TIENE LA PALABRA

Ante una injusticia

Señor Director de  LA REPÚBLICA

Dr. Federico Fasano Mertens

Escribo este comunicado para poder exponer mi posición acerca de la situación que me tocó vivir en los últimos días a raíz del fallo del Concurso de obras teatro inéditas Cofonte-Agadu.

El día 15 de noviembre de 2011 me comunican vía mail que había resultado ganador del primer premio en el concurso de obras inéditas de Cofonte y Agadu por la obra «Ojos que no ven».

El día 21 de noviembre recibo otro mail diciéndome que se encontró publicada la obra «Ojos que no ven» en mi perfil de la página www.dramaturgiauruguaya.gub.uy <//www.dramaturgiauruguaya.gub.uy/>

De esta forma el jurado del concurso considera que la obra está descalificada.

Con respecto a esto debo decir que «Ojos que no ven» es una obra que escribí hace aproximadamente dos años. A partir de ese momento comencé a presentarla en varios concursos de dramaturgia. Es la primera vez que recorro este camino con una obra de mi autoría. En medio del proceso de concursos, se me presenta la posibilidad de formar parte del portal anteriormente mencionado. El portal se ocupa de difundir el trabajo de los autores nacionales y uno de sus requisitos es adjuntar una obra al currículum que se presenta en el perfil.

Debo admitir que nunca pensé que el hecho de adjuntar mi obra a mi currículum significase editar la misma ni publicarla de manera que quede descalificada para participar de concursos de dramaturgia. La verdad es que nunca se me pasó por la cabeza y evidentemente allí estuvo mi error.

Cofonte explica en su acta de asamblea que la obra no es inédita por estar en esta página y ese es el motivo de la descalificación. Entiendo la interpretación que hace Cofonte de las bases del concurso y acepto el fallo del jurado.

El principal motivo de este comunicado es aclarar el siguiente punto que trata Cofonte en su comunicado. En la notificación que me hacen de la descalificación de la obra repudian mi actitud y suponen una mala intención de mi parte al presentar la obra («Asimismo dispone por unanimidad hacer constar su repudio a la actitud del autor Sr. Christian Ibarzábal por la presentación de su obra «Ojos que no ven» al llamado realizado por Cofonte-Agadu con intención de acceder a una premiación que sabía indebida, sorprendiendo en su buena fe a los integrantes del jurado»). En ningún momento manejan otras posibilidades como error, mala interpretación, publicación posterior, etc. Deciden afirmar que mi actitud fue realizada con mala fe y emiten un comunicado público con esa información sin comunicarse previamente conmigo para permitirme hacer descargos al respecto, aclarar la situación o al menos disculparme si fuera el caso.

Al mismo tiempo que se emite el comunicado público, yo me entero de la problemática y envió una carta a Cofonte explicando mi situación y disculpándome por el malentendido. Tampoco tuve respuesta de esta carta.

Es por esto que quiero aclarar que en ningún momento tuve mala intención, ni pretendí obtener un premio que no me correspondía. De haber sabido que la obra estaba presentada de manera irregular y hubiese querido tomar ventaja podía haber retirado la obra de mi perfil en el portal (lo puedo editar yo mismo), cambiar el nombre, presentarla a nombre de otra persona o intentar ocultar las irregularidades de cualquier otra forma. Evidentemente no consideré en ningún momento estar en falta por lo que se trata de un error y no de mala intención.

La única duda que se me presentó a la hora de presentar la obra es que fue mencionada en uno de los concursos en que participó pero nunca premiada. Como el concurso habla de inhabilitación para las obras premiadas también creí que en este aspecto estaba en regla. Esta situación también se la notifiqué a Cofonte en mi carta de descarga.

Tampoco veo que genere una ventaja sustancial contra los otros participantes por lo que se constituye en una tontería intentar obtener un premio «ayudado» por esta acción. De lo que sí se puede hablar en este caso es de un error infantil al contrastarlo con la interpretación de Cofonte. Pero nuevamente la presunción de mala intención queda descartada.

Escribo obras de teatro desde hace 9 años y es la primera vez que recorro este camino. Quizás mi inexperiencia en el tema me jugó una mala pasada. Pero los elencos que han representado mis obras durante estos años pueden dar fe de mi manera de proceder en todo este tiempo. Nunca estuve involucrado en este tipo de situaciones. El teatro no es mi principal fuente de ingreso y nunca tomaría este tipo de caminos para poder representar una obra o para ganar un premio económico.

La obra en este momento está participando de otros concursos. Si tengo la suerte de resultar premiado o mencionado nuevamente yo mismo denunciaré esta situación para que el jurado de dicho concurso evalúe e interprete la situación.

En resumen: Acepto la interpretación de las bases del concurso que hace Cofonte, por lo tanto acato plenamente el fallo final. Felicito a los ganadores. Pido disculpas en la parte que me toca de todo el malentendido. Desmiento absolutamente la acusación de haber obrado de mala fe. Lamento no haber tenido la oportunidad de expresar mi parecer y descartar esta presunción antes de que la noticia tome estado público.

Agradezco a todas las personas que de una manera u otra me brindaron su apoyo en estos días.

Espero que se pueda difundir este comunicado para poder dejar en claro mi posición y dar por terminado el tema.

CHRISTIAN IBARZABAL

 

Silencios elocuentes

Señor Director de  LA REPÚBLICA

Dr. Federico Fasano Mertens

 

La vida de Miguel Jaureguiberry Recayte no ha podido ingresar a la cultura uruguaya (no es el único caso), tal vez a causa de excesos en el sentido del anecdatorio cotidiano, bastante apetecido como elemento de éxito en los medios de difusión. La acción constructiva constante, inteligente, realizada casi siempre remontando precisamente apetencias banales, no encuentra eco.

