Dilma Rousseff advirtió que Brasil «corre un riesgo de retrocesos» pero aseguró que confía en la resistencia del pueblo

La presidenta constitucional de Brasil, Dilma Rousseff destituída por el Senado brasileño el pasado 31 de agosto volvió al ruedo este miércoles al participar de un acto en apoyo ala candidata para la Alcaldía de Río de Janeiro, Jandira Feghali y se mostró feliz de participar a pesar de la tristeza de haber tenido que abandonar su cargo de presidenta tras un golpe parlamentario en su contra.

Dilma recordó: «Mantengo en mi corazón la tristeza de la injusticia y la conciencia de que nos dieron un golpe parlamentario y sacaron a una presidenta electa con 54 millones de votos sin que esta presidenta hubiese cometido ningún crimen».

La mandataria fue recibida de miles de personas que le manifestaron su apoyo y ella afirmó que confía en la resistencia del pueblo brasieleño para defender los logros sociales alcanzados por los gobiernos del Partido de los Trabajadores, primero con Lula y luego con ella. Brasil está «lleno de personas que luchan», aseguró y señaló cómo en los últimos 13 años, el país alcanzó una importante reducción de la desigualdad, y remarcó algunas acciones de su mandato y el de Lula como el brindarle acceso a la educación superior a personas que bajos recursos, que siempre fueron invisibilizadas por gobiernos anteriores.

Y en ese sentido criticó las propuestas de su sucesor, quien para ella es ‘el golpista Temer’ que presentó un proyecto de ley para limitar el crecimiento de los gastos públicos a la corrección de la inflación del año anterior. «Corremos el riesgo de que un país que tiene una población joven limite el aumento del gasto en educación y salud. Es decir que cada brasileño va a tener menos dinero para educación», aseguró mientras consideró que «teníamos que estar haciendo justamente lo contrario. Si el primero paso era garantizar que las personas salieran de la miseria, el segundo paso es garantizar educación de calidad».

«Estamos en un momento muy especial, en un momento en que Brasil corre un riesgo de retrocesos, de que congelen el presupuesto, de que los pobres no quepan más en el presupuesto», aseguró Rousseff que aseveró que todas las mujeres brasileñas deben tener acceso a la educación, vivienda y salud.

Por último defendió a su padrino político de las acusaciones de corrupción y lavado de dinero en el caso Petrobras.

En ese sentido Feghali también se manifestó y afirmó que esas denuncias contra el expresidente constituían “ la segunda fase del golpe, para sacar a Lula de la vida política ” e impedirle ser candidato en 2018.

Lula, el favorito

El pasado martes el juez Sergio Moro informó que Luiz Inacio Lula da Silva sería juzgado por sospechas de sobornos y corrupción en el caso de la petrolera estatal Petrobras.

Semanas atrás la fiscalía señalaba a Lula como el comandante máximo del esquema de corrupción que durante diez años drenó más de 2 mil millones de dólares de Petrobras, y pese a la defensa y negación de las acusaciones el ex presidente será juzgado.

Sin embargo más allá de las acusaciones de corrupción que enfrenta el líder del PT, las últimas encuestas siguen mostrando a Lula como el candidato favorito para las elecciones de 2018.

Desde que Michel Temer asumió el poder tras la destitución de Dilma ha dado un giro a la derecha a las políticas que se venían implementando con el argumento de recuperar a Brasil y hacerlo crecer tras la peor recesión que enfrenta el gigante sudamericano desde la década de 1930.