LA MUSICA CLASICA, UNA ALTERNATIVA A LAS DROGAS Y LA DELINCUENCIA

El arte como arma social

El músico destacó que el destino de «cientos de miles de jóvenes venezolanos de escasos recursos ha cambiado gracias al sistema», el proyecto fundado en 1975 en los barrios pobres de Caracas por el compositor José Antonio Abreu, que vio en la música clásica una alternativa a las drogas y a la delincuencia. Rodríguez, que viajó a Londres con la Orquesta Juvenil Simón Bolívar, que junto con su joven director, Gustavo Dudamel, hechizó este fin de semana al público del festival londinense de los Proms, recalcó, en declaraciones a la AFP en Londres, que esta experiencia «no se limita sólo a Venezuela».

El «sistema» término con el que se conoce a la red de orquestas juveniles e infantiles de Venezuela, en la que participan actualmente 250.000 jóvenes «está siendo tomado como ejemplo a nivel internacional», afirmó Rodríguez, que es uno de los fundadores de la Orquesta Juvenil Simón Bolívar.

Este experimento artístico y social venezolano «está inspirando experiencias en muchos países de América Latina, entre ellos México, Guatemala, El Salvador, Honduras, Colombia, Bolivia, Perú, Ecuador», donde se han creado decenas de orquestas juveniles, dijo.

Y ahora, este esquema, que no ha sólo sobrevivido a siete gobiernos sino que ha recibido apoyo de todos ellos, «está siendo exportado a Europa», se ufanó Rodríguez, confirmando que en Escocia se ha lanzado recientemente un proyecto que aspira a «rescatar» a cientos de jóvenes, gracias a la música. Según el diario The Guardian ­que como la mayor parte de la prensa británica consagró en los últimos días artículos a los músicos venezolanos y al «sistema»­ el proyecto piloto ha sido lanzado en Raploch, Stirling (norte de Escocia), una de las localidades más económicamente deprimidas del Reino Unido.

Allí se va a crear una orquesta juvenil que, como las de Venezuela, estará integrada por niños y jóvenes de los sectores económicos más vulnerables, donde la pobreza, el uso de drogas y la delincuencia, son cosas de la vida cotidiana.

Según The Guardian, este proyecto que aspira a sacar a cientos de niños y jóvenes de las calles y cambiar sus vidas surgió luego de que el ex obispo de Edimburgo, Richard Holloway, visitara Venezuela y conociera directamente la experiencia.

El obispo, que preside actualmente el Consejo Escocés para las Artes, quedó convencido que el modelo podía ser importado con éxito a Escocia, indicó al diario la directora del proyecto, Nicola Killean, que añadió que luego el experimento será extendido a otras ciudades escocesas, como Glasgow y Aberdeen.

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