Smog en China: un mal augurio para el planeta entero

El Gobierno nacional de China pidió el cierre temporal de fábricas de cemento y carbón, como medida paliativa a la crisis de smog que ya asfixia a casi 40% de su población.

Solo en Beijing, unas 700 empresas se vieron afectadas por la medida que empezaron a regir desde mediados de diciembre de 2016. Así mismo se instauró en distintas ciudades una restricción vehicular en ciertos días dependiendo del número de patente.

Autopistas cerradas y más de 300 vuelos cancelados -y 19 aterrizajes de emergencia por mala visibilidad- en distintos aeropuertos del país también son consecuencias de las densas nubes rosas que, aunque le dan un lindo color al cielo, no son otra cosa que altísimas concentraciones de gases tóxicos en el aire.

De crisis local a alerta mundial

La tasa actual de partículas tóxicas en el aire en las zonas más afectadas está hasta séis veces por encima de lo recomendado por la OMS, que es de 25 microgramos por metro cúbico. En la ciudad de Hebei, una de las más afectadas, las mediciones indicaron hasta 400 microgramos, lo cual es considerado directamente dañino para el tejido pulmonar.

Desde el 2 y hasta el 5 de enero de 2017 rige una alerta naranja, la tercera de cuatro niveles existentes.

Los niveles de contaminación a nivel mundial, lejos de reducirse, están creciendo por la dependencia que tienen la mayoría de los países de los hidrocarburos y el carbón.

Madrid instauró una restricción que sacó de circulación a la mitad de los vehículos diarios, en un proyecto piloto para medir cuál es la mejoría que experimentará si se emite la mitad de los gases producidos por medios de transporte carburados. La ciudad logró reducir en 2016 un 10% los valores medios de dióxido de nitrógeno (NO2), mientras que los niveles de ozono troposférico (O3) u «ozono malo» han sido parecidos a 2015, según los datos de la red municipal de calidad del aire.