Realidad y promesa

Déborah Rodríguez, ejemplo y grandeza

Déborah Rodríguez en Londres 2012

Déborah Siempre fue de menos a más. Tuvo que separarse de su familia a los 14 años para defender su sueño. Hecha para romper metas, Deborah Rodríguez supera día a día los objetivos que se ha ido proponiendo. El esfuerzo es su herramienta fundamental.

Los inicios

El amor por el deporte le corre en la sangre. Todos en su familia están ligados de alguna u otra manera. Silvia, su mamá, fue atleta. Elio trabaja como entrenador en las inferiores de Central Español y sus hermanos Martín y Ángel, practican uno básquetbol y otro fútbol.

Palabras como entrenamiento, sacrificio y objetivos son comunes en la vida de Deborah. Siempre han estado presentes en una familia que se entrega por entero al deporte.

«Mi madre ha sido muy importante en mi carrera. Siempre me incentivó a que practicara atletismo».

Comenzó a frecuentar las pistas de atletismo cuando apenas tenía cuatro años. Cuenta que en sus inicios no le iba nada bien con el atletismo, pero en base a perseverancia logró revertir la historia. Ya para los 12 años, empezó a mostrar los frutos de tanto sacrificio. Los buenos números y el potencial que asomaba en aquella joven hicieron dar el gran salto. El departamento de Maldonado la esperaba.

Sus apoyos

Su familia y Dios son los pilares en los que Deborah se apoya día a día.

Deborah confía en el señor antes y después de cada largada. Confiesa que siempre la ha acompañado en los momentos difíciles al igual que su familia a la cual define como «mi vida». Ángel, su hermano mellizo, es el ser con el que posee una conexión especial. «Es increíble. A veces no hablamos, pero siento que está mal y le mando un mensaje. Él hace lo mismo conmigo. Estamos conectados», cuenta mientras aclara entre risas que a su hermano mayor «lo ama aunque la pelea».

El esfuerzo

Uruguay vive netamente de fútbol. Es el deporte predilecto por el pueblo oriental. El país se parte al medio entre dos equipos que se roban todas las miradas. En los últimos años, el básquetbol ha crecido muchísimo y ha logrado hacerse un pequeño lugar en la consideración, pero sin llegar al alcance del fútbol.

Los deportes menores no tienen el apoyo político ni mediático. Los atletas deben triplicar esfuerzos y correr con desventajas a la hora de competir internacionalmente.

Las ganas y la motivación cumplen un rol fundamental en la carrera de cada atleta. Deborah llevó este mecanismo a la perfección.

El comienzo del sueño

A sus 14 años le llegó una posibilidad única. Llegar a Maldonado era un sueño para Deborah. Vivir a pocos metros de la pista era una posibilidad totalmente favorable para desarrollar su pasión. Además, se daba la posibilidad de ser entrenada por Andrés Barrios, una eminencia en el atletismo uruguayo.

«No podía desaprovechar de ninguna manera la oportunidad que se me presentaba. Haber sido convocada por Andrés (Barrios) para que yo entrenara junto con Andrés Silva y Heber Viera era una oportunidad única. No todo el mundo tiene esa chance que se me dio a mi de por entrenar a la par de ellos. Crecí muchísimo».

Si bien la decisión fue difícil por tener que alejarse de su familia siendo muy chica, no dudó en ningún momento en aprovechar la chance. Sus padres se vieron imposibilitados en cortarle el sueño a Deborah y acordaron apoyarla en su decisión siempre y cuando se esforzara al máximo y siguiera con sus estudios.

Deborah no los defraudó. Se acomodó sus horarios y cumplió con la promesa que había hecho. Luego de terminar la secundaria, comenzó a estudiar inglés y Derecho. El entrenamiento, en doble turno por cierto, se acompasó entre medio de los libros.

La amistad con Andrés

«Con Andrés (Silva) somos como hermanos. Desde hace años entrenamos juntos, tenemos muchos viajes encima, nos conocemos mucho».

Records y más records

Con tan solo 15 años, recién instalada en la costa uruguaya, Deborah comenzó a hacerse un nombre en el atletismo y a ser reconocida constantemente. Sus números comenzaron a llamar la atención. Pese a no practicar uno de los deportes más populares de su país, logró estar en la consideración pública.

En el año 2008 explotó. Se consagró campeona sudamericana de menores en prueba de 400 metros con vallas; campeona nacional en 100, 200, 400, 800 metros llanos y 400 metros con vallas; campeona juvenil en 100 y 400 metros llanos y 400 metros con vallas; campeona nacional mayores en 100 y 400 metros llanos y 400 metros con vallas; y campeona nacional menores en Cross Coontry.

Los resultados obtenidos la hicieron ubicarse entre las 20 mejores del mundo con tan solo 16 años.

«Siempre digo que no hay que quedarse con un cierto tope. Hay que dar más para seguir superándose».

Y así fue… Deborah siguió estableciéndose objetivos para llegar a sus metas y lo logró. Se ganó el derecho a ir los mundiales de atletismo de Italia y Alemania donde consiguió la medalla de bronce y el record nacional con un tiempo de 59»21.

«En esos momentos, cuando estás en el podio y ves flamear la bandera de tu país sentís que todo el esfuerzo y el empeño que pusiste valió la pena».

Un video gentil, de postre:

 

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