En 1920, una revista uruguaya dedicó una edición completa, edición número 434, con 40 páginas de texto y de fotos, a biografía de este hombre a la edad 48 años. (Revista La Propaganda Rural, dirigida por Roberto Jorge Urta). Pudo vivir otros 30 años, sin bajar los brazos, siempre se le encontró en los lugares más alejados, en los sitios reservados para el atraso, la ignorancia, la pobreza.

Fue una vida abnegada y efectiva, a pesar de todo. Sin embargo, no ha podido rendir todos los frutos posibles, aquellos que fecundan la conciencia colectiva de una sociedad. Atravesó la tumultuosa conflictividad de potencias y de ideologías, la puja que arrastró a la mayor catástrofe militar de la historia, que la sintió con dolores propios por su apego a la cultura francesa, y logró conservar su línea indeclinable en favor de un proyecto constructivo para una país pequeño, bien determinado, que fue su país. Lo dijo expresamente: mi programa de trabajo no puede desairar a ninguna ideología. Se entiende que no se colgó en el espacio. Hizo críticas punzantes a las dirigencias de este, su país. Con delicadeza expresiva, la crítica fue implacable. Sus ideas quedaron impresas en una docena de folletos y en tres libros de mayor aliento. Uno de ellos, contiene un inventario de males padecidos por el territorio interior de la República, con acusaciones correspondientes a sectores políticos partidarios, libro destinado al Consejo Nacional de Administración, año 1928, con objeto de sensibilizar y obtener apoyos para acciones efectivas que venía realizando a título tentativo. Se titula «Orientaciones rurales y acción ministerial», está archivado en la Biblioteca Nacional. Cayó en el vacío, el reformismo batllista había cerrado su ciclo más fecundo sin penetración efectiva en el problema mayor de la República.

Del fracaso, sacó fuerzas p
ara demostrar razones, construyendo por sí mismo un pueblo en un desierto de arena.

Probó cuánto se puede hacer a puro corazón, siendo persona pobre, solo con voluntad y talento.

El siglo XXI asiste al asalto de sectores sociales a las instituciones públicas, con reclamos, reivindicaciones y

exigencias perentorias. El Estado aparece como un ente ajeno y supremo Dios, desprovisto de encarnadura y distante de la base social.

Quien envía este comentario es autor de un libro biográfico, titulado: «Tierras Vírgenes», estampas de la vida de Miguel Jaureguiberry, un libro que no puede alcanzar al público lector por la misma falta de recursos publicitarios que afectó a dicho personaje. Un estudioso aficionado instalado en una aldea, no existe para los medios.

Es razón para apelar a gentes amantes de la cultura, seguro de una idea central veraz: la construcción uruguaya depende del capital de conocimiento y de adhesión moral a la causa nacional. Es el gran mensaje de Miguel, que un día puede cosechar bienes en favor de la comunidad.

Mis saludos.

SILOS PIEDRA  – CUEVA AZPÍROZ

 

Atrocidades imperdonables

Señor Director de  LA REPÚBLICA

Dr. Federico Fasano Mertens

Últimamante diversas publicaciones periodísticas mencionan una injustificable iniciativa por la cual serían «premiados» los más sanguinarios criminales titulares de la nefasta dictadura que ensangrentó y enlutó el Uruguay: se trata del «arresto domiciliario» al cumplir setenta y un años de edad.

¿Cuántos uruguayos, (uruguayas), no pudieron cumplir 71 años de edad, asesinados por aquellos monstruos a quienes ahora se les regalaría una dichosa vejez?

Me bastaron y sobraron personalmente mis propias experiencias de cuatro injustificables detenciones, incluso con la amenaza de colgarme de los testículos, y el consiguiente comentario de un comisario de la Jefatura de Policía: «Señor: dé gracias de estar vivo».

Pude ser una víctima más de la horrenda, sangrienta lista de víctimas de la tiranía.

Absolutamente injustificable la iniciativa en favor de los imperdonables «viejitos de mierda» (como los tituló una prestigiosa publicación de nuestro país).

Tan solo mencionar el horrendo caso de Roberto Gomensoro Josman, estremece toda conciencia: fue castrado con una bayoneta por el bestial coronel José Nino Gavazzo y su cómplice, el coronel retirado, Juan Carlos Gómez, dejando a su víctima desangrándose toda una noche, hasta su muerte.

Gavazzo integra, precisamente, la tétrica lista de los agraciados en su setenta y un cumpleaños.

Jamás podremos tolerar semejante infamia.

JOSÉ LUIS  – AZAROLA SAINT

 

Los delincuentes a Isla de Flores

Señor Director de  LA REPÚBLICA

Dr. Federico Fasano Mertens

Espero que esta nota sea publicada, los delincuentes se han tomado el país por cuenta de ellos, matan indiscriminadamente y a mansalva, yo fui robado en pleno 18 y Ejido y los ladrones se fueron de lo más tranquilos.

Habría que llevarlos a todos los ladrones y asesinos a la vieja cárcel de la Isla de Flores, sin piedad alguna, ellos matan a padres de familia, algunos van presos pero se escapan y cometen nuevas tropelías.

Por favor, Dr. Fasano, saquemos de una vez por todas a esta lacra.

Por un Uruguay libre de ladrones y criminales, el pueblo quiere vivir en paz, con el tiempo se van a dar cuenta que esto es una realidad; hay que proteger al pueblo, a la gente de trabajo.

Reciba usted, mi cordial saludo.

VENANCIO RIVERO – ANZOLABHERE

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