follen el culo. Me gusta sentir los testículos de un troll golpear contra mí. Quiero saber si podré tenerlo dentro hasta que se corra y me llene y, eso; eso jamás podrás dármelo tú. Lo nuestro se ha acabado.

 

Os deseo un feliz día y una lectura inteligente.

Irene Comendador
Irene Comendador

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